Cap.42: Amo el mar

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Pov. Calle

—Bienvenidos a Malibú—sonrío, muy alegre el señor que nos recibe. Hace muchísimo calor a comparación con Seattle que ahí, ya estaba nevando.

—¡ustedes!— grita mi hermana — ¡dejen de golpearse con las maletas!—volteo para ver quienes son pero, me encuentro con Erick cargando solo una maleta y Poché lleva cinco y sin ningún esfuerzo, frunzo el ceño, Poché trama algo. Justo en ese momento aparece mi padre.

—muchas gracias Poché, tú si nos ayudas— halaga mi padre y mi novia sonríe victorioso— deberías aprender más de el, Erick— el novio de mi hermana suspira, irritado. Me río por que solo quería que lo viera mi padre para ganarse más puntos.

El clima es caluroso de hecho, yo siento mucho calor... nunca he estado en lugar así, siempre he vivido en Seattle y ahí el clima es nublado, lluvioso, nevado. Pero Poché dice que hay lugares aún más calurosos y, le creo. Nos subimos a un taxi bueno, solo mi padre, Poché y yo, ya que Juli y Erick se van solos con las maletas y por que Juli no cabe con nosotros gracias a su enorme barriga.

El camino hacia el hotel es relativamente corto y literal, quiero echarme a correr hacia el mar. Lo quiero conocer ya.

Tenemos la fortuna de tener un hotel al lado del mar y aunque no es lo más lujoso del mundo, me gusta como para ser mi primera vez. Poché nos ayuda a bajar el equipaje y aunque le dije que yo podía con el mío, no quiso y lleva dos maletas en una sola mano. Todos se le quedan viendo cuando entramos a la recepción, nadie podría cargar dos maletas enormes con una sola mano y que ya este sufriendo por el peso. Pero, Poché no es normal y si se lo propone, podría hasta levantar este hotel sin una gota de sudor.

Nos dan dos habitaciones en el último piso y doy gracias a que mi padre decidió quedarse con Juli y Erick.

Poché y yo abrimos con la tarjeta-llave que nos dieron y por un solo segundo se me olvida que no es un hotel lujoso.

Hay una cama King Size con sábanas azules y adornos dorados, dos mesitas de noche a cada lado, una televisión aceptable, un escritorio y una de esas sillas que tienen ruedas en la parte de abajo que por supuesto, si te sientas comenzaras a girar. Me abro paso para dar de frente con el balcón y, me maravillo con la hermosa vista que tenemos de las playas de Malibú.

Un extenso y azul mar se abre paso ante mi, no hay muchas personas en la playa pero si dentro del agua, muchas están practicando surf y muchas otras en barcos. Creo que mis ojos brillan.

—obligue a la recepcionista a que nos diera las habitaciones presidenciales— interrumpe Poché — no es lo mejor este hotel pero, te mereces mucho más— y yo, desde donde estoy no aguanto las ganas de abrazarla. Corro hacia ella sin importarme nada y salto hacia ella, Poché me recibe y como acto de reflejo enredo mis piernas al rededor de su cintura.

Tengo sus labios en frente mío y sin dudarlo, la beso. Y con ese roce, quiero decirle que gracias por todo, gracias por ser mi luz en todo esto, gracias por apoyarme, gracias por estar conmigo en los momento más difíciles de mi vida. Pero no lo hago, no digo nada. Por que se, que ella lo entiende, no necesitamos palabras para poder decirnos todo eso.

—venga, ponte el bañador para poder salir al mar— pide, una vez que nuestros labios dejan de estar juntos. Me baja y cuando estoy apunto de meterme al baño con mi maleta... por la pena, Poché me interrumpe— ¿Daniela?

—¿si?— pregunto

—nunca olvides que te amo— y yo, con una sonrisa de colegiala, el corazón latiendo a mil por hora le contesto

—yo te amo más, María José — me sonrojo y cierro la puerta del baño antes de ponerme a gritar como una chica loca.

Oigo la risa de Poché y yo no puedo sonrojarme más.












Pov. Poché

—¿Cuánto haces de ejercicio?— me pregunta Erick viendo mi cuerpo tan tonificado. Estamos a un lado de la playa, el padre de Calle rento una mesa con sombrilla para nosotros y aunque amo el mar como no tienen una idea... de hecho, algunas veces me he puesto a pensar que si en mi otra vida no fui Poseidón. Lo único malo es la arena caliente... solo eso.

—todos los días— le respondo con mi mejor sonrisa de autosuficiencia. La verdad es que tengo el cuerpo un poco más tonificado que el promedio— además del americano, hago una hora de basquetbol y tres horas de atletismo— no puedo evitar sonreír cuando Erick me mira sin poder creérselo—y hay un deportivo cerca de Eastwood, ahí voy a nadar unas cuatro horas los fines de semana

—entrenas como una maldita profesional— admite Erick

—es para impresionar a Daniela... ella es la única persona que me importa su opinión— le sonrío, mientras Erick le unta bloqueador a la barriga de Juli.

Y en ese momento, lo envidio. Yo siempre he querido tener hijos, siempre me han gustado... muchísimo. Me da envidia que el ya tenga su futuro asegurado, sabe que va a morir y que sus hijos seguirán rondando por la tierra toda una eternidad. Y aún así, lo envidio.

Pero se, que en un futuro no muy
lejano yo también tendré hijos con mi chica.

—mira, ahí viene Calle— dice Juli con la vista al frente y sigo su mirada.

Se me corta la respiración.

Calle tiene un cuerpo bien torneado gracias al basquetbol, tiene grandes curvas ... mierda, me vuelve loca. Lleva un bikini color rojo oscuro, guinda. La parte de abajo se amolda perfectamente a la curva de su trasero, la parte de arriba es simple pero deja mucho que desear... tendré muchos problemas en la playa respecto a los chicos fisgones. Su piel es bronceada pero un poco más pálida debido a que últimamente en Seattle no ha salido el sol y eso, le da un contraste perfecto a su piel. Ella cuando me ve y sabe que la estoy desvistiendo con los ojos, se sonroja.

Me levanto de la silla y camino rápidamente hacia ella, la agarro de la cintura.

—te vez hermosa—admito, aunque para mi hasta con un costal de papas se ve hermosa— ¿vamos al mar?— pregunto y ella asiente, ansiosa y con la emoción a tope.

Su emoción me contagia y corremos como unos locos hacia el mar, nos detenemos justo  antes de que el mar toque nuestros pies.

—esto es tan emocionante— dice y cuando el agua se acerca, nos tapa los pies. Calle se estremece, esta un poco fría. Nos comenzamos a mover un poco más hasta que el agua nos llega a la cintura y en una ola, nos llena de agua todo el cuerpo.

Mi chica comienza a reírse como loca y aunque no se por que se esta riendo, se adentra más al agua. Yo le sigo, como precaución.

—¿sabes que los cambiantes podemos respirar bajo el agua?— sonrío y ella, me mira

—¿enserio?— sus ojos se abren como platos, tiene el cabello castaño en su cara debido al agua

—algunas veces tenemos que arreglar problemas de contaminación en el agua— digo —por ende, respiramos bajo el agua

—es genial— se sincera— amo el mar— comenzamos adentrarnos más y más. Ella me sonríe sin soltarme de la mano y con eso, me he dado cuenta de algo.

Que, aunque ella no fuera mi alma gemela definitivamente me hubiera enamorado de ella.



Buenas buenas!!!!, como andan?, ya les traje el otro cap, espero les esté  gustando la historia, la verdad, creo que todos necesitamos a una poché en nuestra vida, y por último, ya vieron el video de las bebés? Esa entrevistadora andaba de coqueta jaja, bueno eso es todo por hoy les estaré puclicando alguna novedad de la historia  por mi insta. Los leeo👀

Maldita fantasía (adaptación caché gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora