-Y el tipo no tenía una, damas y caballeros, sino ¡dos armas encima! Fue como un mal episodio de Deadwood .
Eran las primeras horas de la mañana siguiente, faltaba una hora o así para el amanecer. Imra y Kara estaban escuchando, con la mandíbula desencajada. Nia y Lena estaban ocultando sus emociones un poco mejor pero no podían disimular su interés. Clarke bostezó, aburrida.
-¡Un treinta y ocho y un cuarenta y cinco, por amor de Pete! Y les diré que, en el minuto en que hubiera intentado ponerle el Foley, me habría volado el cerebro por toda la pared. Lo cual podría haber mejorado la combinación de colores, pero eso es lo de menos.
-¿Y Clarke te dijo que ocurriría esto? -preguntó Lena cuidadosamente.
-¡Si!
-No -dijo Clarke-. Le dije que hiciera que los de seguridad registraran el abrigo de su primer paciente. Eso es lo que vi: comprobaban su abrigo. Por lo que yo sabía, podrían haber encontrado un paquete de chicles.
-Lo salvaste -jadeó Kara.
-Eran solo armas -Oh, espera. Las armas eran tomadas un poco más en serio por la gente normal- Hmm, puede que lo hiciera -Esperó. Todos esperaron. Finalmente, dijo-. Pero no me siento mucho mejor. Quiero decir, no me siento como si hubiera conseguido lo que deseaba.
-¿Es una cosa algo así como instantánea? -preguntó Kara-. Bum, ¿estás satisfecha y te vas a casa?
-¿Qué deseas? -preguntó Nia. Se encogió de hombros, en parte porque no estaba segura al cien por cien, en parte porque no era jodido asunto de nadie, y en parte porque la verdad... si es que era la verdad... era embarazosa. ¿Cómo contar a desconocidos que querías pertenecer a un lugar, que querías amigos y una familia que no le tuviera miedo?
-Bueno, salvando a Winn sin duda me has ayudado -dijo Kara-. Gracias.
-No -dijo Lena.
-Oh, que simpática -espetó Winn.
-No me malinterpretes, Doctor Schott, pero no veo como salvar tu vida ayuda directamente a Melissa.
-Eso está mucho mejor -le dijo Clarke a Kara-. Deberías utilizar ese en vez de Kara. Kara es penoso.
-Oh, cállate -Le dijo Kara-. Y Lena, ¿de qué estás hablando?
-Supongo que tiene razón -dijo Winn a regañadientes-. Que yo acabara muerto podría haberte disgustado, pero lo habrías superado.
-Y no, y no, y no -decía Kara sombría.
-¿Así que salvar a Winn fue un plus? ¿En realidad estás aquí para alguna otra cosa? - preguntó Imra. Clarke se encogió de hombros.
-Fascinante -comentó Lena.
-Cielo, tan pronto como abran los bares esta noche, te invito.
-Yo no bebo -le dijo Clarke-. Y tú eres un tonto si lo haces. ¿Sabes que el alcohol es un veneno, verdad? ¿No se supone que eres médico?
-Oh, genial -dijo Imra-. Una adivina santurrona. Esas son las mejores.
-Ya veremos si te advierto de un peligro mortal.
-¿Sabes que yo soy lo único que se interpone entre tú y otra prueba de vestidos, verdad, Peludita? - Sonrió, no pudo evitarlo. Era la primera vez que podía recordar bromear sobre no advertir a alguien de un condena inminente, y que la persona en cuestión se lo tomaba como lo que ella pretendía: como una broma.
A la manada honestamente le preocupaba que viera la muerte de alguien y no les advirtiera por despecho. Esto la asombraba y contrariaba a la vez... podía no ser la Pequeña Miss Sunshine, pero nunca, jamás guardaría tan horrible secreto. ¿Cómo podía su propia manada malinterpretar sus motivos y acciones? Había crecido con ellos. ¿Y qué podía hacer ella al respecto? Era demasiado vieja para cambiar.
-Vale -estaba diciendo Winn-. Una ronda de daiquiris para todos.
-¿De fresa? -preguntó Lena esperanzada, y Kara rió, se levantó y trajo múltiples licuadoras.
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Un Demonio Necesitado
Fiksi PenggemarRevela la verdadera identidad Lexa la Demonio cuando Clarke, la vidente de los Hombres lobos Skaikru, llama a la puerta de Kara Danvers después de recibir una visión en la que se supone que ella debe viajar a Minneapolis para servir a la reina Libro...