ೃ࿔❝3❞-- wakasa i.

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Personaje: Imaushi Wakasa.

Pov: Narrador Omnisicente.

TW: Ninguno.

Today's song: 'Teen Romance', by Lil Peep.

Ambos amigos estaban sentados encima del tejado de alguna casa, eran las cuatro de la mañana, así que a ninguno le importaba cuál casa, ni de quién era

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Ambos amigos estaban sentados encima del tejado de alguna casa, eran las cuatro de la mañana, así que a ninguno le importaba cuál casa, ni de quién era. La expresión de él, la cual siempre era aburrida, se suavizaba al estar con ella. Por otro lado, (n) estaba ajena a todas y cada una de las miradas que el mayor de los dos le dedicaba.

-¿Quieres más cerveza, Ima-chan?

-Te dije que me llamases por mi nombre. Dos años de amistad y me sigues llamando por mi apellido, y con honoríficos. -contestó sin mirarla, dedicando toda su atención al firmamento estrellado.

-Y yo te dije que es una costumbre que no se me quita.

-Pero me gusta como suena mi nombre de tus labios.

Wakasa se dio cuenta de lo que dijo tan rápido como acabó la frase. Miró de reojo a la chica, quien lo observaba con fingida curiosidad.

Porque ella sabía lo que él sentía.

-Quiero decir... Prefiero que me llames por mi nombre. -dijo finalmente, mirando al frente de nuevo.

-Hmm... ¿Waka-chan?

-Waka está bien.

-Está bien, Waka.

Todo quedó en un silencio de nuevo, donde sólo se escuchaban los motores de los coches que aún vagaban por la carretera.

-Me gustan tus pantalones.

-Claro que te gustan, tonto. Son tuyos. -respondió, risueña, ella.

Él solo quería borrarle esa sonrisa, para dejar de caer; pero a la vez necesitaba verla de nuevo.

-Waka.

-¿Hmm?

-Estoy con Akira.

Esto tomó desprevenido al joven Imaushi, pero se lo veía venir. No era nada sutil con sus sentimientos.

-Sé que tienes un hombre.

A continuación, sacó un cigarrillo de su bolsillo trasero, cosa que incomodó a la chica, pues no solía fumar frente a ella, ya que la joven odiaba ese olor.
Lo miró con una mezcla de confusión y enfado en su mueca.

-Espero que puedas entenderlo.

Suspiró rendida. Siguieron en silencio, ahora acompañados del sonido del chico pegando sus labios a la colilla del cigarro, y de los suspiros que daba para expulsar el humo. Ella no lo sabía, pero los ojos de él estaban tan húmedos como las hojas de los árboles que, cada mañana, amenazaban con derramar el rocío acumulado.
Sin soportar más el silencio, el pelilargo decidió desbloquear su móvil, para colocar música.
Colocó la favorita de ella.
Lo que a ella le sorprendió fue la acción de levantarse del contrario. Él tiró el cigarro (o lo que quedaba de él) al suelo y lo apagó con el zapato. Subió el volumen a la canción y le extendió su mano a la joven.

-¿Qué crees que haces? -preguntó con una sonrisa inconsciente.

-Dame tu mano y concédeme este baile.

Dicho y hecho, ella se levantó tomando la mano de su amigo.
Con paciencia, él posó sus manos en la cintura de ella, y ella cruzó las suyas alrededor de su cuello.
La canción era lenta, perfecta para ambos. De forma torpe se miraron a los ojos. Los de él tenían un brillo singular, algo que ella nunca había visto. La miraban fijamente esos orbes centelleantes, y juró poder ver estrellas en ellos. Se quedó tan prendada que no se dio cuenta cuando él alcanzó a tocar su frente con la de ella. Estaban tan cerca que sus respiraciones chocaban. Con un movimiento despacioso, él enterró su rostro en la curvatura del cuello de su amiga. Se a pegaron aún más el uno al otro, mientras se seguían moviendo de forma pausada.

-Déjame guiarte a un lugar donde nadie te hará daño. -susurró en el oído de (n).

Él se incorporó y pegó sus frentes de nuevo. En la mente de ambos ocurría un torbellino de emociones. ¿Valía la pena dejar la relación de medio año que tenía con Akira? La expresión tranquila de él la calmaba, quizá por esto le gustaba tanto pasar tiempo con el bicolor. Porque él le transmitía una paz totalmente utópica. De nuevo, estaba tan sumida en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando el mayor se fue acercando a ella. ¿Estaba bien esto?
Sin dudarlo, él cerró los ojos y rozó sus labios, para luego besar los contrarios lentamente. Los labios de él sabían a nicotina, y los de ella a cereza. Él sonrió por este último pensamiento y colocó su mano en la nuca de ella para así atraerla y profundizar el beso. Maldijo al oxígeno, pues era quien había terminado dicho acto.

-Siento por ti cosas que nunca sentí por nadie, quería que supieses eso.

Ante esto ella se quedó callada, pero al entrar en razón y darse cuenta de que él estaba aflojando el agarre en su cintura, cogió el cuello de su sudadera y estampó los labios del joven con los suyos.
Esto respondió a la pregunta anterior. Estaba más que bien.
Se fundieron en un profundo beso, y luego otro, y otro más, hasta quedar satisfechos y con los labios rojos. Se miraron a los ojos y se dijeron todo sin decir nada. La madrugada transcurrió entre besos y palabras dulces, miradas brillantes y sonrisas que podrían iluminar una ciudad entera.

A la mañana siguiente, ella tendría que hablar con Akira.


Hola. 😩🤟🏻
Estuve muerta por unos días porque no tenía inspiración, y estoy escribiendo esto recién despierta jej.
Espero que os haya gustado y siento no haber actualizado. :(

--Hebi.

¦¦ 𝔀𝓸𝓷𝓭𝓮𝓻𝔀𝓪𝓵𝓵.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora