Capítulo 3. Una fiesta y algunos contratiempos

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Capítulo 3.

—¿Te falta mucho? —preguntó Iris al otro lado de la puerta, normalmente la impaciente suelo ser yo, pero esta vez le correspondía el papel a ella.

—¡Un momento! —dije mientras comprobaba que todo estuviera perfecto, ya que aunque iba obligada por mi naturaleza cotilla, era al fin y al cabo la fiesta de mi crush, debía al menos verme bien —ya estoy.

—Whoa —Iris me repasó de arriba a abajo con sus ojos azules —¿quién eres tú? ¿dónde está mi mejor amiga? —me cojió de los hombros tratando de actuar preocupada pero su teatro se calló con una risa involuntaria, a la que me uní luego.

No me molestó para nada el comentario, porque tenía razón, no soy una chica de ponerme vestidos, ni cosas muy ostentosas, no es mi estilo, pero como ya dije hoy era la excepción.

Me vestí con un vestido negro que me llegaba por encima de las rodillas, bastante ajustado, haciendo más notorias mis curvas, de algo me servía ser arrastrada y obligada por mi hermana a hacer deporte, unos tacones que para mi poca costumbre los logré manejar bastante bien. En lo que se refiere a complementos, estaba usando, por primera vez, un collar que me regaló mi padre por un cumpleaños, poco maquillaje y cabello al natural, listo, eso era todo

—Ashley, sabías que eres demasiado guapa ¿verdad? —dijo ella sacandome de mis pensamientos

—Tú no pareces para nada nerviosa —evadí  el comentario al no saber que responder

—¿Debería?

—No te le vas a declarar a Hades

—ah eso —soltó una risita nerviosa

—Iris, aún estoy a tiempo de no ir a esa fiesta —advertí

—No, tú no lo harías, no me dejarías abandonada.

—No me tientes.—entrecierro los ojos.

En ese momento entró por la ventana mi gato, Mushu, la razón del nombre es principalmente el color rojizo de su pelaje y porque la verdad me parece un lindo nombre.

—Aún sigues teniendo a esta bola de pelos.

—Vienes prácticamente todos los días y no te habías dado cuenta.

—Bueno es que da la casualidad, de que cuando yo vengo el no está.—se cruza de brazos.

—Si está, se pasa la mayoría del tiempo debajo de la cama, tal vez sea por eso.

—Por cierto ¿cómo están tus hermanos?, no los he visto.

—Owen está en casa de sus suegros y Ela....bueno ya sabes. 

—Y...¿Olivia?

—No por favor, no hablemos de ella ahora —me respondió con una sonrisa triste. Al instante cambió de tema como le pedí.

—Bien, vamos al auto —dije mientras respiraba hondo.

—¿Estás nerviosa? —pregunto sin rodeos.

—Tú que crees —no necesitó más, sabía que estaba más nerviosa de lo que realmente demostraba.

En el camino permanecimos calladas, estaba anocheciendo. Así que el paisaje era bastante bonito para la velada. No tardamos mucho en llegar porque Eros vivía a una pocas manzanas de mi casa. Le insistí a Iris para ir caminando, que no era necesario venir en auto, pero como siempre no me hizo caso y aquí estamos.

¡Mi crush es Cupido! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora