Capítulo 6.

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Así que mi insoportable hermano menor escuchó la conversación a través de la puerta, y ahora está encerrado en mi cuarto, con la música de Eminem a todo volumen para que yo no pueda gritarle, decidido a abrir la boca en cuanto llegue mamá.

Bueno, por cosas como éstas es por lo que tener un hermano menor es una especie de maldición.

-¡Tyler! ¡Abre la maldita puerta! -grité por encima de la música, golpeando la puerta de mi hermano fuertemente con la palma de mi mano.
-¡Hola, soy Harry! ¿Vas a besarme ahora? -se rió detrás de su pequeño escudo con música, haciendo sonidos de besos.
-¡Ah, te odio! -le grité, y corrí hacia el ático, encerrándome en él. Quería hacerme bolita y llorar como una niña, pero yo sabía que eso no impediría que mi madre me matara.
-Vale, vale, Em, vamos a pensar en algo -Blake dijo, y yo hundí mi rostro en una almohada.
-Mi vida es un desastre -me quejé. -Tyler la hace miserable.
-Vale, pero no puedes dejar que te hunda -me dijo. 
Levanté mi rostro para mirarla.
-¿Cómo demonios? -gemí. -Él sabe demasiado, y hará lo que sea por hundirme. 

Eran demasiadas cosas malas en un solo día, y todo recaía sobre los hombros de Emily Huntington. 

-Yo estaré contigo -me dijo. -Si él abre la boca, yo sólo inventaré algo y tú me seguirás el juego, ¿vale?
-Pues ve pensando en algo bueno, porque ella no tendrá piedad.

**

En cuanto todos bajamos para la cena, mi estómago cayó. Mi hermano se mantuvo sonriendo durante toda la velada hasta que terminamos de comer, e incluso cuando mamá se levantó para contestar el teléfono. Incluso había llegado a pensar que era una llamada del departamento de policía, informándole a mi madre que yo me había dado a la fuga en un auto. Gracias a Dios que había escucharla decir el nombre de su mejor amiga y no la palabra 'oficial'.

-No puedes hacerlo, ¿me escuchaste? -susurré realmente molesta. 
-¿Por qué no? -Tyler se encogió de hombros. 
-¡Porque no! ¿Quieres arruinarme la vida así? -continué. Blake observaba todo.
-¿Y qué se supone que debo hacer con esa información? -él preguntó, sacando el hielo de un vaso vacío con una de sus manos.
-Metértela por el culo, pero no decirle nada a mamá -susurré.
-¡Mamá! ¡Emily me dijo que podía meterme...!
-¡Shhhh! -lo callé. -No hagas eso, Tyler. ¿Qué te he hecho yo?
-¿Y quién es Harry? -preguntó, masticando el hielo. Suspiré.
-Nadie. No es nadie -le dije. -Pero prométeme que me vas a guardar el secreto, ¿vale?

Sonrió.

-¡Por favor, Tyler! No he hecho nada malo y aún así vas a hacer que mamá me mate -le dije. Al final, él sólo se encogió de hombros.
-Ya encontraré el momento -dijo, levantándose de la silla y retirándose hacia su habitación. -De joderlos a ti y a tu novio secreto -continuó mientras se alejaba. Tanto Blake como yo suspiramos de alivio.

**

-Tu hermano sí que te odia -dijo Niall, uno de mis amigos de infancia, mientras caminábamos por los pasillos de la escuela, el cual, visto de lejos, parecía más bien una pintura con motas verdes, que eran los casilleros, y paredes blancas con innumerables carteles de promoción coloridos, introducidos allí tan inútilmente, para que cogiéramos un poco más de interés en educarnos.
Había estado contándole sobre el asunto de Tyler.
-Ni lo menciones -rodé los ojos. -Es un demonio.
-Si yo fuera tu hermano, me la pasaría intentando ver mientras te cambias -dijo, y ambos rompimos en risas.
-Cállate ¿quieres? -dije mientras le daba palmadas en el brazo. El rubio se encogió de hombros.
-Está más cerca de ti -dijo. -Háblame de ese Harry.
Tragué saliva.
-Él... él no es nadie. Quiero decir, no es nada mío -expliqué con dificultad, mientras nos sentábamos en las escaleras del pasillo, daban al cafetín. Niall me ofreció un donut mientras yo pensaba en algo más que decirle. Yo lo cogí y le di un mordisco.
-¿Cómo lo conociste? -me preguntó. Vacilé, pero sabía que podía confiar en Niall. Él no enloquecería al respecto. -Porque seguro que de algún lado tuviste que haberlo sacado.
-En una de esas peleas callejeras -le dije, mordiéndome el labio. Sus ojos azules cielo ya estaban abriéndose mucho. -Pero no fue por mí, sino por Blake. Ella siempre va a esas cosas sólo para verlo a él, y, bueno... ya sabes, pasó y...
-Dios, Emily -dijo, frotándose los ojos con los dedos. -Dime que no vas a salir con ese tipo.
-¿Lo conoces? -tuve que preguntar.
-No. Pero mi hermano ha estado con él en algunas fiestas, y te puedo asegurar que es la peor escoria del planeta. Es horrible lo que le hace a las chicas -me dijo, jugueteando con el botón de su chaqueta.
Tragué saliva. No quería saber sobre eso. 
-No estoy saliendo con él. De hecho, creo que él ni siquiera está interesado en mí -le digo, intentando calmarme un poco. 
-Eso espero, porque voy a matarlo -me dijo con toda la seriedad posible, pero no pude evitar reírme.
-Él te haría pedazos -me reí. -He visto cómo casi mata a tres tipos en menos de cuarenta y ocho horas.
Me miró con los ojos entrecerrados y los labios entreabiertos.
-¡Vale, gracias por confiar en mí! -se quejó y yo me reí, apoyándome contra él.
-Te quiero, ¿sabes? No quiero que nadie te haga pedazos y que luego me entregue tus partes en Navidad -dije, abrazándome a su brazo y recostando mi cabeza en su hombro.
-Eso es asqueroso -comenzó a reírse también. -Sólo cuídate y no tendré que utilizar mis dones de fuerza absoluta con él. Juro que lo dejaría tirado.
-Sí, sí, continúa, machote, que ya casi me quito las bragas por ti -me burlé.
-Me gustaría verlo -arqueó una ceja, y yo me recosté en él, riéndonos. Al menos, esperaba que esa sonrisa me durara durante todo el día. -Por lo menos, antes que el tal Harry lo haga primero.

**

Esa semana transcurrió normal, sin saltos inesperados y sin más emociones fuertes. Gracias a Dios.
El jueves que le siguió a ese, fui a ver a Lizzy a pesar de que no me tocaban horas de servicio comunitario entre semana. Sin embargo, era difícil desprenderme de ella ahora que la conocía un poco más y que entendía al menos un poco por la situación por la que ella atravesaba. 
Salí del hospital al anochecer, y a pesar de esto, no me sentía cansada. Ver a Lizzy definitivamente me estaba haciendo bien, me ayudaba a desprenderme un poco del asunto de mi hermano y a quedarme tranquila con respecto a Harry, con quien, por cierto, no había tenido más contacto desde la semana pasada. Al menos, mis predicciones habían sido ciertas después de todo; él no iba a volver a buscarme porque jamás en esta o en otra vida él podría interesarse en mí. Y no es como si tuviera un ataque repentino de baja autoestima; de hecho, le daba gracias al cielo que yo no era su tipo.

Crucé la calle con cuidado, como siempre, toqueteándome la cadena en forma de luna que no me quitaba nunca, y que no podía pasar un solo día sin ponerme, mientras miraba fugazmente hacia los dos lados. Mi teléfono sonó, y rebusqué en los bolsillos de mi mochila para recogerlo, maldiciendo. Odiaba con el alma que me llamasen estando en la calle, deseaba matar a quien lo hacía, a pesar de que la persona no tenía culpa.

-Hola -dije, arrugando la nariz. 
-Hola, Em -dijo una voz aguda y acelerada. Era Blake. -Escucha, tengo que...
-Ahora no, estoy regresando a casa, ¿vale? Voy para allá -le dije, intentando colgar el teléfono. Y aún del otro lado de la línea, sin poder sostener mi mano, ella me detuvo de todos modos.
-No, no. Tienes que escucharme ahora, que es urgente -insistió. -Se trata de la bestia...
Rodé los ojos, agotada. -No quiero hablar de ese tema ahora, ¿vale, B? -mascullé, suspirando. No quería escuchar una frase más relacionada con Harry. Que yo ni siquiera lo conocía, apenas y lo había visto un par de veces por casualidad. De todos modos, lo único que tenía guardado para él era mi agradecimiento por devolver mi cadena. De resto, seguía siendo un luchador compulsivo, bipolar y salvaje. Definitivamente, no era mi tipo. -Hablaremos de eso luego, déjame llegar, al menos -supliqué.
-¡Que no, Emily, joder! Es que él ha ido y él sólo... -comenzó.
-Vale, adiós -dije, ignorando su insistencia. Deslicé mi dedo por la pantalla, y trunqué la llamada, considerando su desesperación como un 'sí, claro, te veo en casa y no volveré a hablar sobre el tema'. Quiero decir, creí que Blake ya había superado el asunto; y hubiera sido lo mejor si ella lo hubiese hecho.

Continué caminando y bajé una de las aceras para cruzar otra calle antes de llegar al metro, para lo cual comencé por esconder mi cadena debajo de mi suéter de capucha, y seguidamente tiré mi celular en el fondo de mi bolso, amarrándolo con fuerza.

-¡Eh, cuidado, niña! -fue lo único que escuché, antes de voltear y darme cuenta de que un auto negro tres veces más alto que yo, se dirigía directamente hacia mí.

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⏰ Última actualización: Mar 22, 2015 ⏰

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