Capítulo 2

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¿Qué hago aquí?... No lo sé...

¿Por qué hablo este idioma?... Tampoco lo sé...

Estoy rodeado de tinieblas. Nadie alrededor, me siento solo, miserable. Tengo ganas de llorar. Pero comprendo que una vez más, llorar no resuelve nada. Quiero salir de aquí. Si antes había algún deseo en mi corazón se ha borrado, porque ahora mismo mi único deseo, es salir de este frustrante lugar.

¡Devuélveme mi vida!– ¿Me están hablando?

De entre las tinieblas alguien se acerca a mí con cara de pocos amigos, la rabia centellea en su mirada. ¡Espera! Es idéntico a mí. ¿Acaso soy yo?

~Día No. 1

Hay algo que me molesta... Es algo que no me deja volver a dormirme y se siente cálido sobre mis párpados. Ah, ya sé qué es. Es la luz, es de día. Todo aquello había sido un estúpido sueño. Abro mis ojos.

–¡Qué!– ¿Donde estoy metido? Aquí no es donde yo vivo. Maldita sea. ¿Cómo vine a parar yo aquí?

Salgo de donde estoy acostado. Era un lugar suave y tibio. No conozco nada de aquí. Este lugar es lo más extraño que he visto. Estoy perdido. ¡Ah! Encontré una salida. Atravieso el umbral y me encuentro frente a una plataforma que baja hasta el primer nivel del lugar donde estoy. Bajo por ella.
¡Listo! Estoy aquí.

–¡Edward! Vete a poner ropa. ¿Donde te crees que estás?

–¿Ropa?– pregunto dudando a la voz que me habla. Me volteo, pero no lo pude ver. Algo, o más bien alguien, me agarra por el abdomen y me lleva por toda la plataforma, hasta el lugar donde había despertado. Me arroja.

–¡Estúpida sanguijuela, ponte algo y no estés restregandole en la cara a los demás lo jodidamente bueno que estás!

–¿Bueno?– repito sin entender nada de lo que ha dicho.

–¡Vaya! Parece que el bebé, se tomó la fiesta de anoche tan en grande que hoy no recuerda ni su nombre.– se acerca a mí y me dice bajito. –Ni se te ocurra de nuevo pedirme que te acompañe a una fiesta, malabeba que eres.

Mi mirada aún es de duda. No sé quién es él, ni por qué me dice esto. Tampoco sé qué hago aquí, ni siquiera sé que tipo de lugar es este. Si es una broma pesada de mis hermanos, juro que los haré pagar a todos.

–¿Qué es ropa?– me digno a preguntarle.

–¡Esto!– me lanzó tres piezas de tela  que habían tiradas en el suelo.– mejor date un baño primero, apestas a alcohol.– Añadió.

–¿Alcohol?– volví a preguntar. ¡Me irrita no saber de lo que habla!

–¡Odio tus amnesias, sabes!– Me volvió a agarrar por el abdomen  y me llevó a un lugar donde caía el agua más fría que pude sentir en mi vida.

...


¿Mi edad?... Uh, mi edad... Ahora que lo recuerdo, creo que soy lo suficientemente viejo como para haber conocido cómo fue que se creó este lugar del que tanto se habla en mi Hogar. Aunque no envejezco, -bueno, ninguno de mis hermanos ha envejecido tampoco- estoy aquí desde que mi padre me creó...

¿Mi sexo? Tampoco sé mi sexo, es que mi raza es muy diferente a la que estás acostumbrada a ver, sólo sé que soy una creatura asexual, sin sexo definido: ni varón ni hembra... Pero mi cuerpo se asemeja mucho al del macho del humano, o bueno como le dicen aquí, al hombre...

¿Que por qué parezco hombre? Porque en ese tiempo a mi padre nunca se le habría ocurrido crear a ninguna mujer, o eso creo...

–Ahora sí Edward, la borrachera de anoche te dejó peor que una cabra.– me dijo con cara burlona.

–¿Y cómo están las cabras?– pregunté, totalmente despistado.

–Pues las cabras están locas, desquiciadas, ¡KU-KU!– y soltó una sonora carcajada, para alejarse en silencio mordiéndose los labios. No entiendo por qué nadie me cree cuando les digo que soy un ángel, y me confunden con el tal Edward ese.

Edward, que nombre tan feo. Mi nombre es más lindo, me llamo Krysthael.

–Vamos, estamos en Calipso, tú heladería favorita.– me dice el muchacho que se hace llamar mi hermano y me empuja para que abra lo que aprendí que aquí llaman puerta.

Un sonido lindo desprende cuando la abro.

Y ahí es donde la veo. La cosa más linda que ví desde que llegué aquí. Sus colores irradian vida. Es como si me llamara diciéndome tómame. Me encanta todo de ella...

–Una cosa de éstas, por favor.– Le pido a la que está cerca, apuntándole la cosa de colores que me llamó desde que entré aquí. La muchacha se nota obviamente nerviosa, no sabe disimular. ¡Que mal le sale!

–Hola Eddie, ¿no vas a llevar tu favorito?– ¿de qué habla esta? Yo sólo quiero esa cosa de colores.

–¿Mi favorito?– dejo que mi boca se abra ligeramente. Ella está nerviosa, irritada, confundida... ¡Qué raro!

–Edward, claro que tu favorito– la veo ponerse seria– El Banana Split que me pides a diario. O sea, ¡hello!– y chasquea sus dedos. Debo admitir que la forma en que lo dijo se vio muy graciosa. Aunque realmente no tengo ni la más mínima idea de quién es ella ni de lo que está hablando.

–No sé de qué hablas... – levanto una ceja en señal de duda.– ¿Y tú eres...?

Y ante la pregunta le dió un patatús.








~• (Se aclara la garganta) Ajam Ajam, por acá le dejo esto jejejejeje. Tengan un lindo día
😐🌻(Se retira lentamente)

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