Nota de la autora: Muchas gracias por leer los primeros caps!!! Vi que la historia anda subiendo en los rankings y quiero agradecerles por eso. Les mando un abrazo hasta donde estén y recuerden que sus comentarios siempre son bienvenidos. También si les gusta, por favor compartanlo y denle amor <3
Faltaban todavía como dos horas o una y media para que amaneciera y el segundo día empezara. Después de nuestra escena, Berlín me sugirió que fueramos a algún lugar con más calma. Nos fuimos con cuidado de que nos vieran y al final, me terminó llevando a la que era la sala de descanso. El mismo sitio que tenía la conexión directa con el profesor y una cámara. Le intenté insistir, pero me juró que el profesor debía estar dormido. Le puso seguro a la puerta y luego nos acomodamos en el sofá. Aunque él estaba junto a mí, dormíamos poco. Supongo que yo andaba medio inquieta, entonces a veces me quedaba dormida y luego me despertaba de un brinco. Él me apretaba el brazo o me daba cariño con su pulgar en el hombro.
—¿Has dormido? —le pregunto y él me mira desconcertado, era obvio que estaba ocupado con sus propios pensamientos.
—Un rato. —levanta su brazo y revisa su reloj de muñeca—. Todavía queda tiempo, ¿por qué no intentas dormir un poco más?
Me recosté en su pecho.
—Si quiero irme contigo cuando todo termine. —le dije y sentí que su movimiento de pulgar se detuvo y su mano se quedó quieta.
—Y así lo haremos...
—También, quiero que estemos juntos lo más que se pueda... —me levanté un poco para verlo y él asintió. Vi como volvió a levantar su pulgar y ahora acarició mi ceja con él.
—Yo también quiero que estemos juntos.
Me volví a recostar en su pecho y traté de cerrar los ojos. Esta vez, me quedé dormida un poco más fácil que las veces anteriores. Lo malo fue cuando soñé que me caía y me desperté de la misma manera que las otras veces.
—Al rato recuerdame darte un tranquilizante. —me dice Berlín en cuanto abro los ojos y me acaricia el pelo.
Me muevo un poco y me siento avergonzada.
—No puedo tomar de esos... si algo nos pasa, quiero estar alerta.
—Pero tampoco va a servir de mucho si estás muy ansiosa —me responde casi de inmediato y me agarro más fuerte de él. — ¿Qué? ¿Tu último día en el trabajo fue muy agitado y por eso andas así?
No puedo evitar sonreír y me muevo para sentarme en el sillón. Él me imita y nos quedamos sentados tomados de las manos.
—Pues llegaron unos atracadores y el punto es que todavía no se van.
Me mira con una sonrisa de labios y se para de mi lado.
—Te voy a hacer un té. Al menos te ayudará a bajar tu ansiedad. —me dice y veo que empieza a buscar una taza y a preparar todo.— Vi que firmaste tu contrato de permanencia.
Me río. Me acomodo un poco la cobija y le digo:
—Fue lo último que hice antes de que esos atracadores llegaran. Estaba con Arturo y en eso llegaron ustedes.
—Arturo, Arturito... —dice para sí mismo y luego me mira— ¿Cómo era de jefe?
—Terrible. A mi me veía con morbo, no sé, medio asqueroso todo.
—Es todo un personaje, ¿no?
—Yo creo que deberías tener cuidado con él. —le digo, y me mira de nuevo. Sus manos se mueven, pero su mirada me busca de vez en cuando.
ESTÁS LEYENDO
Recuerdos de un atraco (Berlín x Verona)
Storie d'amoreVerona tiene 26 años. Ha vivido una doble vida desde que recuerda y ha sido un hombre llamado, el profesor, el que la recluta para ganarse 2400 millones de euros. Después de varios meses preparándose, nueve asaltantes entran a robar a la Fábrica Na...