Llamada a la Aventura

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Bueno hubiera sido mirar documentales para ponerse al día de todo lo sucedido en los últimos ochenta años, pero Keres y Cas habían pasado la tarde viendo programas de preguntas y respuestas

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Bueno hubiera sido mirar documentales para ponerse al día de todo lo sucedido en los últimos ochenta años, pero Keres y Cas habían pasado la tarde viendo programas de preguntas y respuestas.

—Necesito un descanso —dijo Dean entrando en el cuarto de la televisión—. ¿Qué dicen si vemos una película?

Cas cedió su lugar a Dean y tomó asiento a su lado en el suelo.

En cuanto escuchó la música del inicio, Dean comenzó a cantar a coro la canción de aquel clásico de su infancia. Hacía años que no veía La Historia Interminable, pero la letra había quedado impresa en su memoria.

"[...] Al mismo tiempo, en otro lugar de Fantasia, una criatura de las tinieblas, iniciaba también su encomienda."

—Gmork... —murmuró Keres al ver al monstruoso lobo rugir en la pantalla.

El tono melancólico en su voz atrajo la atención de Dean. El vampiro sonreía con suavidad.

—¿Sí sabes que es el villano, verdad?

La sonrisa de Al se extendió un poco más al escucharlo.

—Lo sé. Él... fue mi héroe cuando leí el libro.

Dean asintió en silencio, aunque estaba seguro de que nadie jamás había mirado de ese modo a aquel horrendo animatrónico.

"[...]

—Ah, ya sé lo que quieres, ¡Es hora de comer! ¡Buena idea! —dijo Atreyu.

—No, ¡es grandiosa la idea! —se dijo Bastian."

—¡Oh, maldición! —exclamó Dean—. Olvidé mis palomitas.

Echó la cabeza hacia atrás y suspiró agotado.

—Descuida —dijo Cas, poniéndose de pie—. Yo me encargo.

Dean le agradeció con una sonrisa. Cas tocó su hombro y salió de la habitación.

En la película, el lobo corría siguiendo el rastro de Atreyu.

Dean lanzó una mirada furtiva al vampiro; con la expresión cálida de quien mira un cachorro jugar, Keres seguía los movimientos del monstruo sin perder detalle.

—Okay... —dijo Dean poniendo la película en pausa—. ¿Qué hay con el tal Gmork?

~*~

Castiel podría hacer las palomitas en un instante.

Con sus poderes actuales, podría incluso materializarlas de la nada. Pero Dean siempre se quejaba cuando las hacía con gracia (aunque las comía de todos modos).

Cas vertió los granos de maíz en la cacerola, le puso la tapa y aguardó en silencio.

De no ser por las runas mágicas en las paredes del búnker, Cas podría haber continuado escuchando la película desde donde estaba; pero gracias a los sigilos sus sentidos sobrenaturales estaban limitados al cuarto en el que estuviera.

SUPERNATURAL INTERMINABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora