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❝ The Shadows and The Moon❞
Las hermanas Starkov llevaban un tiempo en el pequeño palacio, y a pesar de sus parecidos ambas hermanas se adaptaron de diferente manera.
Alina había hecho amigas rápidamente, una agitamareas llamada Nadia y una Inferni llamada Marie, pero en las clases era un desastre.
Ella sin embargo, no tenia amigos en el palacio, pero había aprendido a controlar su pequeña ciencia enseguida, y cuando no estaba en su habitación, generalmente se encontraba en la biblioteca queriendo aprender sobre su poder, hasta que Genya llegaba y le decía que era hora de la cena, a la que casi nunca asistía.
Un día a altas horas de la noche, se encontraba caminando de vuelta a su habitación desde la biblioteca.
paso por delante de la habitación del general y no pudo evitar acercarse al ver la luz encendida.
-¿no puedes dormir?- le pregunto Kirigan cuando la vio, mientras le ofrecía una taza de te.
-Generalmente nunca- le respondió con sinceridad- es como si la luna me despertara-
-Bagrha me dijo que a diferencia de tu hermana, tu controlas perfectamente tu pequeña ciencia-
Se acerco un poco mas y observo el mapa en la mesa.
-Creo que Alina se oponía a un cambio- intento explicar- yo tuve que encontrar la manera de adaptarme-
- El sol no es para todos, pero la luna en si es hermosa- el general se acerco a ella- nos permite ver a través de la oscuridad de la noche, a través de las sombras-
- Yo creo que también las sombras son hermosas- ahora ambos se encontraban frente a frente, sintiendo las respiraciones del otro.
-Yo creo que se complementan- hablo Aleksander en un susurro.
-también lo creo-
Entonces ambos juntaron sus labios, y fue ese beso, quien la hizo cuestionar no solo su moral, sino también su lealtad.
Lo suficiente para hundirse en un mundo de sombras.
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