Bev Jones tomó un profundo aliento y salió al tejado. Se había pasado por el barrio chino de Chicago en el descanso para comer porque quería morir con el olor de rollos de primavera frescos en la nariz. Caminó lentamente hasta el borde del tejado y se asomó por el parapeto. El viento invernal revolvía su corto cabello oscuro, pero milagrosamente, era un día agradable... es decir, agradable para Chicago. Era una noche de viernes típicamente agitada... el viernes antes del Día de San Valentín, de hecho. Y si tenía que pasar otro San Valentín sola... o peor aún, con la única compañía de su psiquiatra... se suicidaría.
La gente lo decía mucho, pero Bev nunca decía nada que no fuera en serio. Así que ahí estaba. Colocó las manos abiertas en el parapeto y se preparó para saltar. Dado que llevaba pantalones de nieve y una parca acolchada, podía llevarle algo de tiempo... de hecho, todo su descanso para comer.
Ah, bueno. Además, sentía bastante curiosidad por averiguar qué había después de la muerte. ¿Habría rollos de primavera y fideos chinos en la otra vida? No...
–¡Bev! ¡Hey! ¡Espera!
Se sobresaltó... la última cosa que esperaba en un tejado era oír a alguien llamándola por su nombre... y se giró. E instantáneamente asumió que se había vuelto loca: había una mujer corriendo hacía ella, una mujer que... ¡Wow!... simplemente saltó sobre el arco chino que separaba los dos edificios. Y ahora... ¿lo estaba haciendo?... ¡lo hacía! Estaba corriendo directamente hacía Bev.
–Gracias por esperar –dijo la desconocida que podría saltar como un saltamontes–. Iba algo retrasada desde esta mañana y me preocupaba no llegar a tiempo.
–¿A tiempo? –jadeó Bev. ¡Santa mierta, era como en Tocado por un Ángel!– ¿Quieres decir que estás aquí para... para salvarme?
La mujer... una rubia de ojos azules y la más pálida y aparentemente suave piel... parpadeó sorprendida. Bev nunca había visto antes una piel igual, quizás el ángel–saltamontes también era una lechera irlandesa. Entonces se rió. No era, pensó Bev un poco malhumorada, una risa muy agradable.
–¿Salvarte? ¿Salvarte? –De nuevo la risa. La mujer realmente se apoyó en el parapeto para no caerse al suelo– Cielo, eres tan tonta que te presentas a trabajar el día en que tienes intención de suicidarte.
–¿Cómo... ?
–Quiero decir que de todos los días en que podrías llamar a tu odiado y lúgubre trabajo diciendo que estás enferma, ¿no has pensado que este era el ideal? Y sabes endemoniadamente bien que la caída no te matará. ¿Que son, dos pisos? ¿Si realmente quieres acabar con todo, por qué no usar el arma que tienes en el armario? ¿O uno de esos cuchillos japoneses de sushi para los que ahorraste durante seis meses, para hacer el trabajo realmente bien?
–Yo... yo...
–No, tienes la estúpida idea en al cabeza de que un enjambre de gente se reunirá abajo en la calle, y algún guapo mono policía de Chicago te persuadirá para que bajes y se enamorará de ti. Entre otras cosas, ves demasiada televisión.
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Un Demonio Necesitado
FanfictionRevela la verdadera identidad Lexa la Demonio cuando Clarke, la vidente de los Hombres lobos Skaikru, llama a la puerta de Kara Danvers después de recibir una visión en la que se supone que ella debe viajar a Minneapolis para servir a la reina Libro...