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Mikey es el rey, ella vendría siendo como una princesa, y tú solo eres un simple peón, un esclavo no estás a su nivel, no eres nadie — le dijo Mucho al peliblanco.

"No eres nadie"

Otra vez esas palabras.

La causa de su obsesión y a lo que dedicaría su vida.

A convertirse en "alguien"

Entonces me volveré tan importante, tanto que podré estar con un princesa —

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El tiempo pasa, y aquella cabellera blanca no dejaba de seguirme, no dudaría que me viera hasta dormir.

Sus pasos son pesados, las ramas bajo sus pies crujen y el viento mueve su largo cabello.

No parece afectarle el hecho de que la gente nos mire y susurre.

Por momentos pasar desapercibida es con lo que más he llegado a soñar.

Manjiro ordenó que me cuidara. Tenía una presencia tan agobiadora que no sabría ni explicar.

La palabra de mi hermano siempre fue ley, sus palabras son como cadenas, te limitan y te mantienen en el lugar que él desee.

Así a sido toda nuestra vida, pese a que soy mayor que él, él se a dedicado a controlarme. A moldearme y hacerme a su manera

Pero esta vez no

Está vez

Lidiare con esto a mi manera.

Apreté mis puños decidida.

Oye tú — me giré hacia atrás encontrándome con el — ¿como te llamas?

Su rostro repleto de duda y desconcierto me hizo sonreír, aún así el hablo. Lo que significaba que no se le había prohibido hablar.

Mi nombre es Haruchiyo pero me dicen Sanzu — agachó la mirada

¿Por qué bajas la mirada? Es molesto —

Lo miraba no muy convencida.

No era un niño, pero tampoco era muy grande ¿de la edad de Manjiro quizás?

No poseo el estatus suficiente para hablarle sin inclinar la cabeza — hablo de manera rápida sin levantar la mirada, ¿quién es este tipo?

¿Quien es tu líder de escuadrón? — tengo la esperanza de que su respuesta me dé más explicación.

Mucho

Mucho, un obsesivo

No me daba buena espina

Conmigo no hay necesidad de formalidades — sonreí, sabía que mi hermano nunca me dejaría ir sola por ahí, lo mejor era llevarme bien con él.

Pero es la princesa de la Tokyo manji —

Resoplé
La gente suele darle importancia a cosas tan sencillas y tan insignificantes.

𝓚𝓲𝓼𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora