Al amanecer me levanté de la cama, Zabdiel ya no estaba a mi lado, así que supuse que ya había ido al trabajo, alargue mi mano y tome mi celular para mirar la hora, eran las ocho de la mañana; Zabdiel entraba a las siete y yo debía estar en la universidad Selt en la mañana, pero resulta que ahora es la mañana, y yo sigo tendida en mi cama.
Me levanté de la antes nombrada y me acerque al armario para sacar mi uniforme, irónico es que tenga que usar una bata de laboratorio, unos pantalones ajustados de color azul marino, una camisa ajustada del mismo color y unas zapatillas Nike negras.
Examinaba cuerpos, pero no era muy a menudo; la mayoría de veces los examinaba Héctor o Jules, Tayla y yo lo hacíamos solo cuando era de suma urgencia, mientras tanto vagábamos por el mundo buscando cadáveres en todas partes, hasta por debajo de las piedras.
Dejé las cosas sobre la cama y me dirigí al baño con mi toalla en manos, camine despreocupada y con el pensamiento de que mi novio ya había ido a trabajar. Al entrar, la fragancia de mi novio estaba presente en el lugar.
Fruncí el ceño, la fragancia de Zabdiel no era tan pegadiza, no se quedaba en un lugar por mucho tiempo; al ingresar completamente al baño, el cuerpo de mi novio estaba en la bañera, supuse que estaba duchándose.
—¿Zabdi?—pregunte acercándome con lentitud.
No recibí respuesta por parte suya.
Mientras más me asomaba, podía ver con más claridad su cuerpo desnudo en la bañera, mi respiración comenzó a ser acelerada al ver que no se movía ni hacia el más mínimo esfuerzo para hacer algo.
—¿Cariño?—volví a preguntar con voz temblorosa.
No me respondió. Al llegar a la par de su cuerpo, él estaba totalmente sumergido, no se movía, estaba inmóvil en el agua; cerré los ojos mientras trataba de mantener la calma.
Esto no podía estar pasando.
—¡Zabdiel!—exclame tirando de sus hombros con fuerza, sacándolo del agua; él no se movía.
No, no, no.
—Zabdiel, amor—susurre moviendo su cuerpo de un lado a otro.
Antes de que pudiera analizar la situación, mi cuerpo estaba en el agua y Zabdiel estaba sobre mi; hundiendo mi cuerpo en la bañera.
¿No estaba tieso ya?.
—¿Te asusté, pequeña?—pregunto sonriente, todo mi cuerpo (a excepción de mi cabeza) estaba empapado.
Le dedique una mala mirada, tratando de no explotar y regañarle por su forma de actuar tan infantil, casi, casi me da un paro cardíaco por culpa suya y el muy descarado se atreve a preguntar si me he asustado.
¡Por los cuernos de Satanás! ¡Me he pegado tremendo susto!.
—¡Te odio!—exclame golpeando su pecho con ambas manos, Zabdiel rodó los ojos mientras acercaba su rostro al mío y dejaba un tierno beso sobre mis labios. —¡Pensé que estabas muerto!—golpeé su pecho.
—Aún no estamos casados, cuando estemos casados tal vez podré morir—dijo el rubio entre mis labios.
Se alejo de mi rostro y lo acaricio con su dedo índice, marcando el contorno de mi mandíbula, labios, barbilla y luego descendiendo sus manos sobre su camisa que estaba en mi cuerpo, detuvo sus manos cuando llegó a mis senos.
—No vas a dejarme sola, nunca. ¿Entendido?—pregunte, mi novio asintió con la cabeza, ya tenía en claro una advertencia, más le vale cumplirla porque soy capaz de revivirlo y volverlo a matar por atreverse a dejarme sola.
(***)
Al llegar a la universidad comencé a recorrerla, eran las nueve de la mañana pero no veía al oficial Roger por ninguna parte, me pareció raro porque él siempre fue una persona paciente.
La universidad abría a las ocho de la tarde, y el hombre no se atrevería a dejarme sola por estos lugares, resople recostando mi cuerpo contra la pared blanca, buscando a Roger con la mirada, no había nadie más que unos jóvenes de entre dieciséis a veinte años recorriendo el lugar, mirándome como bicho raro.
Sí, estoy vieja y tengo apariencia de haber echado un polvo recientemente, pero tampoco es para tanto, no es como si fuera que ellos son totalmente santos y que fueran a saber mucho de modas.
Anteriormente sufría ataques de pánico y ansiedad cuando la gente se me quedaba mirando, ahora me daba totalmente igual; soy feliz captando la atención de la gente.
Saque mi celular del bolsillo para observar la pantalla, no tenía un solo mensaje de Roger; resople volviendo a guardar mi celular y mirar un punto fijo en el piso.
—Oficial Thompson—la voz del joven Vélez resonó frente a mi, levanté la mirada para verlo con aquella expresión tan dominante. —¿Qué la trae por aquí? ¿Acaso encontró algún muerto en la calle y viene a culparme nuevamente?—me pregunto.
—Buenos días, joven Vélez—dije con amabilidad, el hombre frente a mi se acercó.
No me miro por mucho tiempo, pero se recostó contra la pared, a mi lado; a decir verdad, me resultó raro, el señor Vélez no parecía ser un hombre amigable, por no decir que, no es un hombre amigable.
—¿Y? ¿Qué está haciendo en mi universidad? ¿Buscando novio?—me pregunto, como si estuviera echándome.
—De hecho, estoy esperando al oficial Roger. Hemos quedado en que vendríamos hoy aquí, digamos que, no tuvimos tiempo en la estación para hablar sobre esto—mencione observándolo, él tenía la vista pegada en mi.
Logro intimidarme.
El hombre era tan misterioso, me causaba inseguridad, miedo, intriga, curiosidad… si cualquier persona lo escaneaba de la cabeza a los pies, llegaría a la conclusión de que es un simple hombre que vive su vida como quiere.
¿Pero tendrá antecedentes policiales? ¿Había asistido a algún instituto? ¿Tenía algún título universitario? ¿De verdad era un Vélez?.
—¿Esa es una excusa para venir a verme?—pregunto el hombre con una sonrisa de lado.
—¿Es tan egocéntrico que piensa que todo el mundo muere por usted?—cuestioné, Christopher soltó una risa áspera.
—Corrección; soy tan egocéntrico que sé que la gente muere únicamente para estar conmigo—me dijo.
Nuevamente estaba con sus frases sin sentido, ¿este qué cojones se cree? ¿un ser inhumano? ¿un ser paranormal? ¿un alienígena?, Aún no he pillado que se cree este hombre.
—¿Podría alejarse de mi y dejar de decir ese tipo de cosas?—pregunte mirando la pantalla de mi celular. —Estúpido Elian—dije resoplando.
—¿Estás segura de que le has mandado mensaje al otro oficial?—me pregunto, yo fruncí el ceño.
—Le escribí a la madrugada no puede ser que no se halla mandando el mensaje—murmure.
Entre al chat con Roger y efectivamente, según el celular, la última vez que le envié un mensaje de texto fue hace una semana. Pero según yo, en la madrugada le había mandado un mensaje y después tuve relaciones sexuales con mi novio.
¡¿Qué cojones está pasando?!.
—Creo que necesita un descanso, o tal vez dejar de mentir, agente Thompson—sugirió el hombre guiñándome un ojo para caminar hacia otra dirección.
¿Y si él había hackeado mi celular? ¿Y si él había borrado el mensaje? ¿Y si él está espiándome? Sinceramente ya no sé en qué pensar, ni en quien confiar, estoy tan confundida….***
Necesitaba actualizar, créanme.
¿Cómo están criaturitas del señor?♥️
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Sueña Conmigo
Fanfiction"Sueña conmigo" es la mejor manera de desearle a alguien las buenas noches, pero... para Freya Thompson, era la forma más horrenda de dar las buenas noches. Cuando una ola de suicidios reina el pueblo de Palermo, la agente de policía Freya Thompson...