Preguntas

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23 de diciembre de 2027

Niklaus Novikov estaba orgulloso del avance de Sarah. Sin duda, siempre supo que la nieta de Anastasia Romanov tenía lo esencial para triunfar en ese rubro. Lo supo cuando la vio a los 13 años, en la parte de atrás del espectáculo en Suiza.

Cuando Sarah tenía 13 años, él la conoció. En ese entonces era solo una niña tímida y asustadiza que guardaba silencio e intentaba pasar desapercibida. Entonces, Anastasia y Andrew Craig le invitaron a ese espectáculo de niñas que estudiaban ballet durante el verano, y reconoció de inmediato a la que sería su aprendiz. Sólo necesitaba saber algo, y se lo preguntó, ¿Por qué bailas, Sarah?, fue la única vez que le nombró por su nombre inglés. La niña de ojos asustadizos no supo qué contestar, entonces, él le prometió volver el próximo verano a Suiza, y esperaba que ella le diera una respuesta, la que ella sintiera suya.

Cuando Niklaus la volvió a ver en el verano en que ella tenía 14 años, y según su abuela iba en tercer año, esperó paciente a que terminara el espectáculo, la niña, había pasado de ser la última de la fila, hasta estar en primera fila tras el protagónico. No fue necesario repetir la pregunta, cuando la pequeña rubia se acercó a él, su mirada ya no era asustadiza, sólo era tímida. Porque quiero que me vean, fue lo que confesó, porque me gusta bailar y desconectarme de la realidad, porque quiero volar. Él asintió conforme con la respuesta. Te enseñaré a volar, le dijo, y haré de esto parte de tu vida, la niña asintió con una sonrisa, haré que brilles tanto como el sol. Fue su promesa a la pequeña niña de pequeños sueños.

La mujer que tenía en frente era fruto del arduo trabajo que habían hecho en el colegio, era el fruto del arduo trabajo de las dos compañías que le habían contratado a su corta edad. Y él estaba orgulloso, también, de haber cumplido con su promesa a Anastasia. Había salvado una vez más los sueños de Sarka, y la había salvado de su propia miseria.

La rubia estaba terminando su pirouette, el segundo del día, y lo había hecho perfecto. Niklaus no lo hubiese hecho mejor, y ni su mejor bailarina lo hubiese hecho tan bien.

- ¿Por qué bailas, Sarka?- le preguntó cuando la chica hizo una pequeña reverencia. Los ojos verdes claros, que un día fueron asustadizos le vieron con decisión, la tímida niña, ya no existía. Era una mujer fuerte y decidida, una pequeña sonrisa surcó su cara, como si el recuerdo de aquella pregunta le diera de golpe.

- un día me prometiste qué harías del Ballet parte de mi vida- él asintió- pero lo hice mi vida­- fue sincera- era más que el hecho de que me vieran, fue más que un gusto, es más que el deseo de volar- se sinceró- durante años fue parte de mi escape, pero los aplausos, las lágrimas, las sonrisas que puedo generar con esto, eso es lo que me motiva. Tú me motivas, no sabes lo importante que fue tu educación para mi- se sentó en el suelo- me salvaste, no solo de mi miserable familia. Salvaste mis sueños, mis emociones, un día quisiera hacer eso por alguien. Salvarle los sueños- terminó de confesar- y hoy, casi siete años después, lo volviste a hacer.

Niklaus asintió, conforme y orgulloso por su respuesta.

-Sé que tienes un contrato con la compañía francesa, sé que te quedan años para seguir bailando- la chica asintió- pero puedo ofrecerte más que eso. Te ofrezco enseñarte para que dirijas tu propio elenco. Te ofrezco enseñarte todo lo que sé para que un día, le salves los sueños a alguien.

-No puedo dejar la compañía, mi contrato dura hasta septiembre- él asintió.

-Te puedo ver en octubre- dijo Niklaus­- Ve a Rusia conmigo. Eres lo más cercano a una hija para mí, puedo enseñarte todo lo que se antes de que me retire. No es necesario que bailes para mi elenco, te ofrezco ser tu mentor, una última vez.

✔✔SAUDADE||  SAGA ALMAS UNIDAS|| 3° LIBRO HEREDEROS|| TERCERA GENERACIÓN HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora