Capítulo 1 - Run

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Otro gemido seguido de otro golpe y el golpeteo constante de la cabecera de la cama, estaba cansada de eso, el era un animal, un día mataría a golpes alguna de sus putas y yo tendría que pagar sus pecados por él, o eso era lo que me había dado a entender en mi cumpleaños número 18, no quería seguir teniendo esta vida, no quería la universidad ni esa mierda, solo quería paz y esta noche por fin la tendría.
Mire la hora en mi reloj en mi mesita de noche, solo faltaban 15 minutos y podría irme, ya no tendría que estar en esta casa, y ese estúpido testamento se iría a la mierda con ese hombre, el cual tendría que haberme amado, pero no su depresión lo llevo a lastimarme y mantenerme cautiva.
Otro golpe se escuchó, y tras de ese otro, un gemido ronco se hizo eco en la casa, indicando que ya había acabado. Mire de nuevo el reloj. Once y cincuenta y cinco minutos, solo cinco minutos faltaban, tendría que ponerme en marcha lo más rápido posible si quería irme a tiempo.
Me coloque de pie con el debido cuidado que eso conllevaba evitando que la madera del piso rechinara, cogí mi bolso ya preparado, solo ropa, mi laptop que con tanto esfuerzo mantuve lejos de él, para que no la destruyera, mi pequeño teléfono, y dos pares de zapatos, abrí mi closet con cautela tomando todo el dinero que había guardado en el cofre que alguna vez fue de mi madre, ese dinero era lo único que tenía,  ese dinero era por trabajar como cajera durante los últimos 6 años y la otra era el dinero que le robe a él, no era una ladrona, pero parte del dinero que él tenía me pertenecía así que esa era la gran diferencia.
Me acerque a la ventana abriéndola con cuidado, desde mi posición la altura era un suicidio para mis 1.63mts, pero a su vez era un salto limpio, solo tenía que flexionar un poco las rodillas y todo saldría bien, Salí por la ventana aventando el bolso y sin más vacilaciones me lance cayendo en cuclillas pero la gravedad hizo de las suyas trayéndome hacia adelante, así haciéndome aterrizar con la nariz, no me dio tiempo de sentir dolor a estas alturas la adrenalina corría por mis venas haciéndome sentir eufórica.
Tome el bolso y salí corriendo lo más rápido que pude, Si él iba a mi habitación y no encontraba a nadie claramente esto se convertiría en una persecución que sé que no ganaría, él era un animal, pero uno muy astuto, tenía poder en este pueblo, y si me atrapaba jamás volvería a ver la luz del sol, y no quería eso, el haría lo necesario para romper el testamento y mantenerme cautiva.
No sabía cuántas calles había corrido, solo sé que me detuve al ver la parada de autobús, pero antes de poder terminar de llegar una patrulla paso por mi lado, si alguien de allí dentro me reconocía estaba jodida en todas las formas existentes, pero para mí buena suerte la patrulla paso de largo, y sin saber que había retenido el aire lo solté todo de sopetón mientras lamia mis labios resecos adentrándome a la estación acercándome a la taquilla visualizando a Leonard allí.
–Hola pequeña Tam, que haces a estas horas de la noche fuera, el Sheriff se molestara – frene a Leonard mostrándoselos billetes de Diez dólares.
–Me darás un boleto de autobús a donde sea, pero que sea lo más lejos que puedas de aquí, y lo más importante no le dirás a Ralf que me viste – dije sacando un billete de cincuenta dólares
–Al fin lo estás haciendo muchacha, guarda ese dinero, toma – alejo el dinero que le ofrecía y me tendió un tiquete – Pittsburgh es lo suficientemente lejos de aquí, y el jamás llegara a ti pequeña Tan, Ahora corre, faltan dos minutos para que salga el bus – me despedí de él agradecida y corrí lo más rápido que pude hacía el autobús, logrando llegar antes de que cerraran sus puertas, entregue el tiquete yendo a sentar directamente en el lugar más alejado.
cuando el autobús arranco me sentí respirar nuevamente, saqué el pequeño espejo de mi bolso y al ver mi rostro quise llorar, él había hecho eso, sabía que mi cumpleaños estaba cerca, y él sabía que intentaría irme, pero él no sabía cuándo, ni siquiera recordaba cuando era mi cumpleaños, así que hizo esto, él sabía que no me agradaba salir de casa así de esta manera, pero lo había burlado, aunque eso no quitaba que tenía un gran moretón en el ojo izquierdo y el labio roto, sin mencionar lo hematomas en la parte superior de mi costado derecho, y esas marcas rojas en mi cuello, o claro  eso sin contar un poco de sangre saliendo de mi nariz por haberme caído al saltar por la ventana.
–Es hora de relajarte Tamara – me dije a mi misma – ya salimos de ese lugar, comenzaremos de nuevo y el jamás nos encontrará, nunca nos volverá a lastimar y nunca volverás a escuchar los gemidos de sus putas – susurré cerrando los ojos mientras me quedaba dormida plácidamente.
**
Sentí un zarandeo frenético, era agradable al momento, pero aun así sabía que tenía que despertarme, la persona que me estaba despertando se cansaría pronto de hacerlo.
–Señorita ya hemos llegado despierte – ese era mi pase para despertarme, abrí los ojos mirando a un hombre a mi lado, debía tener un poco más de mi edad – llegamos hace 20 minutos, pero se veía tan candada que no quise despertarla, de todas maneras, aun no salimos de regreso – me puse de pie de inmediato.
–Qué hora es? – pregunte tomando mi bolso.
–Son las 6 de la tarde, al parecer durmió todo el viaje – suspiré cansada, solo asentí y le agradecí al chofer antes de bajar e ir directo al baño de la estación de autobuses. Al entrar mire mi reflejo, el moretón se veía aún peor, que vergüenza haber estado así en todo momento mientras hablaba con el chofer.
Saque el poco maquillaje que tenía, e intente hacer algo con mi cara moreteada y las marcas en mi cuello.  cuando vi que por fin estaba algo oculto me puse una gorra y lentes saliendo de aquel lugar no teniendo ni la menor idea de a dónde ir, tenía 50 mil dólares en mi bolso, no era gracias a mi sueldo de cajera, pero aun así era algo seguro, así que empezaría por encontrar un lugar donde quedarme, no puedo vivir en la calle. Caminé por el pequeño pueblo hasta que di con algo que realmente me gusto.
‘’APARTAMENTO EN ALQUILER’’
Se encontraba arriba de una pequeña librería. Entre al lugar y vi a una mujer mayor detrás de la caja registradora, me acerqué a ella llamando su atención al momento.
–Buenas tardes, quisiera saber sobre el alquiler del apartamento – dije mirándola atreves de los lentes de sol.
–Oh querida al fin alguien llega alguien preguntando, ese cartel lleva allí casi 2 años, pensé en quitarlo hace mucho pero nunca tenía oportunidad. ¿Eres nueva en el pueblo? – Asentí levemente, sintiéndome nueva y renovada – son 20 dólares semanal, si quieres el abogado estará aquí por la mañana lo llamare en un momento, pero si no tienes donde quedarte puedes hacerlo allí y si el abogado me confirma mañana firmas.
–Si eso quiero señora… – deje la palabra en el aire porque no sabía cuál era su nombre.
–Paty querida, ahora ven ya no hay más ventas por el día y debo ir a casa, déjame mostrarte – seguí a Paty muy de cerca, fuimos por una puerta que estaba junto a la puerta de la librería, subimos por unas escaleras que conducían a otra puerta, Paty la abrió y dejo a la vista un muy acomodado apartamento– Era de mi hija, por eso esta amueblado pero ella se fue hace muchos casi dos años a la universidad, todos los jóvenes quieren huir de este pueblo, pero tú eres joven querida que te trae por aquí.
–Solo busco tranquilidad, independizarme – mentira, quería Huir de él.
–Este es el pueblo perfecto querida. Aquí tienes – tome las llaves que me ofrecía, pero antes de que se fuera la frene tomándola del brazo.
–Necesito un empleo, sabe en el pueblo donde puedo conseguir uno – Paty hizo un ademan de estarlo pensando hasta que chasqueo su lengua y tronaba sus dedos.
–En el Bar de los hermanos Cox buscan camarera, puedes ir mañana queda a una cuadra de aquí. – asentí dejándola ir, esta dejo el apartamento, y me tome la libertad de explorarlo, tenía un baño, una habitación, un pequeño comedor acompañado de una cocina, y una estancia bastante agradable, se sentía como casa.
A la mañana siguiente, si es que se podía decir que era de día ya que mire la hora en mi teléfono y eras las 11, me bañe y vestí y fui directo a la librería quería saber si Paty había llamado al abogado para confirmar la firma del contrato.
–Buenos días Paty – dije mientras entraba a la librería, pasé mi cabello castaño a un lado de mi hombro mientras me sentaba frente a la caja – El abogado vendrá.
–Oh si querida, llega como en una hora – dijo acomodando los libros tras de el – y me tomé el atrevimiento de hablar con Alan Cox sobre ti, le dije que irías en la tarde, luego de la firma del contrato.
–Me parece maravilloso Paty, por cierto, ayer no te dije mi nombre – dije extendiéndole la mano – Tamara Well – esta tomo mi mano sacudiéndola. Nos tomamos un café, y le compre algo para desayunar, era medio día así que contaba como almuerzo de igual manera no importaba.
Al llegar el Abogado Paty me notifico que solo serían 10$ semanales, utilizo la excusa de que era muy joven, y si me contrataban en el bar pasaría más tiempo en el que en el apartamento, luego de esa reunión me despedí de Paty y fui al bar, en cual al entrar estaba completamente vacío.
–Hola? – pregunte alzando la voz mientras terminaba de entrar, era un lindo lugar, grande y bonito.
–¿Quién eres? – una voz ronca se escuchó tras de mi erizando los vellitos de mi nuca mientras temblaba sutilmente, me giré lentamente y unos ojos azules me atraparon allí mismo, sentí mi cuerpo reaccionar ante aquella masa de musculo y tinta, ese hombre era hermoso, sus ojos azules y su cabello castaño lo hacían ver como un ángel, pero sus facciones duras te prometían el infierno si te metías con él.
–Soy Tamara Well… Paty me dijo que buscaban camarera – dije sintiéndome nerviosa, pero extasiada a la vez con la presencia de aquel enigmático hombre.
–No contratamos menores de Edad niña – dijo tomando una posición recta haciéndome mirar hacia arriba.
–Asustas al pequeño cachorro, Alex – otra voz me hizo girar y mi boca se abrió de golpe, y si no la cerraba comenzaría a babear en pocos minutos, él era la réplica exacta de su hermano. Y sé que son hermanos porque son idénticos, lo único que los diferencia, es que uno tiene tatuajes en los brazos, y el otro hasta el cuello, y obvio su distinto tono de ojos – ¿cuántos años tienes dulzura? – este parecía más travieso y menos rudo que el otro.
–Ten… tengo – me aclare la garganta sintiéndome caliente en ese momento – tengo 21.
–Identificación – dijo el otro saco de musculo soltando un gruñido haciéndome sobresaltar. Metí la mano en mi bolsillo y se la extendí con mi mano temblorosa – Los cumpliste el día de ayer – dijo un poco seco – felicidades
–Gra… – suspire pesadamente al sentir la cercanía del otro sujeto a mis espaldas, los dos eran gigantes, tatuados y hermosos, me sentía intimidada, y excitada a la vez. Ningún hombre me había hecho sentir así, y me alarmaba que lo hicieran dos.
–Que decías hermosa – pregunto el que esta tras de mi tomando un mechón de mi cabello y lo enrollaba en sus largos y grandes dedos.
–Gracias – susurre bajando la cabeza un poco apretando mis muslos, su toque se sentía muy íntimo, porque dos extraños tenían tanto efecto en mi a pesar de que me aterrorizaban.
–Bien, estas contratada – me exalte chocando con un cuerpo duro y caliente.
–Ni siquiera me hicieron una entrevista – dije tragando grueso.
–Eres legal en el país? – asentí a la pregunta del que fue llamado Alex – has trabajado antes?
– ¿Si de cajera cuenta? – el hombre de ojos azules asintió
–¿Estás casada? – mire sobre mi hombro dándome cuenta que nunca deje de apoyarme de él así que me hice a un lado mirándolo a los dos, gran error, ahora me intimidan más.
–No estoy casada – dije apretando más los muslos disimuladamente
–Alguna relación? – pregunto el de ojos verdes y cuello tatuado
–Perdón me dicen sus nombres?
–Alan Cox– dijo el de ojos verdes.
–Alex Cox – esta vez dijo el de ojos azules, aunque ya este lo sabía.
–Bien, no tengo ningún tipo de relación con nadie, ni familia, soy 100% norte americano, y tengo 21 años – dije rápidamente cruzando mis brazos.
–Bien, si te hacíamos o no pregunta no cambiaría la decisión, estas contratada, empiezas esta noche, ven a las 6 para enseñarte todo– dijo Alex pasando por mi lado.
–Nos vemos pequeño corderito – Salí de allí sintiéndome caliente y muy… muy excitada esos hombres me encendía, no podría elegir por encima de alguno, los dos son exquisitos, Dios estoy tan jodida.

PoligamiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora