El cazador miró tanto como pudo afuera de la cueva, esperando que su compañero de caza estuviese allí, mas sin embargo no lo vio.
__ ¿Que le hiciste, bestia?
Alzo la voz ante el de aletas azules. Sintiendo temor a seguir allí dentro. Solo, con ellos.
Luca con aquella manera de llamarlo bufó molesto, levantando levemente sus hombros.
__ Simple ... Escape de él. Y créeme, yo no soy la bestia aquí, ya que, después de todo no soy el que tiene un arpón.
Alberto, escuchando la conversación de ambos no sabía como sentirse.
Por un lado estaba feliz que su amigo estuviese sano y salvo, pero por otro lado, temía por la vida de ambos.Era una fuerte presión en el pecho que a penas y lo dejaba respirar. Nunca habia pasado ese tipo de cosas en su niñez, mucho menos en Génova. No era capaz de moverse. Por mas que se lo pidiera a su cuerpo. No reaccionaba.
Luca notó esto y tan rápido como lo consiguió nadó hacía Alberto, asegurándose de no bajar su guardia del humano.
__ Alberto ... ¿Estas bien?
Preguntó con notable preocupación acariciando sus mejillas, en un intento de hacerlo reaccionar. Sin conseguirlo le dio un golpe ambas palmas de sus manos en sus mejillas.
Ante esto el moreno parpadeó unas cuantas veces, reaccionando con el tacto en sus mejillas puso las suyas encima. Asintiendo con la cabeza.
__ Si lo estoy ... ¿Tu estas bien?
Respondió checando su rostro, parecía igual estar bien. Por lo que dio una nerviosa sonrisa.
__ Claro que estoy bien
Luca le devolvió de misma manera su sonrisa y soltó sus mejillas, volteándose a ver al buzo que seguía allí, viéndolos.
Aquel hombre ...
No entendía muy bien la situación, es que ... El mas bajo parecía querer proteger al de escamas moradas, como un dragón protegía su tesoro.
Esas cosas tenían sentimientos .... Cualquier animal era capaz de tenerlos, sentirlos, desde la mas asquerosa y repugnante rata. Eso entendía.
Pero estos animales eran diferentes, pensar individualmente, podían saber lo que sucedía con claridad, sabían que estaban al punto de la muerte, y aun así no escapaban de él. O eso aparentaban.
Sin embargo, eso no quitaba el hecho de que eran monstruos.
Criaturas capaces, que con sus garras arrancaban la carne humana del cuerpo, tan fácilmente como si fuesen de papel.
Solo ellas eran el mismo significado de la muerte en el mar. No los tiburones, esas cosas eran minúsculas ante estas.
Y nunca había sido creyente de las supersticiones de la gente o cuentos de abuelos pesqueros, pero él mismo había sido testigo de varios casos ...
Distintas especies, matando humanos como si fuesen moscas. Ahogándolos como si fuesen una maldita sirena. Y algunos incluso eran capaces de cortar su cuerpo en pedazos y dejarlos en la orilla de la playa. Para dejar en claro con quien quieren que no se metan.
Frunció su ceño. Con notable rabia.
No quería mas muertes, y si se debían haber unos cuantos sacrificios para el bien del mundo que así era.
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𝒟𝑒𝓈𝓅𝓊𝑒𝓈 𝒹𝑒 𝓉𝒶𝓃𝓉𝑜𝓈 𝒶ñ𝑜𝓈
Fanfiction¿𝒬𝓊𝑒 𝒽𝓊𝒷𝒾𝑒𝓈𝑒 𝓅𝒶𝓈𝒶𝒹𝑜 𝓈𝒾 𝒜𝓁𝒷𝑒𝓇𝓉𝑜 𝒽𝓊𝒷𝒾𝑒𝓈𝑒 𝒾𝒹𝑜 𝒶 𝓁𝒶 𝑒𝓈𝒸𝓊𝑒𝓁𝒶 𝑒𝓃 𝓁𝓊𝑔𝒶𝓇 𝒹𝑒 𝐿𝓊𝒸𝒶? ¿𝒞𝒶𝓂𝒷𝒾𝒶𝓇í𝒶 𝒶𝓁𝑔𝑜? 𝒬𝓊𝒾𝓏𝒶𝓈 𝓈𝒾. 𝒬𝓊𝒾𝓏á𝓈 𝓃𝑜 𝑀𝒶𝓈𝓈𝒾𝓂𝑜 𝒸𝑜𝓃𝑜𝒸í𝒶 𝓁𝒶𝓈 𝑔𝒶𝓃𝒶𝓈 𝒹𝑒...