La mañana del dos de octubre Emma me convenció (muy a mi pesar) de ir a comprar algo que le hacía falta. Acepté con la condición de que volviésemos pronto a casa y antes de volver pasar por el hospital. Emma aceptó al instante.Salimos temprano hacia la estación de autobuses. A penas había tomado mi café y una magdalena de desayuno, por no hablar de mi ropa. Emma se pasó todo el camino a la estación quejándose de que su hermana mayor no tenía ningún sentido de la moda.
- Por última vez, Emma... mi ropa no tiene nada de malo.
- Kiara, pareces una niña de doce años que no ha superado su fase emo.
- Dices niña de doce años como si tú fueses una adulta de 25.
Emma me dio un manotazo y eso solo me hizo reir a carcajadas. Mi hermanita, como la extrañaba. Y así entre pequeñas bromas llegamos al centro de la ciudad y pasamos la mañana navegando de tienda en tienda y disfrutando de la compañía de la otra.
Emma entró a una última tienda antes de irnos, esta vez decidí quedarme fuera a esperar. El ambiente de esos lugares me resultaba sofocante. Al otro lado de la calle, una floristería llamó mi atención y sin dudarlo me acerqué a la tienda. Varios ramilletes de diferentes flores y colores adornaban los laterales de la entrada. Entonces recordé la visita que tenía pendiente al hospital y entré en el establecimiento. Un ramo simple, de margaritas blancas y amarillas llamó mi atención. No era caro, así que pregunté a la dependienta si estaba disponible y lo compre. En seguida volví a la tienda donde estaba Emma, llegando justo para verla salir con una nueva bolsa, pero esta era más pequeña. Me miró con una gran sonrisa y ambas echamos a andar.
Tomamos un nuevo autobús para ir hasta el hospital, desde allí podíamos ir a casa caminando. Le pedí a mi hermana que esperase fuera, prometiendo no tardar mucho. Realmente no quería que Emma viese algo así. Un destino que podría perfectamente haber sido el suyo o el mío por el simple echo de ser mujeres relacionadas de algún modo con una pandilla.
Caminé por los largos pasillos hasta dar con la habitación de aquella chica. La novia del amigo de Pa. Apreté el ramo de flores entre mis manos. La vista al otro lado del cristal que nos separaba caló en lo profundo de mi mente. Era una imagen que nunca olvidaría por mucho que lo intentase.
- ¡Tú, delincuente! Creí haberles dicho que no volviesen por aquí.
Me giré al escuchar la voz de un hombre, a su lado una mujer trataba de contener sus sollozos. Supe de inmediato que eran los padres de la chica. No dudé un segundo en inclinarme ante ellos, apretando los labios por la impotencia que me creaba aquella situación.
- Lo lamento, señor. No me habían dicho que no deseaba vernos. Me iré ahora mismo.
Volví a colocarme recta, acercándome a los dos adultos para entregarles el ramo de flores. Sentí mis mejillas humedecerse, así que mordí mi labio inferior tratando de cesar el llanto. Me armé de valor y tras asegurarme de que mi voz no temblase hablé lo más suave posible. No iba a ocultarme ante ellos.
- Lamento que la ambulancia no llegase a tiempo. Debí haberla llamado antes.
Volví a hacer otra reverencia y sin darles tiempo a hablar salí corriendo de aquel lugar. Mis manos temblaban de forma muy obvia. No quería preocupar a Emma así que las escondí en mis bolsillos antes de salir del edificio. Sonreí y me reuní con mi hermana, ella no dijo nada de mis ojos rojos, se mantuvo en silencio durante gran parte del camino.
Al final no tardamos en volver a bromear y charlar con tranquilidad. Eso la verdad ayudaba a que mi cabeza se centrase en otras cosas y distraerme un poco de todas las responsabilidades que pesaban en mi espalda. En algún momento Emma me arrastró a alguna calle desierta alegando que era un atajo a casa. Le creí ya que ella frecuenta más estas zonas y conoce los mejores caminos para llegar antes a cualquier sitio. Lo que no me esperaba es que acabásemos metidas en una zona frecuentada por Moebius, mucho menos esperaba que nos atacasen a plena luz del día.
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Kiara || Chifuyu x OC (pausada)
Fiksi PenggemarLas lágrimas de la joven Sano no se hicieron esperar cuando una llamada en medio de la noche la alertó de la muerte de su esposo. Matsuno Chifuyu había sido encontrado muerto. ¿La causa? Un único disparo en la frente. Donde la Toman tuvo siete fund...