Capítulo 5 - Cena, vino, y casi beso.

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Tamara
Caminamos de vuelta hasta mi apartamento, entre ellos llevaban las cosas que compre en el súper mercado, todo era tan sofocante junto a ellos, cada persona que nos veía pasar murmuraban, es que nunca habían visto a tres personas juntas.
–No les prestes atención, solo buscan algo que comentar, a este pueblo no ha llegado alguien nuevo desde, no lo sé – Alan parecía estar pensando al parecer fue hace mucho.
–Desde Meg – Mire a Alex, el cual estaba mirándome, pero cuando noto mi mirada enseguida la aparto mirando al frente – ella ha vivido aquí los mismos años que tenemos nosotros de vida, así que si, fue hace mucho – un gruñido bajo salió de él luego de su última palabra.
– Ummm ya veo – comente alejándome un poco de él, no quería incomodarlo, no importa lo que digiera Alan, A Alex no le agradaba, y tenía que hacer algo con la atracción que sentía por él. Mi móvil sono haciéndome parar en seco y Alex y Alan deteniéndose al mismo segundo que yo, tenía que dejar de hacer eso.
Saque el aparato de mi bolsillo, Otro número desconocido, El de Elena lo había guardado cuando llamo por la tarde así que no podía ser ella, el teléfono salió de mis manos en cuestión de segundo, Mire a Alex y este miraba la pantalla del móvil en confusión, descolgó la llamada poniéndosela al oído.
–Diga – su voz áspera y profunda me hizo estremecer, si quería intimidar a alguien pues ya lo hizo, el podía intimidar hasta al perro más bravo que se acercara a él, eso lo hace ver caliente en todos los sentidos – no vuelva a llamar a este número si no va hablar – a continuación, colgó la llamada – al parecer estaba equivocado – dijo entregándome el móvil y comenzando a caminar.
Mire la pantalla de mi móvil sintiéndome sofocada más de la cuenta, era él, yo lo sabía, mi numero no lo tenían muchas personas, y nunca me habían llamado ni por equivocación, no sé cuánto tiempo estuve analizando el móvil, solo sé que deje de hacerlo cuando oí el carraspeo de alguien a mi lado.
–Vamos – Miré a Alan y asentí. Llegamos al apartamento y me fui directo a la cocina yendo por un vaso de agua.
–Quieren? – pregunte sin mirarlos, ellos debían de pensar que estoy loca, como en un momento estaba bien, y al otro me detenía en el medio de la calle porque mi móvil sonaba, quise golpearme mentalmente unas quinientas veces.
–No, pero gracias, ahora que es lo ¿qué prepararas? – porque eran de esa manera, cualquiera ya se fuera ido, nadie los retenía aquí conmigo solo una estúpida invitación a cenar, y no me molestaría si se fueran corriendo, solo me rompería el corazón, pero no serian los primeros en hacerlo.
–Tenía pensado un pollo horneado con crema y vegetales salteados – comente sacando todo de las bolsas y ordenándolos en la despensa, cuando llego la hora de los dulces se me hizo agua la boca – Un chocolate estará bien – murmure por lo bajo, deje un chocolate en la isla de la cocina. Sentía la cercanía de los hermanos, cuando los enfrente estaban dentro de la cocina – ¿me ayudaran? – pregunte arqueando una ceja.
– Alex se mueve mejor en la cocina, yo soy un desastre para eso – Alex miro a Alan como si quisiera matarlo, y yo realmente me sentí horrible por eso, porque tendría que tener esta atracción por ellos, no la quería en este momento.
–Bien – asentí volviendo a lo mio, porque me dolía, me agradaba la atención de Alan, pero odiaba que Alex ni me mirara, yo quería la atención de los dos, no de uno o del otro, en qué demonios me convertía eso, que clase de mujer piensa de esa manera.
Ya  el pollo se encontraba en el horno, y los vegetales estaban entrando en cocción, en todo momento en la cocina me mantuve a raya con Alex, el simple hecho de rozarlo no seria para nada bueno, no para mi, dudo mucho que para él sea el paraíso. Mire dentro del refrigerador y no había nada de tomar para acompañar la cena.
–Mierda – espete cerrando el refrigerador, al darme vuelta Alex estaba a centímetros de mi.
–Esa boca – Comento bajando un poco para quedar a mi altura – Que te molesta Tami – el apodo me calentaba el cuerpo, no debería, pero lo hace, tenía que cortar esto, ellos tienen que dejar de afectarme tanto.
–No tengo ninguna bebida para acompañar la cena – Comente por lo bajo sintiéndome intimidada por su cercanía, pero amaba la sensación que le causaba a mi cuerpo, joder quien me entendía, los quiero lejos o los quería cerca.
–Yo me encargo de eso – me sobresalte al escuchar a Alan, Alex se alejo de mi con lentitud, se notaba que no le incomodaba la presencia de Alan, lo que acababa de pasar se sintió muy íntimo, y que Alan estuviera más cerca lo hacía más íntimo aún. – Iré al bar, debemos de tener  vino allí – sin más nada que decir salió de mi apartamento.
Mire a Alex y este ya estaba al otro lado de la pequeña cocina, en qué momento lo hizo no lo sabía, lo mire por unos cuantos minutos, hasta que me di cuenta que realmente lo estaba acosando, no debería de estar viéndolo así, Alan ni siquiera estaba aquí, y eso me hacía sentir mal, no sabía la razón, pero lo hacía.
–te mueves bien en la cocina – su comentario me trajo de vuelta en si haciendo que lo mirara, sus intensos ojos azules estaban puestos en mi.
–Si en casa era la que cocinaba, la cena siempre estaba lista para cuando mi padre y mi hermano llegaban a casa – LA simple mención de mi familia me dolía, ellos ya no existían así que debía dejar de mencionarlos.
–¿Pensé que no tenías familia? – su pregunta era entendible, yo se los dije.
–No tengo, ellos ya no están – dije bajando la cabeza un poco. Miré a su lado y allí estaba el chocolate que había dejado afuera más temprano. Me acerque a él mirando el dulce tentativo, cuando estuve cerca lo tome  y me devolví a mi sitio.
–Te gusta mucho el dulce – me devolví a verlo y sus ojos estaban más oscuros de lo habitual, me encogí de hombros abriendo el manjar dulce, tome un trozo en mis dedos y antes de poder llevarlo a mi boca Alex me lo quito de la mano entre sus dientes, sus labios rozaron mis dedos haciendo estremecer mi cuerpo, sus manos se encontraban a cada lado de mi cuerpo reposando en la isla, estaba acorralada – me gusta – comento lamiéndose los labios.
– A mi igual – susurre mirando directamente a sus labios, mis dedos picaban por tocarlo, sus brazos tatuados eran una tentación para mi, su cabello negro caía sobre su frente tapando la mitad de sus ojos fijos en mí.
–Me gustan tus ojos – una de sus manos toco mi mejilla haciéndome estremecer nuevamente – eres tan suave – me sentía desfallecer ante su cercanía me gustaba de maneras que no podía explicar, imágenes de esta tarde en la tina me bombardearon haciéndome sentir acalorada, pero como todo lo bueno duraba poco, el tintineo del horno sono indicando que el pollo estaba listo.
–Veré el pollo – dije casi que en un suspiro – ¿puedes ver los vegetales? – este asintió dejándome libre.
Me moleste con el maldito pollo y esta cena, al no sentir su cercanía mi humor descendió a los subsuelos, en este momento me encontraba terminando la crema que decidí que sería de naranja, Alan había llegado hace algunos minutos y Alex se retiro para hacerle compañía, debía de alégrame  que ellos  estuvieran aquí, pero yo los quería cerca, jodida estupidez lo que quería.
**
La cena transcurrió normal, ahora nos encontrábamos en el sillón viendo una película en la TV, nada especifico, no estaba concentrada en verla mi cabeza estaba en mis pensamientos, y la verdad era que no me agradaba nada de lo que estaba en mi cabeza. Mirando todo desde un mejor punto de vista, casi besaba a Alex en mi cocina, estaba tan metida en la bruma de sensaciones que no me había percatado de eso en el momento, cuando estábamos cenando había caído en cuenta de lo que realmente iba a suceder, y al mirar a Alan me dio un vuelco en el estomago haciéndome sentir horrible, porque sentía que lo estaba traicionando, el no era nada mio, pero estoy segura que si eso fuera sucedido con él tampoco hubiera podido ver a Alex a la cara.
Estaba en el centro del mueble con cada uno de ellos a mi lado, Alex estaba más alejado de mí, mientras que Alan poso su brazo sobre mis hombros, tomo un suspiro entrecortado y me puse de pie, atrayendo la mirada de ellos.
–A dónde vas? – cuestiono Alex mirándome para luego mirar a Alan.
–A la cocina, necesito otra copa de ese vino – susurre yendo a la cocina, mis pensamientos me destruirán si sigo así, dios soy una idiota, por que tenia estos sentimientos por ellos, por que todo era tan contradictorio cuando estaba a su alrededor, Dios mio son mis jefes, en qué demonios estoy pensando, ni siquiera deberían estar aquí, pero son las únicas personas que conozco además de Paty, con los otros empleados del bar no me llevo, piensan que soy una jodida freak, esto estaba sobrepasando los limites de mi cordura, ellos creaban en mi cosas que no debían.
–Te encuentras bien – pegue un grito sordo al escuchar la voz de Alan, lo mire y este tenía los brazos cruzados mientras se recostaba de la pared cercana a él. – te estoy observando desde que llegue Corderito, y de verdad pareces un cordero asustado, veo un poco de arrepentimiento en tus ojos, hay algo que deba saber, ¿Alex te hizo algo? – negué sabiendo que casi sucede algo, y justo en esta cocina, una rápida imagen de los dos cerca de mí en esta cocina paso como rayo por mi mente, para ser virgen y algo inexperta en lo sexual mi mente está muy creativa últimamente.
–Solo quería otro poco de vino – dije mostrando mi copa casi vacía, eso no era del todo mentira. El asintió acercándose y quedando a unos escasos metros de mi.
–Tengo que advertirte algo corderito – ahí no, que hice mal, estoy al tanto de que casi todo me sale mal, pero no quería hacer nada mal con ellos – hemos estado casi todo el día aquí, las personas comenzaran hablar y no queremos que te espantes con lo que oirás de aquí en adelante – hizo una pausa dramática tomando su mentón – digamos que de nosotros se dicen muchas cosas – lo mire confusa.
–cómo qué? – me atrevía a preguntar.
–Como de que matamos a nuestra última empleada – lo mire aterrorizada, que demonios me estaba diciendo – Ahora si eres un corderito asuntado. – una risa sin gracia se escucho por la cocina, me cruce de brazos pera nada feliz –Es broma Tamara, solo comentan por que nos ven siempre juntos, somos gemelos, duramos toda nuestra formación juntos, eso es normal, pero lo que no ven del todo normal es que ninguno hayamos tenido una novia o algo por el estilo, piensan además que compartimos mujeres, eso es lo que comentan, y al verte a ti con nosotros hoy, y al vernos salir tarde de aquí comentaran, no queremos que te asustes.
–Eso no me asusta, hay cosas peores que eso – sabía por donde me estaba metiendo, y no sabía si saldría bien – y que, si comparten mujeres, es que nadie tiene una propia vida. Pero la verdadera pregunta es, ¿de verdad lo hacen? – eso fue Arriesgado, pero quería arriesgarme a saber.
–Quizás – eso no me respondía nada, y él lo noto en mi cara.
–Quizás sí, quizás no – Mire por encima de Alan y Alex permanecía junto a la pared donde Alan estaba recostado hace pocos minutos – eso es algo que deberías de descubrir por ti misma – A que se refería con eso, se abran dado cuenta de mi sospechoso interés por saberlo.
–Bueno de todas maneras eres nuestra amiga no? – Asentí un poco dolida – pronto te lo diremos, si es que no lo descubres tu sola – ahogue un suspiro  y estos me miraron mientras yo los señalaba.
–Son gay? – solté de pronto, Alex y Alan se miraron y comenzaron a reír, santo dios tentador, pero que sonido tan sexi, Era la primera vez que veía a Alex sonreír, y a Alan reírse con ganas, y dios sí que me estaban dando muy buena música para mis oídos necesitados.
–Eso no es lo que esperábamos escuchar, pero no Tamara no somos Gay, y si lo fuéramos, sería interesante – mire a Alan que aun seguía riendo al igual que Alex y comencé a reír con ellos.
–Lo siento, tenía que preguntar – ellos asintieron.
–Ven, y trae ese vino contigo, es hora de conocernos un poco – tome la botella y dos copas mas y los seguí hasta la estancia, esta noche sería realmente entretenía.

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