2

34 4 2
                                    

— ¿Y bien? —Escupió acercándose cada vez más, esa mirada tan fría, y a la vez tan cansada... La determinación que irradiaba daba a entender que esto no terminaría pronto— No me dejas opción

Guardó su arma, y en un movimiento que invade mi espacio hace que camine hacia atrás, se acerca aún más haciendo que quede acorralada ya que una cómoda no tan alta hizo que mi caminata en reversa se detuviera, él posó ambos brazos a los costados; ahora era difícil dejar de mirarlo ¿debería de mirar hacia la ventana? ¿algún punto muerto? ¿O debería reunir valor otra vez y mirarlo? Lo último parecía ser mi única opción, pues no importaba hacia donde mirara, él imitaba mis movimientos. Podía sentir su respiración, no podía descifrar esa mirada o su postura, quizá los nervios me traicionan y ahora no puedo siquiera pensar con claridad... si la situación fuera otra, juro que lo habría besado ¡Pero que va! Si apenas y puedo hablar (y ni eso) ¿por qué pienso esto justo ahora? Parece que no soy la única consciente de la enorme tensión ya que carraspea para hacerme otra pregunta;

— ¿Qué llevas en esa mochila? Responde rápido —Cuando dijo lo último me atreví a mirarlo fijamente, tenía la intención de hablar pero mi boca apenas y se abrió un poco para intentarlo, tal parece que mi mirada fue mal interpretada, ya que enarcó una ceja y cuestionó otra vez— ¿a qué viene esa mirada desafiante?. Tal parece que no tienes el valor para hablarme pero sí para mirarme de esa forma y bueno, como gustes... yo quise darte la oportunidad de hablar —Retrocede un poco para volver a apuntarme con su arma, quitando el seguro nuevamente— Pero supongo que no lo harás.

Mis ojos se abrieron más de lo normal cuando lo vi retomar su postura, sabía que si no hablaba iba a ser asesinada de todas formas, "haz que lo valga" repetía para mi. Respiré hondo y por fin hablé — Y...yo —Sentí mis labios temblando, mis manos sudaban y mis piernas se sentían débiles. Con el valor que me quedaba (muy poco, por cierto) volví a hablar, podría haberlo hecho mejor en mi acto de valentía, de no ser por que ahora su cabeza se inclinó levemente hacia un lado y se acercó un poco más, esto sin bajar el arma. Por primera vez en esta noche pude descifrar alguna emoción, pude notar cierta ¿curiosidad?, y cómo no... si desde que me giré no he hablado y he entrado a su casa sin ser invitada, en realidad entré a este país sin ser invitada y apenas me encuentren seré ejecutada... aún estando aquí podría serlo.

— Yo me perdí —hablé tan rápido y tan bajo, siendo casi un susurro a lo obviamente él respondió con un "¿Qué dijiste?" Y mientras rodaba mis ojos volví a hablar, odiaba repetir las cosas y odiaba admitir que él tenía razón en hacer que las repita.— ¡Me perdí! Estaba en una sesión pero de pronto hubo derrumbes todos tratábamos de huir ¿sabes? y alguien me empujó en medio de toda esa conmoción, y caí... me lastimé y no supe como regresar ¿ok? Muéstrame el camino de regreso a la frontera ¿sí? Prometo no decir ni una palabra

Lo miraba esperanzada, no parecía creerme y por lo tanto no bajó su arma— No me crees, verdad? Lo juro que no soy una espía —en una loca idea nació la esperanza, pues se me ocurrió una forma de confirmar mi identidad— ¡Puedes buscarlo en internet! Soy una modelo en el sur, puedes confirmarlo! —sonreí ante mi "solución", pero mi optimismo se vino abajo cuando resopló y luego pasó una mano por su rostro, mostrando cierto fastidio

—No dispongo de electricidad las veinticuatro horas del día pero ¿tú crees que dispongo de internet? —bajó el arma, y se acercó nuevamente, barriéndome con la mirada y tratando de no reír —No pareces ser lo suficientemente lista para ser una espía, no te preocupes que no sospecho eso —se aleja nuevamente, ahora se dirige hacia la puerta corrediza que quedaba a tan solo unos pasos de la cómoda

¿Señor frialdad está siendo sarcástico? resoplé acompañado de una pequeña risa, lo que ocasionó que de inmediato se diera la vuelta— ¿Qué es tan gracioso? —dijo recargado sobre el marco de la puerta, cruzando sus brazos y siendo iluminado por un poco de luz que entraba gracias a la ventana, dando una imagen como en aquellos programas asiáticos donde el galán aparece en escena con alguna canción romántica, con una toma desde los pies hasta mostrar el rostro del atractivo actor. Solo que aquí no había cámara, ni música, no era un programa, él estaba frente a mi.

Dos mundos | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐚𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora