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¿Recuerdas aquel día que llegué a casa tarde y cansada?

Simplemente me recibiste con los brazos abiertos, una pequeña sonrisa y caricias de las que sólo tú sabes dar.

Lloraba de estrés y frustración mientras sentía tus manos recorrer mi cabello.

No fue hasta hoy que noté que también llorabas, lamento no haberte dado suficiente atención.

Prometo hacerte a ti, a Melsy, y a nuestros futuros hijos, mi centro de atención de ahora en más.

Te amo mucho, Adora, y no pienso perderte otra vez por una estupidez.

600 pages for you [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora