Parte sin título 8

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--Podré hacerlo ya que tan pronto haya pasado la hora del duelo lo dejaré marchar -dijo ella cruzándose de brazos.

-Y me convertirá usted es un hazmerreíz en esta ciudad.

-¡Oh, por favor! No creo que sea usted el tipo de persona que se preocupa por el que dirán. Es Logan Hamilton, ídolo de jovencitos que aspiran a tener el mismo prestigio que usted como duelista. Todo el mundo le teme, así que no debe preocuparse.

-¿Usted también me teme? - Preguntó realmente interesado.

-Yo no le temo a nadie. Ni siquiera temo perder mi respetabilidad y mucho menos mi honor. Ya le dije que para mí el honor es solo una palabra.

Tiara se levantó para marcharse dando por terminada la conversación. No le dio tiempo a llegar a la puerta de la cabaña. Tras de ella escuchó el tintineo de la cadena que indicaba sin ningún tipo de dudas que Logan Hamilton se había levantado e iba a por ella.

Antes de que pudiera quitarse de su alcance él ya había pasado uno de sus robustos brazos alrededor de la cintura femenina y , de manera implacable, la había tomado entre sus brazos y la llevaba en volandas hacia la cama. Tiara pataleó  y movió los brazos con el ánimo de darle un puñetazo pero él la dejó caer sobre el lecho e inmovilizó sus manos juntando  ambas muñecas y sujetándoselas por encima de la cabeza.

-Dice que no le importa su respetabilidad ni su honor. Veamos qué puede importarle entonces ...¿tal vez su virtud?  - Tiara tragó saliva. - ¿Cuánto vale para usted su virtud?

-Menos que la vida de un hombre - respondió ella.

Las palabras quedaron suspendidas en el aire con el peso de su significado. 

Logan seguía sujetando sus manos aprisionadas por una de las suyas.

-Usted me pide que renuncie a mi honor , ¿pero estaría realmente dispuesta a perder su virtud para salvar la vida de su cuñado?

Tiara parpadeó varias veces y dijo:

-Por supuesto que sí.

Logan la miró largamente, examinó su rostro haciendo énfasis en el punto vulnerable de la boca. Después bajó por la línea del cuello y la curva frágil de los senos. Sus ojos se oscurecieron de deseo. Siempre la había deseado. Incluso cuando era la novia de James y la miraba desde lejos sin atreverse a soñar que algún día aquella mujer estaría bajo el peso de su cuerpo. Las esposas y las prometidas de sus amigos no estaban entre las mujeres que él decidía seducir, por lo mismo, y por la debilidad que ella le causaba cada vez que la miraba, sus encuentros con James eran siempre a solas , sin ella, en lugares poco accesibles para las mujeres. Tenía bastante más honor de lo que todo el mundo sospechaba y hubiera pasado mucha vergüenza si en algún momento alguien hubiera podido intuir como deseaba a aquella mujer.

-Mi honor por su virtud, me parece un intercambio fascinante. 

La soltó lentamente y se quedó sentado en la cama observando como ella se sentaba y se recomponía. 





Un beso dulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora