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Haru me explicó que Takemichi ahora era parte de una de las pandillas enemigas.

Con un trabajo abrumador en la Kanto Manji, la situación se había convertido en un completo caos.

Justo cuando salía de la escuela, el pelirosa me avisó que la guerra había estallado. Sin perder tiempo, salté a la parte trasera de su moto y nos dirigimos hacia el lugar de los hechos.

Al llegar al escenario, todas las miradas se posaron en mí, creando un silencio que parecía eterno. El rugido de la moto de mi hermano resonó en el lugar, rompiendo el silencio con un grito que anunciaba el inicio de la guerra. Mis ojos se posaron en el cuerpo de Draken, que yacía en lo que parecía ser una ambulancia. Un recuerdo inundó mi mente en ese momento...

Matenlo quiero muerto a takemichi hanagaki —

¿Que ha pasado? — me pregunté a mí misma pero fue mi hermano el que respondió.

La guerra inició, Draken fue asesinado, quiero que te quedes conmigo y que tu perro guardián vaya a pelear al frente — dijo mirando a este último.

Haruchiyo solo asistió.

Me quedé paralizada a su lado, sabía que si me movía tan solo un poco sin su autorización podría llegar a matarme, estaba demasiado inestable.

Deseó hablar con Hanagaki — solté en un pequeño susurro atemorizada por su respuestas.

Para mi sorpresa el solo asintió.

Corrí hasta encontrarlo, ignorando todo y a todos lo ataqué provocando que se retorciera de dolor.

¿Por qué haces esto? — alzo su mirada entre lágrimas.

Tú eres el culpable Hanagaki, arruinaste mi vida —

Mikey no eras feliz — susurró mirándome.

Mi sangre hirvió ante su respuesta.

¿Que hay de mi felicidad? ¿Y la felicidad de Hina? Yo iba a pagarles la boda ¿lo sabías?

Ella me pidió ayuda para pagarla, soñaba con pasar el resto de su vida a tu lado, aunque fueras un inútil que solo pensaba en mi hermano.

Tiraste todo a la basura por el — el ardor en mi garganta me indicó que era momento de que me tranquilizara.

Una patada estaba justo por impactar en mi rostro, pero con un simple movimiento la esquivé.

Yo protegeré a takemichi — lo dijo con una voz firme.

No deberías meterte Senju, te recuerdo que esto nunca termina bien — sonreí con cierta arrogancia.

A lo lejos pudo escucharse un grito, simple, pero que sin saberlo provocaría una tragedia.

¿Ahora en esta guerra también deberían enfrentarse las princesas de las pandillas no lo creen? —

Solo desvíe la mirada hacia mi hermano quien ya se encontraba ahí esperando indicaciones, el asintió.

Solo una cosa que corregir — todos lo miraron expectantes — no la rebajen al nivel de princesa es una emperatriz.

𝓚𝓲𝓼𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora