9

54 4 0
                                    

Tengo miedo, no sé quién soy — estaba teniendo un ataque de ansiedad

Después de haber llegado a mi "casa" me había desplomado sobre el suelo.

Nadie se encontraba no sabía dónde estaban, pero mejor para mi, no deseaba que me vieran en este estado.

Tenía náuseas, los recuerdos de la pelea que ocurrió hace apenas unas horas me atormentaban.

Era un monstruo, era igual a mi hermano.

¿Como pude hacer algo así? Mutile su rostro sin piedad

Cubría mis labios con mi mano en un desesperado intento de calmar mi llanto.

Sentí unos brazos rodearme y el aire volver a entrar a mis pulmones, fui cargada con cuidado hasta mi cama.

Me recosté sobre su pecho, la calma había vuelto a mi, pero las lágrimas seguían abandonando mis ojos para recorrer la curva de mi mejilla.

Lo siento, soy un monstruo —

Me escondí en su pecho, aspirando su aroma, el aroma que me gustaba tanto.

Podía notar que se había bañado, después de la pelea le dije que se adelantara que quería estar sola ¿cuánto tiempo tarde?

¿Quieres tomar un baño? — preguntó de manera suave.

Solo asentí, tardó unos minutos en preparar todo y me cargó hasta el baño.

Comenzó a quitar mi ropa de manera delicada, tratando de ser lo más cuidadoso posible.

Sus ojos se iluminaron una vez que terminó de quitar mi ropa.

No me veía de manera morbosa, sé que él amaba mi cuerpo y cuando lo ameritaba me lo hacía saber.

Sus manos recorrieron mi cintura, uno de sus dedos subía y bajaba de manera suave sobre la cicatriz que tenía ahí.

Dejo un corto beso sobre mis labios y me ayudó a meterme en la tina, había preparado el baño con las esencias que tanto me gustaban.

Depositó una bomba de burbujas sobre la está, era un espectáculo muy relajante, el color de esta se mezclaba con el agua y hacía muchas burbujas.

Llevé mis rodillas a mi pecho, me sentía cansada, estaba agotada, ese golpe que había recibido me dolía más de lo que pensé que dolería.

Haruchiyo se puso atrás de mí y comenzó a lavar mi cabello, justo frente a mí tenía un espejo, podía ver perfectamente cada movimiento que hacía.

Aquel hombre con los ojos tan azules como el cielo, tan preciosos como la vida misma, profundos y llenos de misterio la mayoría de veces, pero no conmigo, conmigo esos ojos brillaban de manera tan preciosa que me sentía privilegiada de poder observarlos.

Antes podía verlos todos los días al despertar, extraño esos momentos.

Su cabello rosa es precioso siempre me pareció que irradiaba una energía que te hipnotizaba, como un atardecer al que deseas ver todos los días.

Las dos cicatrices en sus labios hacen que desee besarlo, son marcas que lo caracterizan y demuestran la fortaleza que ha tenido.

Pues un monstruo lo lastimó y yo no pude hacer nada por protegerlo

Levanté mi rostro mirándolo directamente a los ojos.

Cada mirada suya hace que quiera entregarle mi vida, volverme cada vez más suya y que él sea enteramente mío.

Lo quiero para mí.

Levante mis manos y lo bese, un beso profundo y necesitado.

Nos separamos después de unos segundos, creo que éramos consientes que simplemente no era momento de hacerlo.

Me pregunto si deseaba que me ayudara a lavar mi cuerpo o si prefería estar un rato más simplemente relajándome.

Lo necesitaba.

El solo asintió y fue a la habitación

Volvió y comenzó a lavar la daga con la que había lastimado a Senju.

Soy un monstruo, lastime a tu familia —

Tú eres mi familia Beira, con esas personas solo comparto sangre, pero en definitiva no son mi familia —

Sangre corre por mis manos —

Sangre corre por nuestras manos mi amor, pero no por eso debes sentirte mal

No necesito a nadie que no seas tú, eres el aire que respiro y lo que me hace seguir vivo, no me importa nadie, te amaré el resto de nuestras vidas y cuando estás se acaben te amaré en las siguientes —

Se acercó a mí y beso nuevamente mis labios, tome su rostro con mis manos profundizando el beso.

Se separó de mí y empezó a limpiar mi cuerpo.

Mutile a tu hermana, lo peor de todo es que lo disfruté

Las lágrimas amenazaron con salir de mis ojos pero antes de que eso pasara él habló.

Yo también hubiera disfrutado hacerle daño a la persona que lastimó al amor de mi vida — beso mi frente en un intento de tranquilizarme

Y lo logró, la culpa se fue y en su lugar comencé a sentirme más relajada.

Tengo sueño, tengo hambre, quiero dormir —

El soltó una pequeña risita, termine de bañarme y me cargó hasta mi habitación, seco mi cuerpo y me ayudó a vestirme.

Me sentía plena y feliz en sus brazos.

Me abrazó y terminé por quedarme dormida en estos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 12 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝓚𝓲𝓼𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora