madison. jaden hossler

veinticuatro.

La primera vez que estuve frente a jaden hossler había un montón de sentimientos dentro de mí. me sentía confundida poque por un lado estaba todo aquél cariño que le tengo y por otro mi molestia por su relación con madison, sin embargo, ahora que lo tengo ante mis ojos, mirándome fijamente y sonriendo lo único que quiero es abrazarlo y no soltarlo nunca. quiero susurrarlo al oído por qué es tan importante para mí y quiero agradecerle por haber estado ahí con su música cuando nadie más lo estuvo.

— ¿cómo estás? – él me pregunta, su voz es música para mis oídos y una pequeña sonrisa atraviesa mi rostro.

no respondo inmediatamente, porque no sé qué responder. estoy de todas las maneras posibles en este instante pero probablemente esa respuesta sea estúpida para jaden.

— ¿cómo estás tú? – le pregunto con una pequeña risita, él sonríe y un pequeño hoyuelo se muestra en sus mejillas, muy cerca de sus bonitos labios.

— viviendo la vida.

— jaden, necesito decirte algo importante – murmuro antes de arrepentirme. los ojos cielo de jaden me miran con curiosidad y dejo de mirarlos para no perderme en ellos.

— yo también tengo algo importante que decirte pero, puedo esperar – él dice y sonríe. — ¿qué sucede?

mi mirada se dirije a mis manos, las cuales se están moviendo nerviosamente y una pequeña risa escapa de mí nuevamente al recordar todo lo que pasó el día anterior. probablemente contarle todo a él no sea lo más inteligente, pero hay un par de cosas que necesita saber.

— bueno, uh, madison y yo nos encontramos antes de que ella volviera a Estados Unidos – le digo lentamente para medir su reacción, él cierra los ojos y suspira, después la sombra de lo que parece ser una sonrisa se hace presente. jaden asiente invitándome a continuar. —tuvimos una muy buena charla sobre lo que pensábamos la una de la otra, ¿sabes?, pero lo más rescatable es que creo que fuimos completamente sinceras.

— ¿y se puede saber qué fue lo que se dijo? – me pregunta, pero no luce molesto, más que nada curioso.

— le dije que la odio y ella me dijo que también me odia – le cuento y veo sus ojos abrirse con sorpresa, quiero reír por la expresión de su cara pero retengo mi necesidad. — le dije que es una perra y también me dijo que lo soy, así que estamos a mano.

— oh por Dios.

— y también le dije que no quiero que te lastime – digo en un suspiro y las mejillas del chico más lindo del mundo se encienden en un color carmesí.

—¿y qué te respondió? – pregunta, su voz suena esperanzada y siento como si me dieran una patada en el estómago al recordar que después de eso madison no me respondió nada. Quizás eso no sea lo mejor para decirle a jaden.

— me pidió que los dejara vivir en paz – miento y me siento un poco culpable, pero jaden simplemente se encoje de hombros y suspira.

— supongo que eso es imposible – murmura en voz baja y cierra los ojos. yo me distraigo mirando su quijada porque parece haber sido esculpida por los dioses. — En un principio te pedí lo mismo brisa, pero en cierto modo tú me ayudaste a darme cuenta de las cosas. te debo una por eso.