dos.

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Los ligeros rayos del atardecer se hacen presentes poco después de que termine el primer tiempo. Hermione se levanta de pronto y con grandes zancadas baja los peldaños que le hacen falta para estar a la altura de Potter, el cual, aún en su escoba vuela cerca de las gradas para poder mantener una conversación con la castaña, a mi costado la Weasley suspira.

—¿Por qué decidiste aparecer, Malfoy? -murmura de manera altanera, su tono me sorprende y hago una nueva exagerada para mostrar lo ofendido que estoy.

—Es un campo de quidditch, Weasley... Cualquiera puede venir -le sonrió de la misma forma que lo he hecho con Hermione, pero está vez ella se queda seria y con la mirada al frente.

—Son las gradas de Gryffindor -informa con una ceja levantada, su tiranía me deja boquiabierto, porque nunca antes la había escuchado hablándole a así a otra persona y no sé si eso es motivo para ofenderse o sorprenderse.

—¿Y eso qué? Oíste a la profesora, me permitirá quedarme si no hago destrozos -murmuro mientras me recuesto sobre Blaise— Además, ¿quién te crees para hablarme así? Eres como cinco años menor que yo.

—Debes estar bromeando ¿verdad? -su mirada por fin se posa sobre mi anatomía y el gesto que hacen sus cejas me dan risa, indignada suspira y regresa su atención al punto de antes— Intelectualmente soy tres años mayor que tú...

Bueno, tiene un punto, pero no pienso quedarme callado, así que busco en mi repertorio de insultos aquel que no contenga tanta crueldad y que sea apto para que una niña de su edad pueda soportarlo.

—Mhnp -es lo único que consigo decir, la verdad es que todos mis mejores insultos son dirigidos a sangre sucias, pero los Weasley no entran en esa categoría por más raro y sorprendente que llegue a parecer— ¿Tu madre borda tan descuidadamente, o por qué el apellido en tu uniforme está deshilachado?

La pregunta le incomoda, pero no tarda mucho en reponerse con una sonrisa engreída. Claramente mi cuestionamiento es sarcástico, de seguro es el mismo uniforme que usaron sus hermanos anteriores y por ser la más chica, las costuras y bordados están tan maltratados que piden auxilio.

—¿Que no te acaban de advertir que te echarán si continuas acosando a los Gryffindor? -ahora su pregunta me deja a mí boquiabierto.

Le doy una mirada de advertencia mientras que en su rostro se dibuja una sonrisa de oreja a oreja. Tira su cabeza hacia atrás y disfruta del momento.

—Esta bien, me callaré...

—A decir verdad, Malfoy, no entiendo porqué tanta insistencia en permanecer en las gradas de Gryffindor... Es como si quieras estar cerca de algo -un escalofrío recorre mi espina dorsal cuando ella se inclina ante mí para que no puedan escucharla los demás— O de alguien -susurra con delicadeza y su sonrisa se expande aún más ante mi semblante pálido— Apuesto a qué la primicia del diario escolar podría ser esa ¿o qué piensas tú?

Maldita Weasley, la subestime por su apellido, pero es mejor se lo que esperaba, mucho más lista y astuta. Permanezco en mi lugar observando su descarada sonrisa, que desaparece en cuanto Hermione regresa a nosotros. La castaña tiene un ceño fruncido muy marcado lo cual me hace querer preguntarle qué es lo que le pasa, pero al parecer la chica no está de humor ya que decide tomar sus cosas y mirarme con lo que parece ser una expresión molesta.

—Vamonos Ginny -murmura toscamente a la vez que ajusta la bufanda alrededor de su cuello. Su mirada se dirige hacia mi anatomía con recelo y puedo jurar que en su mente ha invocado todos aquellos encantamientos que me dejan en la peor posición imaginada.

—El segundo tiempo está por comenzar -obteja Blaise desde atrás, ajeno a todo lo que sucede.

—Pueden quedarse si quieren -sugiere la chica mientras echa sobre su hombro la correa de su bolso— La verdad me da igual...

Todo lo que no podemos ser [Draco Malfoy × Hermione Granger]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora