Sadistic games

7. Reencuentro.

Para Jimin, las cosas con Taehyung no habían funcionado. Por más que se esmeraba en enamorarse del chico, se dio cuenta de que no podía forzarlo.

Y es así que una noche donde salieron a caminar al parque se lo dijo.
-—"Lo siento... Pero pienso que solo voy hacerte perder el tiempo, de verdad que por ahora no creo poder salir en plan romántico."— y Taehyung asintió con la cabeza, el sabía que no tendría oportunidad. Pero fue agradable poder conocer a ese vecino de sonrisa grande y ojos pequeños.

Después de ese día solo se saludaban cuando se encontraban por la calle. O de vez en cuando se pedían alguna cosa que les hiciera falta.

Solo cosas de vecinos.

Y es que aunque Jimin la hubiese pasado mal, no podía evitar recordar a ese doom que más de un suspiro le robó.

Y miró hacia la calle mientras acomodaba las sillas de aquella cafetería y librería donde trabajaba. Había sido reconfortante encontrar sitio ahí, era tranquilo y podía hacer las dos cosas que amaba.

Beber café y leer de su libro favorito.  El dueño era accesible y muy gentil con su persona, él señor Kim había depositado su confianza en él. Y hasta le dio copia de las llaves de todos los lados, por si algun día el faltaba.

Así es como dieron las ocho de la noche, cerraban a las nueve, por lo que se puso a limpiar y acomodar algunas cosas. Había poca gente en el establecimiento por lo que no se molestó en tomar una taza de café y abrir su libro, "Cien años de soledad" de Gabriel García Márquez. Se adentró tanto en la lectura que al mirar el reloj se dio cuenta que faltaban veinte minutos para cerrar.

El lugar ya estaba vacío, pero afuera parecía a ver demasiada gente. Un estruendoso ruido llamó su atención, por lo que salió del local. Su pecho se detuvo por un minuto, frente a el estaba un choque, un auto gris había chocado contra uno negro, pero ese auto... Ese lo reconocía, ese auto negro era el mismo que Yoongi tenía, las matrículas eran las mismas.

La desesperación se apoderó de su cuerpo, se quitó el mandil y comenzó a correr hacia donde se encontraba. Yoongi estaba inconsciente, a pesar de llevar puesto el cinturón de seguridad, el impacto hizo que su cabeza chocara contra el volante antes de que se activara la bolsa de aire.
Trató de abrir la puerta pero era imposible al tener el seguro puesto por dentro.

El llanto de las ambulancias y policía no tardaron en escucharse. Parecía irreal, se sentía irreal. Observó como los rescatistas forzaban la puerta para poder sacar al pelinegro. Quién aún contenía aliento de vida.

Le colocaron mascarilla de oxígeno mientras lo subían a la camilla, poco después le subieron a la ambulancia, donde Jimin no tardó en subir , su rostro seguía empapado de lágrimas.
Estaba en shock, no reaccionaba ante tal situación.

Poco menos de media hora y ya se encontraban en el hospital más cercano, Jimin bajo junto a Yoongi, tomando de su mano, sin embargo le apartaron cuando tuvieron que llevarlo a la sala de urgencias.

Se sentó en la sala de espera, sus manos estaban temblorosas. No había pensamiento que cupiera en su cabeza ahora.
Tras esperar un buen rato alguien hizo un llamado. — "¿Familiares de Min Yoongi?"— Jimin se levantó y caminó hacia la enfermera, explicando que el no era familiar pero que le conocía.

Teniendo que decir que habían estado en una relación, de aquel modo le dejaron entrar. La habitación estaba fría, con todos blancos que le cresparon la piel.
— Tuvo una lesión en el hombro, nada grave, pero si va a requerir reposo hasta que mejore. En unos dos días le darían de alta, más que nada para que monitoreen su estado. — hizo una pausa aquella enfermera. — Le dieron una dosis de anestesia, podría despertar en un rato o hasta la mañana.— y sin más se marchó.

Jimin aún trataba de asimilar lo sucedido, pero no tardó en tomar asiento en la cama, su mano tomó aquella que hacía en las mantas, estaba fría. Miró el rostro de Yoongi , estaba sereno, no había expresión en el y Jimin no pudo más, se encorvo en su lugar y el llanto hizo lo suyo. Estaba totalmente desecho, no era así como se imaginaba reencontrarse con el mayor.

No en una cama de hospital. Pero sin embargo, ahí estaba, llorando por su estado hasta que sintió una mano tocar su cabeza. — ¿J-jimin?— un susurro, apenas legible se hizo presente. Jimin levantó la cabeza con rapidez, incrédulo de lo que había escuchado.

Y no pudo evitar abrazarle mientras sonreía, mientras lloraba. Le había hechando de menos. — ¡Idiota!, ¡Estúpido!— le insulta, no por coraje. Sino por preocupación, sus manos están echas puños en contra del pecho ajeno, la mano de Yoongi sube a la tierna mejilla del más bajito, limpiando sus lágrimas, acunando está misma. — Jiminnie, cielo, respira, sabes que te empiezas a hiperventilar cuando lloras así.— su voz ronca le consolaba, pasaron unos segundos para que pudiese retomar la respiración.

— No imaginé verte así, no así.— dice, sus dedos se entrelazan, sonríe vagamente. — Yo pensé que jamás volvería a verte.— responde Yoongi, con un poco de tristeza en su voz. — Perdoname Jimin, por lo que hice, se que nada lo justifica. Pero estaba tan confundido que pensé que alejandote estarías mejor.— le dice, sus dedos dejando una leve caricia en la muñeca del moreno.

Jimin no sabía cómo tomar aquello, parte de su corazón seguía herido, pero la otra parte aún quería a ese hombre. Se debatía en volver a confiar en el o en alejarse permanentemente.

¿Que harías tú en este momento?, ¿Dejarías ir al amor de tu vida para sanar tu mismo?, ¿O te aferrarias a él, sabiendo que irá hacía lo mismo?