III

4.6K 572 95
                                    

        Aquella misma noche vomité por la nariz por primera vez. Creí que se trataba de alguna infección estomacal, pero no era así. Resulta que mi cuerpo llegó al tope con tantos tranquilizantes que tomé. 

        Pasé cada minuto de aquel día desintoxicandome en mi habitación, retorciéndome en la cama debido al dolor pulsante de cabeza y a las incontenibles nauseas. Sin mencionar la perdida de fluidos corporales causada por el vomito, diarrea y continuas horas de llanto imparable.

        Abrí los ojos sintiéndome mejor, el llanto y las nauseas se habían detenido pero el dolor de cabeza permanecía, aunque a un nivel mucho menor.

        —¿Te sientes mejor?— Giré la mirada y distinguí de entre las sombras  el estilizado cuerpo de Allen —Pareces estar mejor.

        —Me siento mejor ahora.

        —Es bueno escuchar eso— Bajó la cabeza y sujetó la manija de la puerta como si dudara en entrar. No dijo nada más y permaneció parado en la oscuridad del pasillo.

        —Puedes entrar, no me molesta— Quizá seguía un poco drogado, jamás había permitido a nadie entrar a mi habitación, o mas bien, no si llevaba tan poco tiempo de conocerlo.

        —Sabes, dudé en si debía llamar a una ambulancia— Dijo mientras seguía parado en el mismo sitio. 

        No respondí. Lo observe tranquilamente y él me devolvió la mirada. Yo no insistiría en que entrara a mi habitación, si él no deseaba hacerlo no tenía por que obligarlo. 

        —¿Necesitas algo?—Llevó ambas manos a su nuca y rodó los ojos nerviosamente.

        —No—Mi estomago me traicionó en ese momento soltando su mejor y más fuerte rugido.

        Allen sonrió burlonamente y desapareció de mi vista.

        «Quien diría que él sería quien cuidaría de mi, a pesar de que yo soy el que tiene mejor salud»

        Allen se volvió a hacer presente, pero esta vez sus manos estaban llenas.         Sostenía una charola de metal y encima de ella llevaba un tazón junto a un vaso con agua. 

        —Traje un poco de sopa— Esa vez no dudó en entrar en mi habitación —Deberías comerla, vomitaste todo lo que había en tu estomago. 

        —Sí, gracias— Sujeté la cuchara y revolví la sopa esperando que enfriara un poco         —¿Donde están nuestros padres?

        —Tus padres— Respondió al instante —Son tuyos, no míos.

        —Ellos te han adoptado, ahora también son tus padres.

        —No, mis padres se fueron hace mucho tiempo. ¿Te lo dije cierto? Yo no busco tener un lugar aquí, en tu familia, en tu propio hogar. No lo necesito. No lo quiero. 

        —¿No?— Me llevé una cucharada a la boca, pude sentir el sabor de la pasta seduciendo mis papilas gustativas. No podía evitar sentirme como un niño pequeño que continuaba celoso por su nuevo hermano. 

        —No.
                

        Los siguientes minutos pasaron en silencio, él solamente permaneció ahí parado sin decir nada, viéndome devorar la sopa que el había preparado. 

        —Entonces, ¿Somos hermanos?— Mi boca se movía sin escuchar razón.

        —No lo creo. Tus padres son mis tutores ahora. No se si eso nos convierta en hermanos, no en hermano reales al menos— Tomaba cucharada tras cucharada tan rápido que comencé a atragantarme. La mano de Allen se posó rápidamente sobre mi espalda y golpeó ligeramente para ayudarme a tragar y recuperar el aliento.

        —Sé más cuidadoso— Su mirada era tan profunda, hasta el punto en que me avergonzaba.

        Recogió todo y salió de la habitación. Por varios minutos permanecí en la misma posición, sin decir o hacer nada. Aguardando a su regreso. 

        Cerré los ojos un momento y para cuando volví a abrirlos me sentía diferente. Más relajado. Continué en cama, mirando a la oscuridad, esperando por ver la silueta de Allen aparecerse frente a mi. Lo visualicé tanto en mi mente que se volvió realidad. Allen atravesó mi habitación y se sentó en el suelo a un lado de mi cama, quedando a corta distancia de mi.

        —¿Estás mejor?— Preguntó mientras me miraba fijamente. Asentí.

        Esa noche hablamos como dos personas que no tienen miedo a nada. Discutimos temas sin sentido, de vez en cuando él soltaba una pequeña sonrisa. Me preguntó sobre mi fobia, pero yo no fuí capas de preguntar sobre su pasado.  Cruzamos miradas incontable cantidad de veces. Nos dedicamos cientos de palabras. 

        Cuando mi cuerpo pidió descansar, lo hice. Aproveche un momento en el que la conversación disminuyó y caí profundamente dormido. 

        Esa noche, mientras dormía, pude sentir la mano de Allen sujetar la mía.

        No pude evitar hacerme mil preguntas.

        ¿Soy alguien que merece ser amado?

All about our love... (Yaoi-BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora