CAPITULO III

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Llegué a casa de Eric, saqué el móvil de mi bolsillo y miré la hora, eran las 17:00 una hora antes de la esperada. Ahí estaba yo, tras su puerta una hora antes y paralizado.

- Llego demasiado temprano, si llamo ahora tal vez lo moleste.- tenía las manos temblorosas - Ok voy a llamar.

Mi mano temblorosa se acerco peligrosamente al timbre. Pulsé el timbre y resonó en mi cabeza. Pasaron 10 segundos cuando de repente se abrió la puerta, una figura se dejaba ver, era grande y ancha con buenos músculos, era Eric. Su cabello y torso estaban húmedos y tenia una toalla alrededor de su delgada cintura.

- Oh hola David, llegas temprano.- dijo el chico a quien aun caían las gotas de agua por su musculado torso - pasa, veo que has traído café, lo necesitaremos.

- Si tenía tiempo así que compré café y croissants.- dije levantando la bolsa donde los contenía.

Entré en su casa en la cual recuerdos de mi niñez brotaban en mi mente, aún recordaba esa casa, en ella vivía Eric con sus padres cuando niños.

- Siéntate yo iré a ponerme algo de ropa- dijo él cordialmente.

-Si ve podrías resfriarte si no jajaja.- se me notaba tenso como si fuera a pasar algo de improvisto, aunque eso no es posible ya que Eric tiene novia.

Me senté en el sofá esperando a que llegara con los materiales necesarios para el trabajo, Eric sale de su habitación con una camiseta de tirantes y unas calzonas puestas.

- Bien aquí está todo, era lo que necesitábamos verdad?- dijo él

- Si está todo, yo he traído mi portátil para hacer aquí el trabajo, ¿te parece?- dije.

- Genial, siempre tan previsor jaja.- dijo acariciando mi pelo.

Me sonrojé mucho pero él no lo noto, fue una suerte porque me moría de vergüenza. Después de eso trabajamos en el proyecto arduamente hasta que fueron las 21:30.

- Se ha hecho bastante tarde.- dijo Eric mirando la hora - Puedo llevarte a casa si quieres.

- No me gustaría molestar.- dije tímido - pero si insistes vale, te lo agradecería.

Eric se levanto de la silla y se acomodó bien la ropa algo arrugada.

- Vale voy a por las llaves y salimos así que prepárate.

- Si.- dije alegre.

Un Amor de Metro NoventaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora