Andrea
Cuando encontré mi nombre en las listas apenas podía creer que mi orientadora fuera la misma que la de Fernando, no la conocía mucho pero sabía que admiraba mucho a Fernando y fue su alumno favorito durante el tiempo que estuvo en el instituto. Trate de no tomarle mucha importancia y solo me largue a mi salón, deseaba que me tragara la tierra y me escupiera en un lugar lejos de todo y de todos.
Al llegar a mi aula me encontré con una sorpresa más Ingrid y Samantha también estaban en el mismo grupo que yo. Tal ves este no va a ser mi año.
Sin pensarlo dos veces decidí tomar el aciento de el fondo para pasar más desapercibida mientras esperaba a que empezara la primera clase mientras creaba dibujos abstractos en mi libreta cuando alguien me interrumpió.
—Hola, Soy Dracke Makoling.— Dijo alegremente él.
Me tendió la mano en forma de saludo. No pensaba corresponderle, esperaría a que desistiera pero él persistió y no tuve más remedio que responderle el saludo.
—Soy nuevo en la ciudad...—Dijo con el con intención de dar fin al incómodo silencio. Yo solo afirmé con la cabeza. No quería hablar y no quería que mi bomba por las sorpresas que acababa de recibir estalla sobre el y continué haciendo mis garabatos.
—No te gusta hablar, ¿cierto?— Volvió hablar.
—No sabes cuando cállate, ¿cierto? —Respondí frustrada.
—No soy adivino, pero creo que estás teniendo un mal día.—
Me respondió sin cambiar su alegre actitud.Empezaba a fastidarme de esa conversación.
—Escúchame Makoling, no se a que quieres llegar con esto pero tus juegos empiezan a fastidarme. —Dije sin voltar a mirarlo
—¿De que hablas? solo trato de ayudar— Empezó a sentirse intimidado.
—¡No te pedí ayuda! —Dije cada vez más alterada.
Y al parecer hablé demasiado fuerte que llame la atención de todos.
Yo solo miraba mi libreta pero podría sentir la mirada de todos sobre mi, mi corazón comenzó a acelerarse y mi mano temblaba, no me gusta acaparar la atención. Y entre en pánico. El chico no decía nada. Sonó la campana y segundos después el profesor entró.
Yo aun no lograba controlar mi respiración, de pronto mire de reojo como Ingrid se acercaba a el profesor a decirle algo; yo seguía paralizada. Y sentía que todo pasaba demaciado lento.Ingrid se acercó a mi y me dijo "vamos a la enfermería" yo asenti y ella me ayudó a levantarme de aciento, me tomo por la cintura y paso mi brazo por sus hombros. En ese momento lo único que quería era salir de ese lugar. Antes de salir de el salón mire de reojo a el culpable de esta situación y era el mismo chico que recien había visto hace unos minutos, apenas lo podía creer.
Salíamos de el salón, yo aún no me encontraba del todo bien. Cuando nos encontrábamos por el area de deportes pedí que páramos.
—Ingrid... ¿Nos Podemos detener?. —pregunte.
—Claro. —Respondió ella con un tono dulce.
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Soda Y Golosinas
Teen FictionSoda y golosinas... algo que la mayoría, (si no es que todos) amamos de pequeños. Era algo que nos resultaba tan delicioso al punto crear pequeñas "adicciones" hacia esos productos y consumirlos sin permiso (y a escondidas) de nuestros padres. Pero...