Capítulo 04.

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KIARA.

¡Rápido o vamos a llegar tarde!

- Un momento. Ya salgo.

Inés esperaba para ir a clase. No tenía ganas de ir después de pasar una noche horrible. Encima examen de matemáticas. Super bien.

- ¡Cinco, cuatro, tres...!

- ¡Ya va, ya va!

Llegué justa al instituto y lista para hacer matemáticas a primera hora de la mañana.

Quedé satisfecha. Resolví absolutamente todos los apartados y quedaba esperar a que estén bien.

- A mi me ha salido 30.

- ¿Pero qué dices? Eran 32.

- Paso de vosotras, no me sale ni un resultado ni otro. Sino 27.

Y a mí - 20. Las cuentas de paréntesis con corchetes iban a volverme loca junto al timbre del recreo que no paraba de sonar.

- Mira, no paran de hablar del examen. Me llevo con ellas pero con los exámenes se ponen histéricas y no las aguanto.

- Ya somos dos.

- Me ha salido fatal.

A mí también.

- Voy a beber agua ¿vienes?

Fuimos a la fuente de al lado de la portería.

- Oye, ¿cómo te va con Iris? Hace tiempo que no me hablas de ella.

- Bien.

- ¿El pueblo verdad?

- El pueblo. Se va todos los puñeteros fines de semana. Contados llevo los meses que no estoy con ella y van diez.

- Solo es quedarse un día del finde. No será tan difícil,

- Supongo.

Agaché la cabeza rendida de tantos intentos fallidos.

- Ei, levanta ese ánimo que tengo una solución para eso.

- No se si prefiero oírla Inés.

- Pincha las ruedas de su coche.

Me estampo la mano en mi cara. Viniendo de ella, no me sorprendía.

- Tu padre es mecánico ¿no? Le hace un descuentillo y el fin de semana se tiene que quedar aquí para arreglarlo con lo cual podéis juntaros

- ¿Cuándo se supone que debo hacerlo? ¿Un viernes?

- Exacto. Una idea brillante.

- Una idea horrible.

- Solo piénsatelo.

- No tienes remedio.

Me vino a la mente la videollamada.

- Ayer estuve hablando con ella por la tarde y la ví genial.

- Siempre la ves genial.

- Ya pero esta vez tenía un brillo diferente.

- No te pongas otra vez cursi.

- Es inevitable.

Las siguientes clases pasaron volando, incluso la de historia. Increíble pero cierto, cuando menos lo pensé sonó el timbre para irnos a casa.

Al atravesar el portón verde cogí mi móvil junto a los auriculares y puse mi playlist en la que empezó con Lo Imposible, de mis canciones favoritas.

Tranquila KiaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora