Capítulo Tres

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-Ok, mientras quieras quedarte con nosotros, este será tu cuarto y el baño está aquí... -la reina se quedó atrás en la entrada, apuntando hacía su izquierda, y luego entró al cuarto, una larga recámara con un tapiz con pelambres grises y doradas. A Clarke le gustó de inmediato; las paredes tenían el color del bosque a mediodía.-Lamento que no esté dentro, pero es tu baño privado y no tendrás que compartirlo con nadie. Y, mmm, supongo que esto es todo. ¡Agh! - Clarke se giró. Lexa las había seguido. - Esto va realmente a ser jodidamente molesto -le advirtió. Lexa le sonrió en respuesta. -¡Lexa mala! ¿Cuántas veces tengo que decirte que no te arrastres de esa manera? Provocarás a alguien un ataque cardiaco ¡Demonio malo, malo!

-¿Por qué le hablas como si fuera un perro en la alfombra? -reclamó Clarke

-Oh... - Kara (la reina...) observó nerviosa-. Tienes razón. Lo siento. Es que estamos tan acostumbradas de verla más como animal que como persona. Hasta hace unos meses, ella nunca había hablado en absoluto. Ni una sola palabra, nada. ¡Caramba, ni siquiera caminaba! Luego dijo algo.

-¿Qué?

-"Rojo, por favor". Está en las artesanías. Larga historia. Hoy por hoy, es una historia corta. Le gusta tejer y el ganchillo, y está fuera de la historia. Entonces, de cualquier modo, dijo esto, ¿verdad? y a todas nosotras nos volvió locas, como de ¿en serio? Luego, nada. Después la pusiste en evidencia y a todas nosotras..., "¿cómo la llevas Alexandra?" Y le dio un ataque y brincó sobre ti. Debes entender, además de no hablar, nunca había hecho eso antes, nada, a menos que nos trajera una presa o me protegiera. Parece como un león con una gacela cuando va a atacarla. Yo no se, es extraña, de cualquier manera.

-No tener necesidad de tomar un respiro -comentó Clarke-, puede ser realmente práctico para ustedes. Hablas demasiado

- De cualquier modo, puedes entender porqué estábamos un poco espantadas.

-Seguro, supongo -seguía perpleja- En casa, cuando un extraño aparece, lo dejamos estar todo el tiempo que quieran, sin estarle cuestionando -Recordó que tanto vampiros como monos eran diferentes. Duh. Y Lexa, incluso para un vampiro, era de lo más diferente. Interesante.

-Clarke -dijo Lexa. Ambas esperaron, pero esto al parecer era todo lo tenía en mente. Volvió a notarlo. No era demasiado habladora esa chica. Hmmmm.

-Tienes un hermoso cabello -le dijo a Alexandra- Una chica podría enamorarse. -Lexa le sonrió de nuevo.

-Ahh, no hagas eso -dijo Kara-. Juro que su sonrisa es tan espeluznante como la tuya.

-Tiene una sonrisa hermosa -dijo Clarke a la defensiva-. Es justo la correcta: amigable, pero no agresiva.

-Oh, seguro. Bueno, dejaré que te instales, y...

-No necesito instalarme. Necesito ayudarte. ¿Qué está haciendo ahora? - Kara la miró asustada.

-¿Ahora, ahora?

-Si, ahora, ahora. Porque me pegaré a ti como una lapa hasta que, que... siempre. --Se encogió de hombros

-¿Sabes?, hace un año, esto me hubiera parecido increíblemente extraño, pero no más. Ahora lo tomo todo con calma, nena. ¿Quieres ayudar? Vamos. No tú Lexa. Tú haces un lío de cosas.

Lexa la ignoró, lo cual pensó Clarke era totalmente adorable.

Un Demonio NecesitadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora