♡ Prólogo

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Me removí pesadamente en mi cama, el ruido me había despertado. Tallé los ojos con el torso de mis manos y me acosté nuevamente, apoyada con los antebrazos.

Bajé a la cocina por un poco de agua. Por alguna razón había acostumbrado a siempre tomar un vaso con agua al despertar, me mantenía ligera y activa.

Al bajar las escaleras logré escuchar voces, reclamos más bien, en susurros.

Sabía perfectamente lo que estaba ocurriendo en la habitación de mis padres; lo único que me quedaba era encerrarme en mi recámara y escuchar música a todo volumen mientras leía.

Me dirigí nuevamente a mi habitación.

Trate de ser cuidadosa de que mis pantuflas de peluche no hicieran ruido al tocar con la madera del suelo, debo ser muy torpe, pues en el trayecto tropecé con un mueble mientras mi cabeza pensaba y no prestaba atención a lo que hacía, ocasionando que casi cayera el florero favorito de mamá y que yo chillara por asustarme.

No tardó mucho cuando mamá salió de su habitación y apareció a un lado mío, con algo para limpiar la poca agua que se había derramado sobre el suelo.

Trato de disimular que lloraba, cubriendo sus ojos rojos con el cabello en la cara.

Quería preguntarle porqué peleaban -aunque ya supiera la respuesta- me daba demasiada tristeza verlos así.

Extrañaba tanto el sonido de sus risas adornando todo aquel lugar en el que ambos estuviesen juntos, extrañaba los ambientes felices libres de gritos y llantos.

Ahora solo son recuerdos. Memorias rotas y los pequeños extractos de amor de la relación de mis padres.

No me  había percatado de que la estaba viendo fijamente, tratando de verla a los ojos hasta que interrumpió mis pensamientos cuando finalmente hablo.

—Creí que aún seguías durmiendo, pequeña, aún es muy temprano.

—Tenía sed. —mentí, aunque en parte era verdad —¿Ahora por qué pelearon?

—Tú no debes preocuparte por eso, eres muy pequeña para entender cosas de adultos. —revolvió mi cabello.

—Puedo entender perfectamente lo que quieras decirme, mamá.

Y al instante el lugar se volvió un tanto silencioso-incomodo. Intenté formular algunas palabras en mi cabeza; sin embargo, todas serían en vano. Porque ella solo respondería con un par de frases y después, todo terminaría en el mismo silencio.

Ella me gano en hablar, ordenando que fuera de nuevo a mi habitación a darme una ducha, puesto que iríamos al funeral de la madre de mi mejor amigo.

Nos conocíamos desde hace poco, dos años a lo mucho. En el jardín de infantes.

Su familia siempre me pareció muy alegre, llena de vida y amor. Claro, tal vez es porque comparada con la mía destaca mucho más en todos los sentidos.

Su madre siempre fue una persona muy alegre y bondadosa, le gustaba pasar tiempo con su familia o al menos era lo mostraba.

No me imagino cuánto debe dolerle a mi mejor amigo, su madre lo mimaba demasiado, ella era como su mejor amiga.

Al cabo de casi media hora que termine de arreglarme y prepararme mentalmente para despedirme de mi mejor amigo, bajé a la sala, vería caricaturas en lo que mis padres terminaban de alistarse.

Por el reflejo de la televisión vi a papá bajar las escaleras, dirigiéndose a la puerta principal.

—¿A dónde irás? —pregunté, al darme cuenta que su porte no pintaba para la ocasión.

Extractos de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora