Entre Tiara y el cochero depositaron el cuerpo de Logan Hamilton sobre la cama de la cabaña.
-Señora, tenga cuidado cuando el hombre despierte - aconsejó el cochero.
-No se preocupe, le pondré un grillete sobre el tobillo - dijo disponiéndose a coger la cadena de eslabones de hierro.
-Yo la ayudaré , señora - respondió el cochero. - Tenga cuidado - repitió el hombre - no se acerque donde él pueda alcanzarla. Puede... - el cochero se detuvo pues no consideraba adecuado lo correspondiente.
Tiara se ruborizó al entender el sentido de sus palabras.
-Entiendo. Sí, muchas gracias por el consejo - dijo ella. - Me mantendré en todo momento fuera de su alcance.
-Es un hombre muy fuerte - insistió el cochero. -¿Está seguro que no desea que le deje aquí a alguien, un esclavo para ayudarla tal vez? Podría ser un sirviente el que le trajera la comida y bebida y así no correría usted ningún peligro.
-No nos interesa que mucha gente sepa esto - respondió Tiara apelando a la prudencia. - Usted váyase tranquilo, pese a lo que pueda parecer este hombre es un caballero y yo soy una dama. Creo que ni aunque me pusiera a su alcance me haría daño. No obstante, seguiré sus consejos.
Poco después Tiara advirtió que sobre las sienes y el cuello de Logan había sangre reseca del golpe propinado por el cochero y , tras pensarlo durante unos instantes, decidió llenar una palangana de agua y jabón y pasarle una esponja. No había nada lujurioso en aquello, se dijo, era solo el mismo acto que hubiera hecho por un animal herido. Tratar de poner más cómodo al enemigo era algo bondadoso...¿no?
Se recogió las enaguas tratando de encontrarse más cómoda. Ya en el carruaje sintió la tentación de quitárselas para que la cabeza de Logan reposara sobre sus muslos con más comodidad. Por supuesto, ni se le había pasado por la cabeza un pensamiento impuro, se trataba una vez más de la bondad hacia el ser indefenso. Tras maniobrar durante minutos intentando acomodarse para limpiarlo, se puso en pie y se quitó la enaguas con decisión arrojándolas al fondo de la cabaña.
Se puso en la esquina de la cama y mojando la esponja en el agua jabonosa comenzó a limpiar las heridas resecas. La mano laxa de Logan cayó sobre su muslo provocándole un sobresalto. Tomó la mano y la fue a recolocar sobre el pecho del hombre pero sintió el súbito deseo de observarla de cerca. Levantó la mano grande sobre la suya y pasó la yema de su dedos por el interior de la palma de Logan. Era una mano elegante, de dedos finos y largos, unos dedos que, de repente, se enredaron en los suyos durante un instante para volverse a quedar laxos. Tiara contuvo la respiración y colocó la mano sobre el pecho grande tras comprobar que seguía inconsciente.
Él abrió los ojos pesadamente. Con un esfuerzo colosal consiguió ver el rostro hermoso de grandes ojos azules que tenía enfrente. El rostro de la mujer que acababa de tomarle la mano y seguir con su dedo una de sus líneas. Aquel era el contacto que lo había despertado. Había sentido una ráfaga de corriente cálida que le hizo decidir que merecía la pena el esfuerzo por ver el rostro del contacto femenino.
-¿Tiara? - Consiguió preguntar quedamente.
Alargó su mano para tocar la sonrosada mejilla para comprobar si era real o una alucinación. Ella se dio cuenta y se levantó rápidamente de un salto para colocarse en una silla que estaba más allá de donde él alcanzaba con la cadena y el grillete. Una sombra de desolación pasó por los ojos de Logan antes de que los volviera a cerrar. Un minuto después los volvió a abrir con una mirada del todo inexpresiva. Miró a su alrededor con calma y dijo sin ninguna emoción en su voz.
-La cabaña donde tu padre mantuvo a tu tío demente.
-¿Reconoce el lugar ? -Preguntó Tiara intrigada.
-Vine una vez con James - respondió Logan provocando que Tiara cerrara los ojos al recordar a su prometido - recuerde que éramos amigos desde niños.
Tiara sopesó la mirada de Logan al pronunciar aquellas palabras. Era cierto. De repente cayó en una evidencia. Logan tenía también que haber sentido la muerte de James. No se trataba aquella noche de luna llena y juventud de dos amigos que acababan de conocerse días atrás. Se trataba de una amistad que se forjó ya en la más tierna infancia. Durante su noviazgo con James no había visto a Logan demasiado, apenas habían coincidido en un par de bailes, sin embargo, era consciente de que su prometido y él iban a la misma escuela y viajaron juntos a París con frecuencia por motivos de trabajo.
-¿Le importa decirme cómo he llegado hasta aquí? - Preguntó Logan.
-Lo he traído yo.
-Así lo supongo pero ¿cómo y por qué?
-Dándole un golpe en la cabeza que , sin duda, aún debe dolerle -respondió Tiara. - Usted mismo puede adivinar el porqué.
Él esbozó una sonrisa torcida.
-Cree que puede impedir el duelo reteniéndome aquí.
-No lo creo , lo sé - respondió ella con firmeza.
Logan no pudo por menos que admirar la capacidad y determinación en ella, pero aún así la admiración tenía un límite.
-¿Sabe usted que eso supondrá la pérdida de mi honor?
Segundos después de hacer aquella pregunta Logan puso una sonrisa torcida y añadió:
--¡Que pregunta tonta, por supuesto que lo sabe, ya me lo dejó bien claro antes!
La observó sentada en la silla descolorida que había al final de la habitación.
-Dígame ¿hasta cuándo va a seguir comportándose como un marimacho? - Logan advirtió como los ojos de Tiara se abrían de la irritación pero decidió no dejarla contestar. - He mirado desde lejos su loca carrera desde hace tres años. Ha quebrantado usted todas las normas de sociedad de una dama. Ha metido las manos en la tierra para plantar sus verduras, ha montado a horcajadas sobre caballos salvajes hasta domarlos, se ha bañado en el río en compañía de esclavos y sirvientes, la he visto caminar descalza bajo el sol por la plantación de su padre sin importarle llenarse de pecas imposibles...
-El estado de mi cutis no es de su incumbencia - dijo ella airada.
-Pero puede serlo para su futuro esposo - respondió él como un latigazo.
-Como no pienso casarme no es un problema para mí. Además ¿a usted que le importa lo que yo haga o deje de hacer? - Dijo Tiara levantándose de la silla con tanta virulencia que esta cayó hacia atrás. - Si usted no hubiera matado a mi prometido no hubiera tenido la necesidad de hacer todas esas cosas.
-¿Acaso cree usted que no lo sé?- Preguntó Logan dolorosamente. - Por lo mismo me siento responsable de su deplorable conducta. ¿Cree que puede retenerme aquí sin que todo esto trascienda?
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Un beso dulce
RomanceTiara ha renunciado al amor en su vida. Ha sufrido tanto en el pasado que asume que su lugar es la soledad y se conforma con sentirse a gusto con ella misma. Ni siquiera se le pasa por la cabeza el menor pensamiento impuro cuando ve a Logan y lo con...