Capítulo Cuatro

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-Oh no, no, no -gimió Clarke-. ¿No hay una bala que pueda recibir por ti o un cuchillo en las costillas o algo?

-Hey, tú querías ayudar, así que estás ayudando.

-Creo que no -dijo Imra, mirándola de arriba a abajo críticamente-. El azul la hace parecer descolorida. El cual, estamos todos de acuerdo, no es un problema que tenga yo. Pero no es tan bueno en tu modelo.

-Vuelve y cámbialo por el amarillo -dijo Kara.

-Maldita sea -exclamó Clarke-. Dudó seriamente que esto fuera lo que los dioses tenían en mente cuando me enviaron una visión de que te ayudara.

-Ve. Cámbialo. - Entró malhumorada en el pequeño cuarto de estar, se quitó el vestido de dama de honor azul hielo, y luchó por embutirse en el amarillo pálido. Este, este era su castigo por cada mal pensamiento, palabra y acción que había pensado nunca, dicho y cometido. ¡Jodidos vestidos de dama de honor! Entró a desgana en la habitación más grande y ambas mujeres dijeron inmediatamente.

-No.

-¿Por qué enviaron siquiera éste, ya que estamos? -preguntó Kara-. Es horrible. Nadie puede vestir ese color.

-Porque quieren una gran comisión, así que mejor enviar demasiados en vez de los suficientes. ¿Por qué no lo intentas con el negro? -sugirió Imra.

-¿Por qué no hago una cuerda con esto y me ahorco?

-Deja de quejarte -ordenó la reina-. y ve a cambiarte. Y apresúrate; no tenemos toda la noche. - Imra rió.

-En realidad, la tenemos.

-Bueno, eso es cierto, pero no importa. Cámbiate, por favor -Ante la mirada envenenada de Clarke, añadió-. Quiero decir de vestido. No era una especie de orden de convertirte en lobo.

-Será mejor que no lo sea -murmuró ella y volvió al cuarto de estar.

-Así que, uh - Imra estaba hablando con forzada despreocupación, que olía como naranjas al fuego-. ¿Cuándo averiguaste que no eras, uh, que no ibas a convertirte en lobo nunca? Quiero decir, eres bastante joven. --Tuvo que reírse ante eso.

-Soy vieja para ser una hembra sin pareja.

-Oh. Porque estaba pensando, que quizás simplemente no has tenido el, uh, cambio, ya sabes. Cambio.

-Ocurre en la pubertad.

-¿Pubertad? -repitió Kara. Clarke forcejeaba con la cremallera.

-Si, ya sabes. Pelo en lugares nuevos, cosas que se hacen más grandes, y de repente estás pensando en chicos. No te preocupes, te pasará pronto.

-Vale, vale, no tienes que ponerte tan brusca por eso.

-Si tiene -susurró Imra, sin tener idea de que Clarke podría oírla perfectamente bien.

-¿Así que pasaste la adolescencia y nunca Cambiaste?

-Ni una vez -Al fin. La cosa estaba subida. Hmm, no estaba mal. Se estudió a sí misma en el espejo, parecía una de esas viejas fotos de una estatua griega. El vestido era simple; sin volantes ni fruncidos. Recto en el pecho, cayendo hasta las caderas, y después hasta el suelo. Y del negro más profundo, tan negro que su piel brillaba.

-Este no es horrible -dijo saliendo

-¡No! -gritó Kara- ¿Damas de honor vestidas de negro en una boda vampiro? ¿Qué cliché quieres perpetuar? Quiero decir, te ves genial, Clarky...

-Deja de intentar eso, no funciona. Es C-L-A-R-K-E

-... pero es que simplemente no puedo.

-¿Por qué se casan, además? Ya son la realeza de los vampiros, ¿verdad?

-Es una larga y horrible historia -dijo Kara-, y no tengo nada de alcohol así que no voy a contarla.

-¿Quizás el mismo vestido en diferente color? -sugirió Imra.

-Quizás - Kara se levantó y empezó a rodear a Clarke, que pensó (pero no lo dijo) que eso era extremadamente grosero en su cultura-. Se ve genial en ella. Y francamente, ayuda que todas mis damas de honor sean fabulosamente guapas.

-Bueno, eso es cierto -dijo Imra modestamente-. de igual manera Lauren y yo medimos casi lo mismo que Clarke.

-Sin embargo Nia es alta.

-Si, pero aún así. Lauren y yo no pareceremos, uh, ¿cuál es la palabra? Majestuosas. Con el corte de este vestido, quiero decir.

-No sé -dijo Kara, rondando alrededor de Clarke como una pantera-. Es un gran vestido. Buen corte, buenas líneas. Probablemente le siente bien a todo el mundo.

-Creía que habíamos quedado en que ningún vestido le quedaría bien a todo el mundo.

-Bueno, tu eres hermosa - Dijo Clarke - dudo mucho que cualquier vestido que te pongas, cualquier cosa que te pongas te quede mal, francamente tu cuerpo es impresionante

-Gracias -exclamó Imra-. Puedo ayudar a mi metabolismo.

-¿En qué color crees que deberíamos probar el vestido? -dijo Kara, entrando al tema. -. ¿Verde esmeralda? ¿Azul regio? ¿Rojo? No, ese es otro chicle. Tengo que decir, Clarke -añadió, mirándola de arriba a abajo-, que eres una de las mujeres más guapas que he visto nunca. Y eso es decir mucho por estos lares. - Se encogió de hombros. No era nada nuevo, e inevitablemente venía seguido de "que pena que seas tan gruñora" o "es tan desafortunado que no seas una mujer completa" o "al menos tienes buen aspecto".

-Que pena que seas tan gruñona -añadió Imra. Clarke puso los ojos en blanco.

-¿Puedo vestirme ya?

-Si, creo que ya estamos.

-No bromees -advirtió ella.

-¡Que bebé! -aulló Imra-. Han sido apenas dos horas.

-¿De verdad? Ustedes no han hecho una mierda, sólo dar vueltas por ahí con sus chicles. Yo he hecho todo el trabajo.

-A cambio de habitación y pensión completa gratis, lo cual no es mal trato, podría añadir. - Clarke resopló pero no hizo ningún comentario, en vez de eso dijo:

-¿De verdad hemos acabado? ¿No estás apunto de tirar de mi cadena? -- La reina pareció sorprendida.

-No en asuntos de la boda. ¡Nunca!

Cuando volvió al cuarto de estar, Lexa estaba esperándola.

Un Demonio NecesitadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora