05; Amor o amistad

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—Y el idiota se atrevió a decirme eso como si nada.—Se quejó, con el ceño fruncido y los labios en un leve puchero.

Era de noche y el primer día de Lisa había terminado hace unas cuantas horas. Fue cuestión de tiempo para que la tailandesa se desahogara con sus amigos en el departamento, demostrando que su plan de infiltrarse en la vida de Jeon Jungkook, no había sido tan bueno.

—Lo único positivo de esto, es que descubrí que es un niñato malcriado y engreído, justo como pensaba.—Dijo.
—Me sorprende. Su compañía los muestra a todos como almas puras, buenas personalidades, amable. Es un desperdicio de belleza ser tan hijo de puta.

—No porque Jungkook se comporte así, tienes que meter al resto en la misma bolsa.—Opinó Jisoo.

Lisa alzó una ceja, viendo a su amiga fijamente, aunque esta estaba demasiado enfocada en comer su hamburguesa, podía sentir la mirada de la tailandesa clavada en ella.

—¿Por qué siempre que hablo de ellos los defiendes?—Cuestionó.

—No es que los defienda, es que a veces tus suposiciones pueden ser incorrectas, Lisa.—Le dijo.

Lisa no quedó completamente tranquila, pero dejaría morir el tema ahí, por lo menos esa noche. No quería tener problemas con Jisoo o poner el ambiente incómodo, pero su manera de reaccionar cuando hablaba de esos chicos, le parecía demasiado sospechosa.

—Cambiando de tema.—Intervino Rosé, que había estado muy feliz comiendo sus papas como para decir algo.—¿Qué tal son en persona? ¿Igual de guapos?—Preguntó.

Lisa bufo. Aquella pregunta era tan Rosé, que le sorprendía que no la hubiese hecho antes.

— Son guapos, cada uno tiene lo suyo.—Admitió.

Incluso el idiota de Jungkook.

—¿Viste los productos que utilizan en la piel?

Jisoo y Lisa miraron a Rosé extrañada.

—¿Es que acaso no han visto la piel de esos chicos? No sé cómo la mantienen tan limpia y perfecta. Yo hago mil pasos para mi rutina en la noche para tenerla bien y apuesto ellos se secan la cara con la misma toalla que se pasaron por el culo.

—¿Qué tiene que ver su piel con el hecho de que debo tener pruebas para exponer a Jungkook a final de mes?—Preguntó.

—Déjala, vive en una nube constante desde que el novio le terminó.

—¡Él no me terminó a mi!—Chilló.

—Sí, sí.  Lo que digas, Rosie.

La australiana soltó un suspiro exasperado, cosa que le sacó una risita a Lisa.

Estando con ellas no se sentía tan perdida, aunque cuando iba a su habitación después de un largo día, le era inevitable no quedarse viendo el techo, preguntándose si aquella era la vida que quería.

Se preguntaba si debía parar, dejar de hacer lo que hacía y se sentía como la peor persona del mundo. Tenía claro que afectaba a todos esos idols, pero eso no impedía que siguiera haciéndolo.

Tal vez sí era un monstruo como decían los fans de esas personas, tal vez sí destruía su privacidad y acababa con ellos de alguna manera.

—Me iré a dormir.—Avisó Jisoo.

—¿Tan pronto? Hoy tenemos un maratón de películas, Ji.—Le recordó Rosé, que hizo un puchero adorable.

Jisoo hubiera cedido de no ser por lo que tenía que hacer y no daba más espera.

—Lo haremos otro día, Rosie.—Dijo.—¡Qué descansen!—Gritó para ambas, recibiendo pronto sus respuestas al unísono.

La mayor de todas entró a su habitación, cerrando la puerta con pestillo y soltó un suspiro.

En esas cuatro paredes volvían a sentirse en una encrucijada demasiado fuerte para ser real.

Amor o amistad.

Su teléfono sonó en la mesita al lado de su cama, se acercó rápidamente y le fue imposible no esbozar una sonrisa porque al fin escucharía su voz, después de tanto.

—Hola, cariño.—Escuchó al otro lado.—Lo siento por llamarte tan tarde, terminamos los ensayos sólo ahora.

—No te preocupes.—Respondió suavemente.—Escucharte ya es suficiente para mi, aunque sea por unos segundos y ya.

Jisoo se sentía tocando el cielo y las nubes esponjosas cuando hablaba con él, era como un sueño del que esperaba jamás despertar.

Podría hablar con él hasta el último momento, hasta que salga de nuevo el sol y los bostezos no le dejaran formular palabra.

Pero últimamente no se sentía así siempre.

Le era imposible no sentirse como una traidora, más cuando sabía perfectamente quién era su novia y quién era una de sus mejores amigas.

Sentía que debía advertirle a él, pero a la vez sentía que debía confesarse con Lisa, pero ambas decisiones afectaría a las personas importantes para ella.

—Tengo que decirte algo.—Soltó, luego de unos minutos de charlar sobre temas triviales.—Es importante, Namjoon.

Y esa noche, un secreto fue revelado sin más, por la persona que Lisa jamás esperó; por quién ella consideraba su hermana mayor, su confidente, una de sus mejores amigas y a quien podía confiarle su vida.

Pero ella eligió el amor y lealtad que le tenía a Kim Namjoon, por encima de cualquier cosa.

Y tal vez, esta vez el karma de Lisa, sería no conocer bien a sus amigas.

Karma » lizkook (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora