Revolution

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Eve corría por el bosque alrededor de Hillerska, tratando de escapar de su perseguidora, soltó una carcajada cuando escucho una maldición detrás de ella, se puso detrás de un árbol tratando de evitar que la viera, escucho el sonido de ramas rompiéndose cerca de ella, trató de mantenerse en silencio pero no podía evitar soltar pequeñas risas por las maldiciones, se asomo para ver detrás del árbol pero no vio nada, salió pensando que estaba segura cuando de repente la tiraron contra el suelo y la inmovilizaron ahí.

—Tienes un lenguaje muy colorido sabias?— pregunto Eve mirando a su captora —No se que diría el rey al escucharte hablar así

—Se quejaría de tu mala influencia— respondió Kristina con una sonrisa —Aunque claro, luego me regañaría por juntarme con la "clase trabajadora"

—Y no queremos que pase eso— dijo Eve

—No, te sería imposible vivir sin mi— contestó Kristina dejándolo libre a Eve —Paso algo interesante? Mientras iba a sonreír y saludar a personas importantes de las que se supone que debo de recordar sus nombres.

—No se que será de Suecia, contigo como reina— dijo Eve quitando el cabello de Kristina de su cara —Pero será interesante ver que llegaras a ser.

—Te tendré a mi lado ¿cierto?— pregunto Kristina

—Si— respondió Eve —Talvez desde las sombras pero ahí estaré, para decirte cuando empieces a comportarte como idiota.

Eve le contó a Kristina todo lo que había pasado en su ausencia a pesar de que la misma Eve no se lleva bien con la mayoría de Hillerska por su estado, podía enterarse de varias cosas y platicar de ellas con la princesa cuando volvía de alguno de sus deberes oficiales para poder distraerla. El sol se empezó a meter y ambas se quedaron en silencio, mirando el atardecer con sonrisas idénticas en su rostro.

—Tenemos que irnos, la cena terminara pronto— dijo Kristina levantándose esperando a Eve para caminar a la entrada del bosque.

Kristina se despertó agitada no era la primera vez durante esos últimos días, los recuerdos de su pasado que había tratado de bloquear por el dolor que le había causado estaban volviendo a ella lentamente y temía que el pasado la persiguiera, que persiguiera a su hijo, a Wilhelm. Kristina se cambió y se arreglo antes de salir de su habitación para caminar a su oficina y empezar a trabajar, el tiempo rápidamente se perdió mientras Kristina se ahogaba en papeles, cuando sonó una alarma, camino hacia el comedor, estaba vacío a excepción de Ludvig que saludo a Kristina con un beso en la mejilla.

—¿Qué pasa?— pregunto Ludvig

—Sabes algo de ella?— cuestiono Kristina sabiendo que Ludvig también había sido amigo de Eve —La última vez que la vi me dijo que me odiaba

—Ella nunca te odio— dijo Ludvig

—Estoy segura de que lo hizo, no puedes decirle a alguien que lo amas y luego que te arrastren para no verlo dentro de un mes y luego arrancar las fortalezas que construyó durante ese tiempo— respondió Kristina