Te has ido, cuando debí ser yo quién se alejara, me faltó la fuerza y constancia para dar la cara, todo por un momento.
Por un momento como en el que una vida se va, igual que por un momento se crea.
Fuiste tú quien se llevó mi corazón.
Quien lo atrapó con tu mera existencia, me dio miedo, pues nunca nadie, había interrumpido con tal fuerza en mi corazón.
Fuiste tú, con quién la duda no importó.
¿Es importante cómo o por qué viniste?
¿Merece la pena contar el dilema y la confusión que apareció de tu mano?
No.
Para nada.
Para nada sirve contar la tristeza, y es mejor para ti el haberte ido.
Pues no te merezco, no sé qué haría contigo a mi lado, serías tanto en mis manos,
sería feliz, sería un loco enamorado.
Más perdí yo, al perderte, que tú al marcharte, aunque no fueras para mí, aunque le pertenecieras a otro.
Yo te amé, y te amo, aunque ya no estés aquí a mi lado.
El mundo es cruel, el mundo es malo,
Odio este mundo, pero nunca la vida.
Odio tu enfermedad, odio todo lo que provocó que te alejaras de mí.
Me llegue a odiar por no volver a verte,
Aún te lloro, porque te espero. Lo hice y aún lo hago, siempre lo haré me temo.
Malas desiciones, malas elecciones, soy culpable de haberte acercado y cercado de insensatos corazones. De llevarte a los rincones más oscuros de mi vida, y tu, fuiste mi amanecer. Te amo