Al llegar, se quedaron preocupados, definitivamente no querían ver a su líder enojado, sabían la reñida que les daría por la gracia de el menor.
—¿Qué le vas a decir? —inquietó Yachi.
El joven pasó saliva, estaba tan nervioso como cuando lo reclutaron. Aquel día no fue tan bueno para ninguno de los menores, a excepción de la chica, ella entró solo por recomendación de su compañera actual.
—Bueno, esta belleza está casi intacta, nada que no se pueda arreglar. A nosotros no tendrá razón para regañarnos. —Sonrió victorioso Tanaka.
—Pero Noya usó varias bombas, eso no le va a gustar —opinó dudosa la joven.
Con todo el miedo a la reacción de su mayor, entraron por la cochera de la mansión. Todos estaban esperándolos en la sala principal, uno renegando, sus dos compañeros más confidenciales trataron de calmarlo, otros fuera de la sala ocupando sus asuntos. Si solo le había dado una misión, ¿cómo podría hacer otra completamente diferente? Por un momento consideró entrar a votación para decidir si se queda o no, sin embargo, sí hizo lo que se le pidió, no al pie de la letra, pero lo hizo. Había que tomar en cuenta que era algo nuevo para él, apenas lleva un mes, quizás los demás pudieron adaptarse a lo que se les pedía más rápido, solo que su hiperactividad e impulsividad pueden manejar la situación a veces.
—Buenas noches, ya llegamos —dijeron al unísono.
—Hinata —suspiró—, se puede saber... ¡¿en qué estabas pensando?! ¡Solo te pedimos que les sacaras información, no que te pongas a jugar a la fortuna! —gritó tratando de guardar la compostura.
—Realmente solo apostamos en el casino —explicó temeroso.
Su compañero le dio un zape en la nuca. Decir cualquier cosa podría perjudicarlo aun más, tenía que solo disculparse y mantenerse alejado de los siguientes proyectos.
—Bien, al menos les sacaste información. —Volteó la vista hacia una de las jóvenes, la mayor—. Trabajemos con lo que sabemos. Kiyoko...
Ella asintió.
—Sí, según lo que han confesado, se supone que pondrán una corporación que se encargaría de la producción y venta de relojes inteligentes, más que los actuales, no obstante, todos sabemos que los del Nekoma quieren el control de las corporaciones más potentes del país. Lo que es probable que esté haciendo esto para camuflarse y también poder conectar con algún otro grupo, se cree que es el Fukurodani. —Levantó su vista de la tableta, manteniendo aquella vista serena.
—Exacto, algo que nosotros también queremos. Por eso nos vamos a aliar a otros dos equipos. —Sacó su celular y marcó las teclas 1 y 2—. Ya puedes hacerlos pasar.
Un joven de cabello verdoso oscuro entró junto a dos hombres con buenos trajes, sobre todo, con grandes presencias. Parece ser que ambos no se llevan para nada bien, o al menos uno sofocaba al otro.
—Tu equipo sería más eficiente si se alianzara con el Shiratorizawa.
—¡Ya cállate! No quiero estar en el mismo equipo que tú —bufó.
Todos en la sala notaron que llegar a un acuerdo con esta situación no sería fácil, sólo les queda las esperanzas con el poder de convencimiento de su jefe, sin dudar es una persona admirable y respetable. Entre los tres tuvieron sus momentos de disputas, pero están en el pasado, o eso es lo que ellos dicen.
—Gracias, Yamaguchi. Todos, déjennos solos, por favor.
Asintieron al mandato y cada uno pasó a la otra sala que tenían. Iba a ser una reunión muy larga, por lo visto.
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El tratado de Japón
FanfictionEn un mundo donde el poder y el dinero son la única moneda de cambio, cada individuo está dispuesto a todo para alcanzarlos. Estos hombres no serán la excepción. Se enfrentarán a desafíos imprevistos y deberán lidiar con adversarios inesperados. La...