Mi Omega

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Capítulo 16

Steve había llegado a una resolución que implicaba la caída de Hydra. La siguiente misión sería el climax de todo.

—Iré con el escuadrón del Capitán. —Tony ignoro las miradas incrédulas de los soldados de alto rango en la mesa—. Estaré listo para la próxima misión.

Tony veía la burla y la confusión en los rostros de todos esos Alphas viejos y amargos. Phillips suspiro irritado.

—Señor Potts, le recuerdo que esto no es un asunto de Omegas. —El Coronel ni siquiera lo volteo a ver—. Tiene cachorros que cuidar.

—Soy más que un simple Omega. —Tony no estaba dispuesto a ceder—. Soy un genio, y puedo probarlo.

—¿Así? —Phillips lo miró desafiante— ¿cómo?

—Para la próxima misión... —Anthony apretó los puños—, tendré la arma perfecta para ganar la guerra definitivamente.

—¿Usted? —Phillips rio—. Escuche, señor Potts, lo deje estar en el ejército porque el doctor Erskine era un gran amigo mío, después lo deje quedarse porque al menos como cadete me era útil, y si sigue aquí, es porque se enredo con el Capitán Rogers. Es un Omega, tiene crías que cuidar, y no necesitamos armamento.

—Lamento meterme en una platica cuando no se me ha solicitado —Interrumpió Peggy llegando a la sala donde se había hecho esa pequeña reunión—, pero estoy de acuerdo con el señor Potts.

—¿Usted también, agente Carter? —El Coronel nego—. El armamento con el que contamos nos ayudado a pelear esta guerra.

—Si, pero no a ganarla. —Peggy miró al castaño—. El señor Potts al igual que yo quiere hacer un cambio. Queremos ganar la guerra, tenemos motivos para hacerlo. —Margaret le sonrió a Tony—. Yo también combatire con sus escuadrones. —Peggy miró firme al Coronel.

Phillips cerró los ojos sintiendo una próxima jaqueca.

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—Gracias. —Tony le sonrió a Peggy—. De no ser por ti, el viejo cascarrabias no habría aceptado.

—Sé que lo hubieras persuadido sin mi ayuda. —Margaret miró a espaldas del castaño y la sonrisa se borro de su rostro—. Sin embargo, no creo que el Coronel Phillips sea el verdadero problema.

Tony dio la vuelta para encontrarse con unos ojos azules aterradoramente serios.

Rodó los ojos.

—Creo que... —La Omega no sabía si irse o no.

—Lo resolveré. —Tony le sonrió agradecido de nuevo—. No te preocupes.

Margaret asintió antes de irse del lado contrario. A los segundos, Tony sintió la presencia de Steve.

—¿Vienes a decirme que no puedo hacerlo porque soy un Omega? —Comenzó Tony con un tono sombrío.

—No. —Steve volteo al Omega y conecto ambas miradas—. No puedes hacerlo porque eres mi Omega.

Tony se soltó del agarre y lo miró con molestia.

—¿Crees que no puedo hacer lo que tú? —Tony se acercó desafiante al soldado— ¿Por qué soy tu Omega soy más inútil?

—¡No! —Steve lo tomo de los hombros y lo miró, finalmente, aterrado— no lo entiendes. Tony, te necesito, te necesito vivo, a salvo, con nuestros hijos. ¿Acaso no lo ves? Esa misión puede significar la muerte.

Cambio de planes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora