Capítulo 1

273 42 22
                                    

Lugar: Comisaría de Palermo, Estados Unidos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lugar: Comisaría de Palermo, Estados Unidos.
Día: 2 de enero, 2017
Hora: 8:02 pm.

No despegue la mirada del reloj, nuevamente una chica de dieciséis años decidió acabar con su vida, justo en el mismo lugar donde meses atrás una joven llamada Grace Jones hizo lo mismo; en la Universidad Selt, dos suicidios en el mismo lugar, dos personas decidieron acabar contigo su vida en el mismo lugar. No podía ser una simple coincidencia.

Ambas chicas estaban a punto de pasar a la universidad, lo que estaban haciendo era algo parecido a una pasantía, pero solo sería por unos meses, sin embargo, ambas chicas se suicidaron antes de que esos meses sean cumplidos.

No entendía que era lo que sucedía, tampoco entendía el porqué de los recientes suicidios, pero estaba segura de que nada era una coincidencia; veo a la gente caminar a los alrededores, todos estan tan metidos en sus asuntos como yo.

Tome el celular de la chica en mis manos, logré desbloquearlo, pero no había nada que me sirviera. La chica no tenía novio, solamente un grupo de amigas dónde no hablaban de otra cosa que no sea de muchachos y bandas musicales, pero la joven que estaba en la morgue, no tenía novio, mucho menos tenía el número de algún hombre en su celular.

No sabía que hacer.

Dos suicidios en un mismo lugar, ambas jóvenes no eran vírgenes, pero tampoco aparentaban ser fiesteras, parecían niñas de casa, con un alma tan pura. No entendia el porqué de sus tan desesperadas decisiones.

¿Había alguna razón para que ellas decidieran hacer eso? No encontraba motivos, no encontraba razones, mucho menos encontraba respuestas coherentes.

Mi cabeza estaba hecha un lío.

Ambas muchachas tenían apariencia de ser inocentes, tenían apariencia de no matar ni una mosca, no aparentaban ser suicidas, ni siquiera habían atentado alguna vez contra ellas mismas ni nada parecido, ambas eran muy conscientes de todo y los padres de ambas dieron la misma respuesta: no pensaban que su hija llegaría a algo así, porque ellas tenían altas expectativas sobre su futuro.

Algo no cuadraba del todo y estoy dispuesta a averiguar qué es lo que está pasando.

Porque sí, las chicas no eran vírgenes, sin embargo tampoco tenían pareja, sus amigos en común nunca las vieron con otras personas que no sean gente de la universidad. 

Sentí como vibraba mi celular en mi bolsillo, indicando una llamada, lo saqué de ahí para observar el nombre de la persona que me estaba llamando. Al ver el nombre, conteste.

—Buenas noches, cariño, ¿Ya vendrás a casa?—la voz de mi novio resuena al otro lado de la línea.

—Sí, solamente déjame terminar unas cosas aquí, Zabdiel, prometo estar ahí antes de las doce—susurre, un bufido se escuchó del otro lado.

—Tu trabajo está arruinandote, cielo—dice él, yo coloco mis manos sobre mi cabeza mientras suelto un suspiro.

—¿Por qué me dedique a esto? Bien podía ser una simple psicóloga, aunque primero me metería a mi misma a un manicomio—bromeé, una risa se escuchó del otro lado.

—Te encanta ser forense, no lo niegues—dice mi novio, una sonrisa se colocó en mis labios. —Por mi parte, veo a un muerto y me desmayo, ¿Te imaginas que se levanté como un zombie?—pregunta.

—Deja de ver The Walking Dead, te está afectando, cariño—dije, él soltó otra risa.

—¿Estás ocupada?—pregunta nuevamente.

—Algo así, ¿tu ya saliste de la oficina?—pregunte observando la pantalla del celular de la joven que estaba en la morgue.

—Sí, hace dos horas, ahora mismo estoy haciendo la cena para mí bella novia—menciona.

El celular de la joven fallecida recibe un mensaje de un número desconocido, fruncí el ceño mientras observo el mensaje.

Todos sabían que ella estaba muerta.

Todos sus familiares y  amigos en común sabían que yo tenía su celular para indagar más sobre el tema, no le había llegado un solo mensaje luego de que la enterraron.

—Cielo, hablamos al llegar a casa, ¿vale?—dije colgando la llamada, sin dejar que él me respondiera.

Desconocido: ¿Te gusta husmear en las cosas ajenas? Eso es muy poco ético de tu parte.

Observe hacia la ventana esperando que alguien estuviera jugando una broma, pero no era así, ¿Tal vez es algún amigo suyo? ¿Alguna amiga? ¿La persona que la incito a suicidarse?.

Coloque el celular sobre mi mesa nuevamente, esperando que vuelva a sonar, que volvieran a enviar otro mensaje, sin embargo, lo encendí nuevamente y... el mensaje desapareció.

¿Cómo podía ser eso posible?.

Entre a los mensajes borrados, y nada, no había rastro del mensaje recientemente recibido. Si antes tenía un mal presentimiento, ese mal presentimiento ha implementado.

(***)

Al llegar a mi casa mi novio estaba jugando con nuestra pequeña mascota, desde lo que pasó en la oficina, estaba confundida, no entendía que fue lo que pasó para que el mensaje simplemente, desapareciera.

Zabdiel se sentó a mi lado y me cubrió con sus largos brazos, dejo un beso sobre mi hombro y empezó a darme leves masajes, mi novio era un total encanto, de eso estaba completamente segura.

—¿Pasa algo?—me pregunto dejando un corto beso sobre mi cuello.

—No—susurre hundida en mis pensamientos, sus largos dedos daban masajes realmente relajantes.

—¿Quieres tomar algo? Podemos divertirnos un rato, mientras me cuentas como te fue hoy—propone, una risa ronca escapó de sus labios al terminar de decir aquello.

—Tentadora oferta, cariño...—dije sintiendo sus labios besar nuevamente mi cuello. —Pero estoy cansada, y me duele la cabeza—susurre rechazando su oferta.

—¿No quieres algo que te ayude a despejar la mente? Soy bueno en eso, sé que te gustará—me dice nuevamente, yo niego con la cabeza.

—Necesito descansar, cariño—dije, él dejo de masajear mis hombros para abrazarme por la cintura.

Llevaba con él seis años de relación, tenemos una mascota que consideramos nuestra hija porque por el momento no teníamos pensado tener hijos debido a que ninguno de nosotros estaba dispuesto a dejar su trabajo para criar a un niño. Ambos nos apoyamos mutuamente, así que sería muy difícil con un niño en la casa, nos veríamos obligados a dejar todo para criarlo. 

Por ende era mejor estar juntos. Solos. Solo él y yo.

—Está bien, al menos cuéntame cómo te fue el día de hoy en el trabajo, mi amor—sugirió mi novio, muy empalagoso.

Sueña ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora