Segundo

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—¿Querés más Dahyunnie? — me ofreció la mamá de Chae, un poco más de ensalada mientras agarraba la cuchara para servir.

—Sí, claro, gracias. — la casa de Chaeng ya es como mi segunda casa, ya soy una más de la familia.

Organizamos para hacer una pijamada, totalmente inesperada y la pieza de Chae salió sorteada, así que ahora estamos almorzando con sus padres y hermano.

Estuvimos juntas todo el día, y como a veces la pasamos tan bien y nos cuesta separarnos nos terminamos juntando a dormir, como hicimos hoy.

—No pudieron esperar ni una semana para inaugurar la época de pijamadas escolares — dijo su papá riendo.

—Y bueno, cosas que pasan. — le contestó mi amiga.

—¿Cómo les fue hoy? Ya que fue su primer día. — se interesó su madre.

—Bien, — respondí — estuvimos casi toda la mañana al pedo, y dando las presentaciones de siempre.

—Me imagino.

Seguimos hablando un rato más de la misma experiencia anual de hoy, pero en distinto grado por varios minutos más, hasta que cambiamos de tema y conversamos sobre diferentes aspectos de la vida, trabajo, estudios, salud y demás, todo esto mientras mirábamos la televisión.

Luego de levantar la mesa, lavar los platos y acomodar todos los utensilios donde corresponden nos fuimos a arreglar para dormir, cada una se tomó su tiempo en el baño, poniéndonos lo más cómodas posible, y realizando los correctos hábitos de higiene personal antes de acostarnos.

Cuando entré a la pieza, Chae ya había preparado mi cama y ella ya se había metido abajo de las sábanas, por lo que proseguí a hacer lo mismo.

—Tú tienes tu cama... — me miró de costelet a la par que yo me tapaba bien.

—Sabes que me gusta dormir contigo. — y lugar de sobra hay porque es una cama de dos plazas.

—Y también que me muevo mucho.

—No me imp- — no pude terminar de responderle cuando llegó una notificación a mi celular.

Lo desbloqueé y ya podía oler de quién se trataba, rodé los ojos y apreté el botón de apagar para no ver más la pantalla y tener un poco de PAZ.

—¿Quién es? — me preguntó Chae interesada.

—¿Quién crees?

—No sé, quién.

—Sana, boluda. — a veces no le llega el agua al tanque, pero la quiero igual.

—¿A esta hora? Qué intensa man. — once de la noche.

—El bagre no se rinde. — y ya empiezo a dudar que en el algún momento lo haga.

—¿Qué te mandó?

—Ni idea, no leí, solo vi que es ella.

—Dejame ver.

Agarró mi celular, total sabe la contraseña y abrió la aplicación para comenzar a leer lo que este decía.

—Te recito: — dijo cagándose de risa, leyéndome el contenido — "Dahyun, dos puntos, espero que este año sea nuestro año y que por fin puedas aceptarme, porque yo sé que en el fondo tú me quieres, al fin y al cabo nadie puede resistirse a mí."

—Dios, qué psicópata.

—Lo es, — no sabía si reír o llorar —¿Por qué no la bloqueas?

—Lo hice, pero siempre encuentra la forma de hablarme, con números ajenos o cuentas fantasmas.

—Alta loca, ojalá que en algún momento se rescate.

Suffocated || SaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora