Capítulo 5 : La venganza de los cerdos

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A la mañana siguiente, el pueblo se encontró con el herbolario hecho cenizas y que en su interior se hallaban los cadáveres de Tamara y el hombre.
Nadie entendía la causa del incendio, pero a falta de pruebas dieron por echo que se trataba de un accidente.

Por casualidad José destructor conocido por ser el chismoso del pueblo encontró entre los restos la botella que contenía el mensaje de Tamara.
Cuando leyó la nota se echó las manos a la cabeza y rápidamente fue a contárselo al alcalde Periñan, pero este no le creyó ya que José destructor tenia fama de ir por el pueblo divulgando rumores falsos.

Furioso se marchó del ayuntamiento, y decidido empezó a organizar un plan de venganza.
Como José trabajaba limpiando en un establo de cerdos, pensó que sería buena idea inventarse que un lobo rondaba cerca del lugar.
Desirée acudió al establo en busca del lobo, pero no había ni rastro del el. José aprovechó la ocasión para ofrecerle un té a la cazadora, que agotada llevaba horas buscando al falso lobo.

Al tomárselo perdió el conocimiento y cayó inmediatamente al suelo. Pasadas unas horas Desirée despertó y se encontró con que sus piernas habían sido amputadas.
Los cerdos hambrientos estaban intentado comérselas, pero Desirée entre gritos y golpes los espantó del lugar.
A lo que aparece José destructor con una risa maquiavélica y le dice:
—Creías que te ibas a salir con la tuya ¿no?, Tan solo eres una asesina.
—además ahora que vas a cazar si no tienes piernas.

Desirée enfurecida se arrastró como pudo y acabó enganchándose a él, mientras forcejeaban le propinó un gran golpe en la cabeza que lo dejó aturdido.
Aprovechó la ocasión para buscar su rifle y al encontrarlo no se lo pensó dos veces.
Con la mirada llena de ira, apunto hacia la cara José destructor y apretó el gatillo.

La PocosuertudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora