|Capítulo 09|

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Mew estaba por desfallecer en cualquier momento. No había dormido en días y creía que no aguantaría otra clase más. Apenas si dormia lo justo, con sus clases y su trabajo de medio tiempo. Muchos menos ayudaba el hecho de que Gulf parecía un animal en celos ¿acaso era normal tanto apetito sexual? Lo que terminaba por agotar aun más sus fuerzas. A pesar de que su vientre ya estaba crecido tenía tanta flexibilidad o bastante resistencia para aguantarlo. Tenía miedo de lastimarlo a Gulf y a su pequeño. Porque si, resultó ser un niño. Con cinco meses de embarazo al fin recibieron la noticia de que serán padres de un hermoso niño, un bebé muy sano.

El doctor Pirapat les había dicho que el sexo no afectaba su embarazo y que no tuvieran miedo de querer lastimar al bebé y ¡Dios! Gulf le tomó la palabra como si fuera una ley para él. Si seguia así sus bolas iban a explatar, es lo que pensaba Mew con exageración cada vez que el menor lo persuadia para tener una noche apasionada.

─ Te vez terrible ─ comentó Mean y estiró su cuerpo con pereza. La clase había llegado a su fin ─ La vida de padre responsable te tiene la borde del colapso.

─ Te dijimos que no iba a ser una tarea fácil y tu ya te creías Superman─ se burló Pavel.

Mew bufo ante su tono burló. Sus amigos no podían entender su situación. Si tener que lidiar con una mujer embarazada era estresante, ahora debia de multiplicarlo por mil cuando se trataba de Gulf. Había dias que lloraba por todo, ante su sensibilidad debia de cuidar que decir para que no hacerlo llorar allí mismo. Otros días sus antojos parecían atacarlo como nunca y para cerrar el ciclo, las noches de sexo desenfrenado.

Estaba perdido.

Sin embargo, dentro de todo ese estrés,  había momentos hermoso que le hacían multiplicar sus fuerzas. Era una dicha ver la sonrisa de Gulf, sus mejillas sonrojadas y recordetas, o la forma en como solia hablar con él bebé, deseando que saliera pronto a la vida y así darle todo el amor del mundo. Nunca lo había sentido moverse aun cuando Gulf decía que se movía todo el tiempo.

Soltó un gran bostezo cuando se despidió de sus amigos. Acomodó su bolso sobre sus hombros y al observar su reloj de mano, cayó en cuenta que aun tenía cuatro horas libres antes de ingresar a su trabajo. Gracias a Pavel, había conseguí un trabajo de miedo tiempo en el club que solia ir él cada noche. La pague no era tan buena como esperaba, pero ayudaba a los gastos del departamento y siempre que sobraba le compraba algunas cosas a su bebé.

Mi bebé, pensar siempre en su pequeño le hacia sonreír como un bobo.

─ ¿Mew Suppasit?

Una voz detrás de él le hizo girarse al instante.

─ ¿Que necesita? ─ sus ceño se fruncio ante la imagen de un hombre grande quien estaba rodeado de dos hombres más, más grande que ese sujeto.

─ Mi nombre es Thanayong ─ la sonrisa del hombre era sombría y con un aura bastante amenazante ─ ¿Tu padre es Porsche Suppasit?

─ Ese hombre ya no es mi padre ─ dijo molesto y se giro para seguir con su camino.

Pero los dos hombre se colocaron delante suyo a una velocidad increíble, no había visto sus movimientos.

─ Será mejor que vengas conmigo por las buenas, hoy mi humor es muy agradable y no querrás hacerme enojar.

─ ¿Que quiere de mi? ─ preguntó alerta.

─ Tener una charla, nada más ─ dijo el hombre con voz más baja de lo normal.

Si claro, una charla, toda esa situación le tenía muy confundido y preocupado. Así como las miles de preguntas que también asaltaron su cabeza. ¿Quien era ese hombre? Más aun ¿que relación tenía con su padre? De pronto se vio envuelto por la curiosidad, pensaba que ese hombre peligroso podría tener noticias de él.

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