"Sueña conmigo" es la mejor manera de desearle a alguien las buenas noches, pero... para Freya Thompson, era la forma más horrenda de dar las buenas noches.
Cuando una ola de suicidios reina el pueblo de Palermo, la agente de policía Freya Thompson...
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Otro día más en la universidad.
Otro día más, investigando el suicidio de la chica y investigando el mensaje que simplemente desapareció, porque eso claramente no fue parte de un sueño, eso verdaderamente paso.
Aunque mi novio y las mayores autoridades no me creyeron, yo sabía que ese mensaje llegó y que fue borrado casi al instante de ser recibido, algo andaba mal, estoy casi segura de eso.
Cuando murió la joven Grace, nadie dijo nada, ella no tenía un teléfono celular, no tenía amigos, era la rarita del salón, no tenía novio y todos la tachaban como antisocial, porque decían que no era nada bella. Sin embargo, cuando se suicidó mucha gente asistió al funeral, incluso la chica que se tiró del sexto piso, recientemente.
Roger se acercó a mi lado para observarme, él no entendía porque estábamos en la universidad, aún así decidió venir para no dejarme sola.
—No hay nada, la sangre ya fue limpiada y todo lo que tenía que ver con ella lo tienes tú en la oficina—me dijo.
—¿Tu piensas que solo fue un suicidio? ¿Qué no había nadie tras esto?—pregunte mirando a mi colega.
—Thompson, opino lo mismo que tú, esto fue causado, pero no sabemos porqué, la gente de aquí no habla mucho; no hablaron con la muerte de Grace, mucho menos hablarán con la muerte de Kelly—acotó mi colega, mentiría si dijera que estaba harta de esto, pero amaba estos casos.
Tal vez no encontramos la razón por la cual Grace se puso una soga en el cuello y dejamos ese caso sin resolver, estaba segura de que está vez podía encontrar al causante de esto. No seria fácil, pero lo haría.
—¿Y ya hablaste con el director?—le pregunté, él negó con la cabeza.
—He preguntado por él, pero según dicen, nunca se encuentra por aquí.
—¿No es muy sospechoso?—pregunte, Roger bufo.
—Nosotros no somos la definición de personas que siempre están en la oficina, Thompson… el hombre es alguien ocupado, tal vez por ello nadie sabe nada de él—me dijo, yo asentí con la cabeza mientras observaba el techo de la universidad.
Sentí la mirada de alguien desde ahí.
No había nadie.
La universidad era el lugar menos indicado para cometer un suicidio, tal vez a esas chicas les hicieron algo; no las drogaron, eso estaba claro. Los análisis indicaban que estaban sanas, en su pleno juicio.
—No puedes estar ocupado cuando ocurrieron dos suicidios en tu universidad, es ilógico—dije resoplando.
—¿Ilógico? ¿Por qué sería ilógico?—la voz de un tercero se escucha a nuestras espaldas.
