Parte sin título 6

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En un principio se resistió.

Lo empujó con las manos pegadas a su pecho. Pero el pecho era amplio, grande, contundente, tanto que Tiara por un segundo se distrajo para sentir bajo la yema de sus dedos el contorno de sus pectorales. En ese momento la presión cedió y la lengua de Logan ya estaba en su boca, en su interior, en dulce invasión de su cavidad  húmeda. La lengua del hombre exploraba su boca palpando su fragilidad esponjosa. Ella relajó los músculos. Lo dejó hacer a su voluntad llenándose de sensaciones que no conocía. Su pensamiento consciente retrocedió dejando paso a la sensación pesada y anhelante que sentía en la parte baja de su vientre. Se atrevió a explorar con su propia lengua, tanteando, buscando la lengua masculina y saboreándola enredada en la suya.

Un golpe seco detuvo la emoción.

La cabeza de Logan cayó sobre su rostro y Tiara sintió un dolor lacerante en el labio al sentir la mordida involuntaria del hombre.

-Vamos, rápido - dijo Tiara buscando con la mirada al cochero para que la ayudara a quitar a Logan que había caído sobre ella.

El cochero acudió raudo y levantó el cuerpo desvanecido sin extremar las precauciones.

-¡Tenga cuidado! - dijo Tiara con aspereza. - No es un saco de patatas, no quiero que el hombre se lastime más.

Entró en el carruaje y puso la cabeza de Logan sobre su falda. Presionó con un vendaje la herida producida sobre el cráneo para detener la hemorragia. No se sentía bien haciendo todo aquello pero no podía permitir que su hermana pasara lo mismo que ella había pasado cuando perdió a su prometido. Cuando tuvo controlada la herida de la cabeza de Logan pudo mirarlo. Por momentos se quedó extasiada con aquella cara. Era un rostro viril, el rostro de un hombre fuerte, hermoso y seductor. Estaba segura de que aquella cara sería muy agradable cuando mantuviera un gesto sereno y afable. Tiara apartó un mechón de cabello negro que caía sobre la frente masculina. Sintió la sedosidad de aquella onda negra. Miró su frente amplia, su mandíbula cuadrada, la línea del rasurado que ya empezaba a oscurecer bajo la piel, los labios ya habían captado su atención mientras le había hablado a pesar de que en ningún momento lo había visto sonreír,  eran unos labios gruesos, sensuales y con una forma que parecían sugerir un beso. Los ojos , bien hundidos en sus órbitas, estaban enmarcados en un párpado grande rematado por unas gruesas y largas pestañas negras.

Tiara no pudo reprimir el suspiro que se escapó de su boca.

Era guapo.

Más que eso.

¡Era rematadamente guapo!

Siguió mirando el resto del cuerpo. Un cuerpo largo, de piernas bien formadas bajo los pantalones ceñidos, unas caderas estrechas que dejaban ver la virilidad remarcada con la tela fina de su atuendo. Tiara apartó la vista de la entrepierna tan pronto fue consciente de la forma lasciva en que lo estaba mirando. Siguió subiendo su mirada hasta llegar al pecho. Justo en ese momento Logan soltó un gemido de dolor. 

¡Oh dios! Tenía que haberle dicho a aquel hombre tan bruto que no lo golpeara con un objeto tan pesado. 

Con decisión y ,movida únicamente por la preocupación, introdujo su mano debajo de la camisa de Logan y buscó su pulso. Bajo sus manos una piel caliente y ligeramente abrasiva a su contacto le erizó su propia piel. Cuando sus manos pasaron accidentalmente por el pezón del hombre se estremeció. 

¡Jamás había tenido a un hombre tan turbadoramente cerca!

¡Ni siquiera a su prometido!

James la ayudaba a subir y bajar de los carruajes tomándola de la mano. Esa era toda la proximidad que había llegado a tener con él. Bien fuera porque la respetaba como marcaban las normas del decoro y la decencia, bien por miedo a sus propias reacciones , jamás le había puesto una mano encima más allá de lo correcto. Nadie la había besado como lo había hecho aquella misma noche Logan Hamilton. Los besos de James eran en la mano, un par de veces en la frente y aquello siempre lo recordó como algo excitante hasta aquella noche en que había sentido la boca de un hombre exigiendo la suya. Se sentía diferente, rara, con una sensación que se apoderaba de ella por momentos haciéndola anhelar más de lo que Logan le había dado en tan solo unos minutos...

¡Se sentía deseada!

La ráfaga de viento que movió el carruaje la sacó del torbellino de sus pensamientos. El aire llevaba un regusto de lluvia y muy pronto vio el resplandor del relámpago que cruzó el cielo para ponerse a llover. Una tromba de agua de gota gorda comenzó a impactar sobre el carruaje y, como si Logan pudiera presentirlo, se estremeció sobre el regazo de Tiara. Ella lo miró con compasión. Aquel hombre enorme y completamente indefenso no solo le parecía guapo, además le enternecía. Dichosa la mujer que pudiera tenerlo mansamente llenándola de amor. De nuevo sacudió la cabeza...

¡Por dios, aquel hombre había matado a su novio!

El carruaje se detuvo.

-Señora, hemos llegado.



Un beso dulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora