Capitulo 1 (Diez años después)

35 1 0
                                    

(EN LA ACTUALIDAD)

Parada frente a la ciudad que la vio nacer, crecer y vivir la mayor parte de su vida. Vestida con unos tenis viejos rojos, pantalón de mezclilla y un suéter con un pájaro en él. Una chica de 25 años llamada Valeria se disponía a volver luego de casi diez años. Su regreso no sería fácil, de hecho no tenía ya amigos ni siquiera familia que la estuviera esperando, ahora verán porque.

Había bajado del autobús en que recién había llegado. Caminaba entre la gente y a lo lejos veía la enorme ciudad.

Sonreía feliz por haber regresado pero al mismo tiempo estaba asombrada. No paraba de mirar hacia los lados viendo los cambios que habían.

- ¿Taxi señorita? - Le preguntaba un taxista

Ella tomó un taxi y pidió que la llevara a una colonia especifica de la ciudad, el taxista fue muy amable. Se sentó en el asiento trasero pero de inmediato notó que Valeria era una turista por su forma de vestir:

- ¿Usted es de aquí? - Preguntó el taxista

- Sí pero he estado afuera mucho tiempo, por eso luzco así - Respondió Valeria

- ¿Cuál es su nombre? -

- Valeria, me llamo Valeria -

El taxista permaneció en silencio por unos momentos. La chica miraba a través de la ventana muy asombrada

 Casi diciendo:

- Guau -

Quizás era una reacción normal para alguien que acaba de volver después de mucho tiempo.

El taxista la miraba incesante a través del espejo retrovisor y pensaba:

- Esa chica se me hace conocida -

Su rostro le parecía familiar pero no recordaba exactamente dónde la había visto. Valeria únicamente miraba a través de las ventanas las calles de la ciudad mientras sonreía.

A su mente del taxista vino un recuerdo lejano, un periódico viejo:

De pronto Valeria pidió la parada.

- Creo que hemos llegado -

El taxista detuvo la marcha y Valeria descendió del auto. De su monedero sacó un billete para pagar al taxista. Cuando el taxista abrió su guantera dentro del taxi para ver si tenía monedas porque su pasajera no tuviera cambio, de pronto de su guantera cayó un papel viejo y una vieja fotografía de una chica; aquello era una invitación al funeral de una chica que había sido brutalmente atropellada hace casi diez años, el taxista asustado miró a la chica que aparecía en aquel papel y la fotografía, en el nombre y luego miró a su pasajera, asustado notablemente con aquella expresión en su rostro, arrancó el automóvil de inmediato dejando a Valeria parada en el lugar

- Espereeee. Por favor espérese aún no le he pagado... mi pasaje - Dijo Valeria levantando las manos y gritando para que el taxista se detuviera. Pero este no lo hizo.

Valeria pensó:

- Debo decir que me llamo de otra manera. Quizás por eso el taxista se asustó. Me reconoció -

Valeria levantó la mirada. La colonia donde el taxista la había dejado. Allí vivió ella hace diez años y ahora lucía muy diferente que hace diez años, claro que la nostalgia invadió a nuestra protagonista. Cruzó el puente que estaba sobre la autopista que la separaba de la colonia. Notaba que muchas cosas habían cambiado, incluso la calle, antes solía ser de terracería ahora es de pavimento total. Las casas son incluso más coloridas. 

Caminó por las calles de la colonia. Ella realmente estaba muy asombrada. Había muchas cosas nuevas. Casas nuevas. Tiendas y en general, la colonia se había hecho mas grande.

Llegó hasta unas calles más arriba con la esperanza de encontrar la casa donde la había habitado pero ella tenia en mente que no podía llegar así nomas porque ella estaba ocultando un secreto. Por eso tampoco podía decir que se llamaba Valeria.

Su sorpresa fue que no encontró casa alguna. Únicamente halló un terreno baldío cerrado por una cerca de madera.

Se puso un poco triste porque creyó que ahí podía encontrar a su familia pero ahora vive nadie allí.

Se acercó a la primera persona que vio caminar por la calle. Preguntando por la señora Anna o por Jennifer. Pero nadie supo darle respuesta alguna.

Anna era su señora madre de Valeria y Jennifer era su hermana mayor.

- Esas persona ya no viven aquí desde hace tiempo - Le dijo una anciana que se le quedó mirando a Valeria con una mirada como si la conociera

Ella siguió caminando y recordó que por ese misma colonia. Vivían sus padrinos de bautizo: La señora Mónica y el señor Pablo.

En aquel tiempo la señora Mónica y el señor Vicente rentaban habitaciones en su casa, pues donde ella vivía parecía algo así como una tipo vecindad. Esperaba que todavía lo siguiera haciendo. Quizás podría quedarse con ella rentando.

Así que de inmediato se dirigió a su casa encontrándola unos metros más abajo. 

La casa de sus padrinos ya no tenia del mismo aspecto que el de hace diez años. Lucía un poco más colorida y parecía tener más habitaciones. 

Sobre la puerta roja estaba un pequeño letrero: Se renta cuarto

Valeria sintió mucha felicidad al verlo ¡Podía tener donde quedarse!

Tocó la puerta de metal sin recibir una respuesta. 

Así estuvo tocando por casi cinco minutos y nadie le respondió desde adentro.

Se sentó sobre la banqueta para ver si alguien salía cuando vio a una mujer casi de la tercera edad cargando unas bolsas del mercado a lo lejos venir.

Valeria corrió hacia ella para ayudarle a cargar esas bolsas que se veían pesadas.

- Muchas gracias jovencita, en verdad necesitaba ayuda. Esta calle está muy empinada - Dijo la señora Mónica que en ese momento todavía no reconocía a Valeria

- Lo sé. Tuve mucha suerte de encontrarla - Dijo Valeria

- ¿Cómo te llamas jovencita? - Preguntó la señora Mónica

- Va... Estefanía. Me llamo Estefanía - Dijo la joven mintiendo sobre su nombre

- Y dime Estefanía ¿eres de aquí? - 

- Sí... No - Contestó rápidamente Valeria  - Estaba buscando un lugar donde rentar -

- ¿Dónde rentar? Bueno yo rento cuartos a muy buen precio - Le dijo la señora Mónica mientras observaba su rostro - Te pareces mucho con alguien - 

- ¿Ah sí? ¿Con quien? - Respondió con confusión Valeria

- Con una muchachita que vivió hace mucho tiempo aquí. Era mi ahijada -

- ¿Y dónde se fue ella? - 

- Ay Estefanía, ella ya murió, murió hace ya muchos años. Se llamaba Valeria, yo la quise mucho - 

- Vaya ahora entiendo porque se asustó el taxista - Pensó Valeria

Valeria y Mónica llegaron a casa de ella. Valeria notó que en efecto, la casa de la señora tenía más habitaciones. Al parecer no tenía inquilinos porque se veía muy solo y en silencio la mini vecindad.

- ¿Gustas tomar asiento? y de antemano muchas gracias por ayudarme jovencita. ¿Gustas un vaso de agua? -

- Eh. Está bien. Muchas gracias - Respondió la muchacha

Después de ayerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora