Sour. | taeseung

good 4 u.

El mejor momento juntos fue el día que Taehyun mandó definitivamente a la mierda a su ex. Cosa que ocurrió cuando ya llevábamos casi un año saliendo formalmente.

El tiempo había transcurrido tan rápido, y yo supuestamente había conseguido ganar honradamente mi batalla imaginaria con un chico que nunca conocí.

Nos emborrachamos el día del cumpleaños de Tae en el jardín de su casa. Solos porque sus padres siempre estaban ausentes; porque a ellos directamente nunca les importó su descarrilado hijo.

En la bruma de la embriaguez nos revolcamos basándonos sobre el pasto, riéndonos por cualquier estupidez pronunciada y volviendo cada frase una tonta canción.

Fuerte y alto, porque no nos preocupaba que los vecinos nos escucharan, Taehyun se sentó con las piernas cruzadas y gritó con pasión:

—¡Espero que estén muy bien!

Todo lo que hice fue reírme y asentir.

—¡Ojalá te haya servido ese psicólogo que encontré para ti! ¡Pero en realidad me vale un carajo si estás feliz y sano!

Bebió un sorbo de su cerveza y conectamos nuestras miradas. Él sonrió con sus ojos brillantes y rojos por el alcohol.

—Hee.

—¿Sí?

—Te amo.

Y yo me lo creí.

O quizás en ese momento sí fue verdad.

De lo que no estaba seguro, es que él fuera el tipo de persona que valida sus sentimientos, a pesar de tener demasiados.

Taehyun podría explotar de enojo, de felicidad, de éxtasis, pero jamás revelaría más de la cuenta. Me dijo que me amaba, y sería capaz de repetirlo, pero no de hacer promesas y lanzarse al vacío conmigo.

Amaría pero no confiaría. Si es que eso tenía sentido.

Algo que yo no debí consentir, pero que en el momento fue más que suficiente, más de lo que yo aspiraba a conseguir.

—Yo también te amo Tae... desde que me dijiste que era un bruto por sacar -2 en música.

—No te dije bruto.

—Eso insinuaste.

—Pero tu cantas hermoso Hee.

Y si intentaba decirme que en realidad era bueno en música, o que yo era hermoso, solo él lo sabría.

Yo atesoraría ambas teorías.

—Pero es imposible que fuera amor a primera vista —rebatió arrastrando su voz.

Yo solté un hipido y recoste mi cabeza en su regazo, mirándolo desde abajo.

—Cada vez que te veo es como la primera vez —solté otro hipido— y cada vez que te veo me enamoro más de ti... entonces sí es amor a primera vista.

Me dio un golpecito en la frente.

—Estás borracho.

—Efectivamente.

Ahora me retracto.

No fue el mejor momento porque mandara a la mierda a su ex. Lo fue porque cuando me miró esa noche, vi reflejado en sus ojos una emoción que nunca había visto antes en su rostro.

Aprobación.

Él acababa de aceptarme como el dueño de su corazón, y se preguntaba si valía la pena confiar.

El problema fue que se lo preguntó demasiado tiempo, y eso hizo que sin querer, yo dejara de confiar en él.