Locura, estoy cayendo por su grieta,
no es pequeña, esta grieta, no es pequeña.
Caigo en su vacío, porque sí, la locura me resultó vacía.
Ya dijo Salomón que es vana esta locura.
Me susurra la cordura en busca de respuestas,
-Que tal te sientes después de caminar por la locura?
Personalmente, el saber que es vana me deja hueco, inamovible ya que se escurre entre mis dedos mi esfuerzo, mi tiempo con la locura. Lo que quiero, lo aparto.
Locura, realizarme en ella, caminar de su mano a la vez es fascinante, es innovador, pues la locura es caos con un propósito, es orden, en cierta manera, dentro del desorden.
Ella es caos que me hipnotiza, tú, locura, eres la suavidad que me abriga, eres la calidez de mis noches, eres mi risa nerviosa, eres mi ego hablando, eres mi estupidez viva.
Voy hacia ti sin dudarlo, porque me gustas, porque me das lo que quiero, aunque se, que quererte locura, es, querer mi tontedad.
Que estas haciendo? Me vuelve a preguntar la cordura.
Me enamore de la insensatez, porque verte desatada locura, me llena de placides.
Que básicos podemos llegar a ser y a la vez complicados, pues lo sabio es bueno, y la estupidez, la estupidez todo lo complica.