Aidan Gallagher, un joven estadounidense de 17 años apasionado por la música, comenzó a escribir una serie de canciones para despedirse de los suyos al ser diagnosticado de un cáncer terminal.
"Lo que algunos dan por sentado, otros luchan por conseg...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
|Aidan Gallagher|
Paso un mes exactamente desde la conversación que tuve con mi madre acerca de mi futuro. Mi cabello ha crecido nuevamente en estos 2 meses que deje las quimios.
Tenemos todo listo, Mis padres decidieron que tomáramos un pequeño descanso en Francia, quería conocer otros países antes de que todo sucediera.
—Vámonos hagamos tiempo de calidad familiar –Dijo Papá mientras subia las maletas al auto.
—¿Enserio no podemos llevar a Yoyo? –Dijo Sophie mirándolo en la casa.
—Cariño te prometo que los vecinos lo van a cuidar muy bien –Aseguró Mamá.
—Me siento mal por divertirnos sin él.
—Sophie creeme que Yoyo se divierte más con un rollo de papel que cualquiera en Francia –Bromee subiendo al auto.
—¡Oye! –Me asome por el retrovisor– ¿Te vas sin decir adiós?
Era ella.
—¿____?
Baje del auto de inmediato para comenzar a caminar a su dirección, lejos de mi familia para poder hablar con tranquilidad.
—Hola –Saludo– Tu cabello se ve muy bien.
—Gracias –Dije sonrojado– Es sorprendente lo rápido que crece cuando no te bombardean con químicos.
Su mirada se clavó en la mía, le devolví la mirada, esperando que él apartara la suya, pero en lugar de eso, continuó estudiando mis ojos a fondo y con gran intensidad.
—La verdad es está... Me gustas y sé que tu diagnóstico complica las cosas pero no puedo evitarlo y no me importa así que...
—____ no creo que... –Ella me interrumpió.
—¿Te gusto Aidan?
—Sí, claro que sí, pero, ¿Estarias conmigo sabiendo que soy un enfermo terminal?–Nuevamente me volvió a interrumpir.
—Eso no es impedimento para poder amarte.
—¡Vamos Hijo! –Dijo Papá desde el auto.
—¡Haz algo Romeo! –Grito Daniel.
Mis hermanos no me quitaban el ojo de encima por el espejo retrovisor. Resultaba evidente que se estaba partiendo de risa, como si lo estuvieran escuchando todo.
El calor de mis mejillas fue subiendo al punto de sentir mi rostro caliente, estoy seguro de que se logra notar por el frío.
—¿Y si solo nos besamos y hacemos feliz al público? –Pregunte.
—Ay no, el público no quiere eso –Dijo Sophie.
—¿Y tú como escuchaste eso?
—¿Qué tal si me escribes cuando llegues? –Dio un pasó atrás.
—O algo mucho mejor, te escondo en mi equipaje y vienes con nosotros.
—Suena bastante tentador
—Sí, lo es.
—¿Estaras bien?
—No te preocupes por mí –le pedí– Todo irá estupendamente bien. Te quiero, _____.
—¡Diviértete! –Se alejó.
Me abrazó con fuerza durante un minuto; luego, subí al auto y ella se marchó.
[...]
Para llegar a Francia tenía por delante un vuelo de unas 8 horas de Stillwater a Paris, y desde allí a Lourdes serian doce horas más en autobús.
En estos momentos ya nos encuentramos en un autobús camino a Lourdes, sentados en parejas, Sophie y Nadia, Mis padres juntos y Daniel y yo.
Me estaba quedando dormido cuando de repente me llegó un mensaje, Era ____.
Mi chica <3
Espero que no vuelvas con boina y fumando un cigarrillo.
Y.. ¿Si llevo puesto un cigarrillo y me estoy fumando una boina?
Sí es lo único que llevas puesto podría interesarme ;)
Me quede unos minutos pensando en que responder pero ya se desconecto, Daniel leyo nuestra conversación y me quitó un audifono.
—Tal vez quieras purificar esos sucios pensamientos antes de llegar a Lourdes hermano.
📍Lourdes ,Francia.
—Siento que me está viendo –Dije al ver una estatua de la Virgen de Lourdes en la habitación del hotel.
—Parece un parque de diversiones católico –Se acostó en su cama– de verdad que apesta lo que te está pasando.
—Sí, a veces me pregunto porque me pasa a mí, de toda la gente en el mundo, ¿que hice yo?, acaso no he sido bueno...
—No creo que funciona así –Suspiro– cosas malas le pasa gente buena todo el tiempo.
—Bueno Mañana será un día raro –Apague las lamparas.
—Todo esto es raro hermano.
—Me sigue viendo –Dijo viendo la virgen que estaba enfrente de mi cama.
—Me sorprende no haber ardido en llamas todavía –Reimos un poco fuerte.
—Nunca es tarde.
La mañana siguiente...
—Hay mucha gente Mamá –Hable al ver a unas 120 personas esperando su turno para entrar al santuario.
—Así es cariño.
—¿Crees que cambien el agua entre sesiones?
—Hijo, no cambian el vino de la comunión en la temporada de frío, asi que lo dudo –Dijo haciéndome reir– Aidan escúchame, si algo pasa o no allá dentro
—Está bien, lo sé –La interrumpí sabiendo que quería decir.
Al llegar nuestro turno de entrar al santuario, nos ordenaron a quitarnos la ropa y reemplazarlas por batas para asi poder entrar a las piscinas del Santuario.
Mi madre y yo fuimos por lugares diferentes, me llevaron a una piscina para que luego dos personas me sumerjan en las aguas procedentes del manantial.
No dejare de tener esperanza, todos los dias suceden milagros.