Capítulo 4 - Compras e invitaciones

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Alex
Ella estaba tardando mucho, vi en sus ojos que el sonido del teléfono le afectaba, su reacción fue igual que cuando vio a Tom ayer por la noche en el bar, ellapiensa que nadie se die cuenta de aquello, pero Alan y yo la observamos, siempre la estamos observando, todala semana ella fue nuestro foco de atención, sé que he sido un poco frívolo con ella, pero yo a diferencia de Alan no me podre controlar, el es más controlado y sutil, yo no, yo suelo ser más intenso y brusco.
–Ella no está viniendo Alan – salte bruscamente parándome demi sitio.
–Alex hombre, relájate solo está hablando por teléfono, nisiquiera sabemos con quien esta hablando – Gruñí en frustración sentándome nuevamente.
–Me molesta que pueda estar hablando con quien sea que la lastimo Alan – comente en voz baja.
–Oye, El corderito es inteligente, dudo mucho que este hablando con esa persona, tú mismo ves el pavor que esa persona le da, si contesto el teléfono es porqueestá hablando con alguien de confianza – Alan termino de decir aquello y los pequeños pasos descalzos de Ella inundaron la estancia atrayendo nuestra vista hacia ella.
Su nariz estaba un poco roja, al igual que sus ojos, estuvo llorando, pero aun así su sonrisa era hermosa, ella había estado llorando, pero aun así sigue sonriendo, esta se acerca a nosotros y vuelve a tomar su lugar.
–Lamento si tarde, era una vieja amiga, no había escuchado de ella en un buen tiempo – comento mientras le daba un bocado a su comida.
–Tranquila, solo note que estuviste llorando, ¿deberíamos preocuparnos por eso? – le pregunto Alan, ella negó brindándole una sonrisa cálida.
–Es que de verdad tenía mucho tiempo sin saber de ella, desde la preparatoria, ella se fue a la universidad de New york y yo me quede en casa – mientras decía aquello poco a poco se fue apagando haciendo que me doliera el pecho – Pero decidí dejar mi casa para vivir otro tipo de experiencias, el lugar de donde vengo es algo agitado, solo necesitaba un poco de paz – Comento casual, sabíamos que eso era mentira, pero no la hostigaríamos para que nos digiera la verdad, ella tendría que hacerlo sola.
–Y porque no fuiste a la universidad? – me aventure a preguntarle mientras daba un bocado a la comida, la tensión en su cuerpo era visible al momento, y Alan pareció notarla en el mismo instante que yo.
–No creo que la universidad sea para mi, en el instituto no fui muy sobresaliente, no pude optar por becas, y de verdad no me llamaba la atención ir la universidad– ella mentía, cada fibra de su cuerpo denotaba tristeza al decir esas palabras, si Aurora hacia bien su trabajo sabríamos todo de ella en algunos días.
–Nosotros tampoco fuimos a la universidad – Agrego Alan aliviando la tensión en el lugar.
– tampoco culminamos el último año de instituto, al cumplir los 18 abrimos el bar gracias a nuestro padre, el lugar estuvo a su nombre hasta que cumplimos los 21 y por fin pudimos decir que el bar era nuestro legalmente, nuestro padre se mudo a la granja más cercana, y nuestra hermana está cursando su tercer año de universidad, pronto la tendremos merodeando por aquí por vacaciones  – El hecho de decirle todo aquello me gustaba, quería que ella nos conociera un poco más, que ella realmente confiara en nosotros.
–Como hacían para trabajar en el bar a los 18?, eso no era legal – Subió las piernas al pequeño mueble cruzándolas como un indio, mostrando que realmente estaba curiosa por saber.
–Nadie comentaba nada al respecto, mi padre es un hombre muy respetado por aquí, fue el sheriff por eso el bar estaba a nombre a su nombre, fue un acuerdo para poder dejar la escuela, y para no levantar ningún tipo de inconveniente a nuestro padre, aunque el siempre nos apoyo y si algo sucedía nos escondía – Alan ama contaba esta parte de nuestra vida, siempre lo hace cuando bebe de mas.
–Pero ahora estamos por cumplir 30, y solo queremos relajarnos, atender nuestro bar, casarnos, tener hijos – sabia la intensidad con la que estaba diciendo esas palabras, me miro pormas segundos de los requeridos, pero amaba ver sus ojos, el verde de estos eran más oscuro que los de Alan, si ella llegara a aceptarnos, nuestros hijos tendrían unos hermosos ojos. – tú qué quieres Tami? – el apodo me salió natural, pero el hecho de ver sus mejillas rosadas me hacía feliz.
–No lo sé, quise independizarme hace mucho, luego de perder a mi madre esa fue mi meta, pero algo siempre me detenía – escupió con amargura contenida – quiero hijos, si – expuso de la nada cambiando de tema, se notaba que hablar de esa parte no le agradaba – quiero una familia grande – sus ojos brillaron con ilusión, y un poco de tristeza – no quiero que nada les falte nunca si lo obtengo. – bajo un poco la cabeza jugando con los dedos de sus manos.
–Lo obtendrás, créenos – Su confesión nos calentaba, y queríamos darle eso, pero si ella no nos recibíaa los dos, eso no pasaría, los dos la queremos, ninguno la quiere más que el otro, nuestros sentimientos siempre han sido parciales, y eso no cambiaria nunca, si ella no nos aceptaba a los dos, los dos nos alejaríamos juntos, porque romperle el corazón a uno, seria rompérselo a los dos.

PoligamiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora