Parte sin título 3

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Por un largo instante la mirada de Logan se quedó prendado del dulce óvalo de aquel rostro ruborizado y de los preciosos contornos de su boca. Era un idiota, si hasta entonces lo había decidido ignorar, ahora lo sabía con toda seguridad.

Con voz ronca dijo:

-Lo que le pido es muy poco ¿por qué no tiene la generosidad de dármelo sin provocar este absurdo forcejeo?

-Me alegro de que se de cuenta de lo absurdo que está siendo - respondió Tiara con determinación.-- Suélteme inmediatamente  y dejaremos de llamar la atención.

Logan estaba a punto de hacerlo cuando Tiara le escuchó emitir una imprecación.

-¿Te está molestando este hombre, Tiara?

La pregunta venía del dulce Steam, el prometido de Dafne.

Tiara no tuvo tiempo de responder antes de que Logan Hamilton dijera:

-Mis disculpas, señorita, no he querido importunarla. 

Un vuelo de capa siguió los pasos del caballero oscuro que ya se disponía a irse cuando Steam lo retuvo.

-Un momento, caballero, usted estaba molestando a esta dama y me debe una explicación.

El hombre vestido de negro se volteó lentamente y con voz dura como el granito, dijo:

-¿A usted? 

Tiara tuvo la sensación de que si hubiera podido verle los ojos, estos hubieran mirado a Steam de arriba abajo con desprecio.

-A mí, puesto que muy pronto me voy a casar con Dafne Malory y voy a ser el hermano político de Tiara. Como hombre de la familia exijo una explicación, o tal vez, sea mejor que sigamos hablando fuera donde no haya presencia de señoritas.

Tiara escuchó como Dafne , detrás de ella, emitía un grito de espanto. Tanto ella como su prima sabían perfectamente lo que significaban aquellas palabras. Por menos de aquello se habían concertado duelos. Y a fin de cuentas, aquel tipo la había agarrado del brazo y la había hecho juntar su cuerpo al suyo. Algo se rebeló dentro de Tiara al recordar como perdió a su prometido.

-Steam, no digas tonterías, lo que ha pasado no ha sido más que un malentendido. Y aún no eres el esposo de Dafne. Olvidemos todo esto.

Steam ni siquiera la miró.

-Lo espero en la puerta, señor-- Dijo dirigiéndose a la salida.

Tiara advirtió un leve encogimiento de hombros por parte del caballero de negro. Lo entendió como una resignación, como si le estuviera diciendo que había tratado de evitar el duelo sin conseguirlo.

Vio desaparecer la negra e imponente figura detrás de Steam. 

-Estúpidos hombres y estúpidas normas - dijo dando un golpe con su delicado puño sobre la columna que tenía al lado. - Deja de llorar, Dafne - añadió irritada. - Tus lágrimas en este momento no sirven de nada. Hay que buscar alguna solución a este disparate.

Observó como Dafne dejó de enjugarse las lágrimas y la miró esperanzada.

-¿Una solución, Tiara? ¿Qué solución? - Quiso saber. - ¿De qué manera podríamos evitarlo?

Tiara no estaba segura pero una idea empezaba a rondarle por la cabeza. En lugar de contestar se limitó a seguir mirando los ojos grandes y castaños de su prima. Los pensamientos daban vueltas en su cabeza mezcladas con horribles imágenes de su prometido muerto. Una voz la sacó del caos que había en aquel momento en su cabeza.

-Señoritas, ya está todo resuelto - dijo un Steam que lucía pálido.

-¿Eso que quiere decir? - Preguntó Dafne con un gesto de dolor en la cara.

-Sigamos bailando - respondió Steam tomando de la mano a Dafne que aún continuaba mirándolo con preocupación.

-Steam - reprendió Tiara agarrándolo del brazo. - Todos sabemos lo que significa esto. Deja de hacerte el hombretón y dinos si concertaste un duelo con ese tipo.

-Quizá deba llevaros ya a casa, parecéis cansadas -replicó él.

-He dicho que dejes de tratarnos como si fuéramos frágiles muñequitas. ¿Qué es eso que llevas ahí? - Preguntó Tiara alargando su mano para coger la tarjeta que veía en el bolsillo camisero de Steam. - ¿Es una tarjeta de duelo, no es cierto?

Steam se volteó haciendo lo posible para que Tiara no pudiera tomar la tarjeta, pero en el rápido movimiento esta fue a parar al suelo. Tiara , cómoda con su disfraz de princesa inca sin vuelos , enaguas ni volantes, tuvo más ligereza que Steam para recogerla.

Cuando giró la tarjeta para ver quien era el contrincante de Steam en el duelo su preciosa piel adquirió el tono del mármol.

En la tarjeta lucía el nombre sin grandes artificios: Logan Hamilton, el hombre que había asesinado a su prometido tres años atrás.










Un beso dulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora